Este viernes 7 de enero, Warner Chappell Music lanza una versión individual y mejorada de Toy, el disco que David Bowie dejó trunco hace veinte años atrás por problemas con su sello discográfico de entonces y al cual, por ese motivo, se lo conoció como su disco “perdido”. El álbum, que incluye nuevas grabaciones realizadas en Nueva York de algunas de sus canciones publicadas entre 1964 y 1971 y otros temas hasta entonces inéditos, fue incluido recientemente como parte de un box set de lujo que compilaba la obra del artista, pero ahora tendrá su lanzamiento propio y la novedad de incluir más material. La noticia llega con el anuncio formal de la compra por parte de Warner del catálogo del músico.

Toy:box , la nueva edición, trae distintas mezclas de canciones del Duque Blanco y versiones de “Liza Jane”, el  simple con el que debutó, y otras como “In The Heat Of The Morning”, de 1967. También incluye fotografías del artista que no se dieron a conocer antes. El álbum consta de 3 CD, pero los fanáticos y nostálgicos también pueden comprar las variantes en vinilo e incluso, en cassette.

Bowie es autor de grades temas y uno de los artistas más prolíficos. Este lanzamiento promete ser una de las muchas novedades que Warner tendría previstas a partir de l adquisición de la obra que el músico británico forjó a lo largo de seis décadas.  “Estas no son sólo canciones extraordinarias, sino hitos que han cambiado el rumbo de la música moderna para siempre», dijo en un comunicado el consejero delegado del sello, Guy Moot, quien describió el catálogo de Bowie como «rompedor, influyente e imperecedero».

El portal especializado Variety aseguró que Warner pagó a los herederos de Bowie más de 250 millones de dólares por el catálogo del autor de «Heroes», «Changes», «Let’s Dance», «Ziggy Stardust», «Starman», «Rebel Rebel», «Fame», o su colaboración con Queen de 1981, «Under Pressure», por citar las más populares.

La cifra de los 250 millones de dólares es menos de la mitad de los 535 millones de dólares de los que habían hablado algunos medios británicos en noviembre, y quedó lejos de los 500 millones que pagó Sony el pasado mes de diciembre por el catálogo de otro icono de la música, Bruce Springsteen.