Transcurridas cuatro décadas de la Guerra de Malvinas, perdidas o retaceadas entre otros relatos, más historias de lo ocurrido en 1982 se abren al público y vuelven a ser el foco de renovados análisis. En ese marco se inscribe Civiles en Malvinas, la miniserie que a partir de valiosos testimonios en primera persona rescata lo vivido por los tripulantes de buques mercantes y pesqueros, que durante el conflicto bélico con el Reino Unido pasaron a disposición de la armada argentina para llevar adelante tanto acciones de logística como misiones de inteligencia. También recoge las voces de las mujeres que prestaron diversos servicios en ese dramático escenario que marcó la historia del país.

Dirigida por Matías de Lellis, la producción que se estrena este martes 20 por la Televisión Pública cuenta con cuatro episodios, que resumen años de trabajo. “La investigación se inició en 2011. Las historias de los civiles, que además involucraron un montón de rubros, profesiones y oficios, son un montón, y no hay bibliografía, no hay información, y nos costó mucho tiempo saber qué había sucedido. Fue un trabajo enorme dar con los protagonistas de estos acontecimientos en particular que quisimos rescatar”, cuenta el realizador, que este año lanzó también otra película documental sobre Malvinas, Detrás de la sombra, acerca del hundimiento del pesquero Narwal. “Con la experiencia de leer y hablar con historiadores sobre el tema, aprendí que aunque cuatro décadas parezca mucho tiempo, cuando se trata de una guerra, es poco; poco para conocer los secretos e historias silenciadas. Hay misiones y operaciones de las que ni siquiera existe información en Google”. La desclasificación de datos, la deconstrucción de relatos anquilosados, y en suma, correr los velos del pasado, implica un proceso político y social complejo.

En cuanto a lo que muestra Civiles en Malvinas, De Lellis apunta que si bien es usual que se utilice a la marina mercante para trasladar tropas, armamentos o como apoyo logístico general durante un conflicto bélico, eso suele ocurrir con la escolta de buques militares. “Pero en este caso, hubo barcos que estaban navegando y les dieron una misión de espionaje con toda tripulación civil, y no tenían muchas posibilidades de elegir. En estas historias que contamos descubrimos, además, que muchos de los protagonistas quedaron con cierto temor de hablar. En algunos casos, no en todos, al regresar de esas misiones que les encargaron durante la guerra fueron amenazados para que no hablen”.

Los capítulos tienen su derrotero propio. El primero habla del buque mercante Río de la Plata. De regreso de un viaje por el Mar del Norte, su tripulación recibió una comunicación de la empresa ELMA (Empresa Líneas Marítimas Argentinas) en la que se le encargaba dirigirse a la Isla Ascensión, ubicada en el océano Atlántico, para espiar a los buques británicos que se encontraban allí y pasar la información a los militares en un código interno secreto. “Los ingleses se estaban reorganizando en una parada técnica para continuar hacia las Malvinas, que habían sido tomadas por la Argentina”, cuenta de Lellis. El director registró en 2012 el testimonio del capitán del buque, Carlos Benchetrit, que falleció en 2018: “Tiene un valor histórico único”, afirma.

La serie también se dedica a contar la historia del carguero Carcarañá, y de su nexo con los buques Isla de los Estados y Formosa. Los tres llevaban y traían provisiones y cumplían otras tareas de logística. “El buque Isla de los Estados fue bombardeado, se hundió y murió toda su tripulación: se salvaron sólo el capitán y un tripulante más”, apunta el director. Y hay un capítulo dedicado a las mujeres civiles que participaron en Malvinas, entre ellas, las instrumentadoras quirúrgicas que estuvieron en el TOAS (Teatro de Operaciones del Atlantico Sur), en el buque Almirante Irizar. “Más allá de sus tareas específicas, ellas colaboraron también en un montón de otras cosas. Y hubo mujeres en las tripulaciones de los buques de la Marina Mercante, que estuvieron durante el combate”, puntualiza de Lellis.

Otro episodio da cuenta de los pesqueros como el Narwal y el Usurbil, que salieron del puerto de Bahía Blanca. “Eran tripulaciones con menos preparación que los marinos mercantes, hablamos de trabajadores de barco, a los que también les asignaron misiones de espionaje”. El Narwal fue atacado y a causa de ello, falleció un tripulante. El resto fueron capturados por los ingleses, y permanecieron como prisioneros en el portaviones británico Invencible.

“Nadie está preparado para una guerra. Es muy obvio lo que estoy diciendo, pero el impacto de lo inesperado y la sorpresa de verse en esa situación, para los civiles, fue tremendo”, reflexiona de Lellis. “También es cierto que existe una ambigüedad de sentirse un poco víctimas, porque los obligaban a participar, pero al momento de decidir afloraba el espíritu patriótico. Esa contradicción está”. Muchos de los civiles de Malvinas -que incluyeron, además, desde teleoperadores hasta empleados de vialidad, aunque la miniserie se enfoque en grupos específicos- al igual que los excombatientes, también sintieron el rechazo social. “Creo que eso está ligado a algo muy argentino. Cuando algo sale mal somos derrotistas, hay que esconder los fracasos, e influyó, desde luego, que el gobierno militar quiso tapar las historias que no le eran convenientes”.

El director resume la importancia de la producción en una frase: “Estar a tiempo”. Y amplía: “Los que eran jóvenes en 1982 están avanzados en edad o ya no están. Creo que no es lo mismo narrar estos hechos a través de un historiador o de alguien que cuenta lo que le contaron. El peso del testimonio de los protagonistas que estuvieron ahí le da un valor de documento a la serie”.

Civiles en Malvinas
Miniserie documental de cuatro episodios. Dirección: Matías de Lellis. Con producción de Mandrila y Renacer Audiovisual (Ministerio de Cultura, Secretaría de Medios Públicos y Contenidos Públicos S.E). Desde el martes 20 al viernes 23 de diciembre, a las 23, por la Televisión Pública.