La nueva propuesta de Dennis Kelly, el creador de Utopía, promete ser uno de los títulos más destacados de HBO para esta menguada temporada de series. Se trata de una historia de suspenso que explora ciertas dimensiones del terror, juega con buenas actuaciones –entre las que se destacan los roles protagónicos de Jude Law y Naomie Harris– y apuesta a la calidad en el tratamiento de la imagen.

La particularidad del relato es que se estructura en seis episodios divididos en dos partes: Verano, los tres primeros capítulos protagonizados por Jude Law, e Invierno, que muestra la llegada del personaje de Naomie Harris. Como puente entre ambas partes se presentará Otoño, una obra de teatro que tendrá lugar en Reino Unido con capacidad limitada de asistentes y que será transmitida como una suerte de episodio en vivo.

Cuando comienza la serie no entendemos por qué el personaje de Sam (Jude Law), un aparente hombre de negocios, se encuentra perdido o deambulando en medio de un bosque. Allí asiste a una espectacular escena cuando ve a una joven ahorcándose. Sam la socorre y le ofrece llevarla a su casa. La joven lo guía hacia la Isla Osea, una isla frente a la costa británica, a la cual deben acceder mediante un largo y sinuoso puente. El ambiente de Osea es pintoresco y los lugareños están prontos a celebrar un festival tradicional, donde la liturgia será por momentos entre incomprensible y lúgubre. El territorio, los padres de la joven y otros personajes estereotipados se presentan de manera impetuosa, como quienes tienen algo que ocultar.

La vida de Sam fuera de la isla se narra mediante conversaciones telefónicas donde se percibe que atraviesa problemas financieros y dramas familiares que no se terminan de comprender. Al querer retornar, encuentra el puente cerrado y debe quedarse una noche en la isla. Allí conocerá a una mujer que se hospeda en su mismo hotel y que prepara una tesis de doctorado sobre la celebración que está a punto de llevarse a cabo.

La serie puede caracterizarse como un thriller psicológico que a la vez pertenece al subgénero del folk horror, desarrollada en un ambiente rural donde se apela a los recursos de creencias y mitos paganos anclados en las tradiciones locales, que en general devienen en escenas siniestras que involucran rituales, deidades y sacrificios. Otras características de estas historias es el ingreso de un forastero que se ve imposibilitado a irse en medio de un ambiente enrarecido por la inquietante amabilidad de sus lugareños. Desde allí parece explorar el terror, ya no desde la desgastada dimensión sobrenatural ni apelando al gore sino mediante sofisticadas escenas que desde cierta cadencia van construyendo el impacto.

En este sentido, la serie retoma elementos de Midsommar, una interesante película estadounidense-sueca que ubica su narración en medio de un macabro festejo por la llegada del solsticio de verano en Suecia. El tercer día, como la película, se ubica de manera explícita en verano y promete transitar las estaciones del año como un índice protagónico más en el devenir del relato.

Una de las potencialidades de la producción radica en su factura técnica, en el plano sonoro, la iluminación, la ambientación, la fotografía y el juego de cámaras. En el primer capítulo se puede apreciar cierta pretensión de una narración poética en las escenas más elocuentes, donde lo desconocido debe presentarse como natural y aterrador.

El cambio de protagonista se da en la segunda parte, cuando el personaje de Helen (Naomie Harris) llega a la isla para celebrar el cumpleaños de una de sus hijas. Desde allí las historias y los roles protagónicos en un mismo escenario parecen no tener correlato, pero el bonus de la narrativa transmedia conectará las historias en una puesta en vivo en coproducción con la compañía teatral Punchdrunk, de la que solo trascendió que durará 12 horas y que será transmitida el 3 de octubre. Allí los seguidores ilustrados en estas dinámicas se consagran como un protagonista más.

Se trata finalmente de una jugada interesante en el entramado de producciones de calidad y disruptivas de HBO, un relato que entretiene mientras avanza lentamente. Una serie que se pliega a la tendencia de acortar las temporadas, mientras apela a una forma narrativa novedosa que promete interpelar desde la novedad a las habituales audiencias amantes del terror y el suspenso que deja sin aliento.  «