Los nombres de las bandas o proyectos musicales suelen tener una gracia finita. Una idea inteligente, audaz y/o graciosa puede naufragar en el mar del absurdo a los pocos meses de ser consagrada. Del otro lado de esas circunstancias, Hermano Hormiga resuena como un sello exacto a la medida de sus protagonistas. Lisandro Aristimuño y Raly Barrionuevo construyeron una asociación de apa-rente simpleza, pero gran sabiduría, una organización que surge de la tierra y puede llegar casi hasta donde se lo proponga. Como las hormigas. La hermandad entre Barrionuevo y Aristimuño comenzó hace casi tres años con giras por el interior del país y este año redundó en su primer disco y su primer show en la Ciudad de Buenos Aires, este sábado en el teatro Gran Rex.

Lisandro Aristimuño está sentado cómodamente en una butaca de su estudio ubicado en el barrio de Parque Chas. Hace días llegó de tocar con Hermano Hormiga en las ciudades de Tucumán, Salta y Tilcara. Está contento. Sonríe relajado y entre mate y mate cuenta anécdotas de los shows en un espacio superpoblado de equipos de audio, notebooks y micrófonos. Casi una metáfora de su vida. La naturaleza de Hermano Hormiga lo entusiasma hasta a la hora de revelar cómo surgió el proyecto. «Contrariamente a lo que sucede en tantos otros casos –destaca–, esto nació de la amistad. Somos grandes amigos con Raly. Me acuerdo de que todo comenzó en 2004, cuando edité mi disco Azules Turquesas. Raly lo escuchó, le gustó mucho y se le ocurrió mandarme un mail para contarme todo eso y presentarse. A las pocas semanas me invitó a una peña donde tocaba y me convocó para que subiera al escenario. Desde ahí nos hicimos cada vez más amigos. Creo que nos une cierto compromiso y búsqueda humana, la autogestión y compartir que la música es mucho más que entretenimiento, decididamente creemos que es algo mucho más profundo».

Las giras son casi un modus operandi de Raly Barrionuevo. Si bien su forma de componer, cantar y entender la música va más allá del folklore tradicional, tocar en peñas, fiestas nacionales y encuentros en pueblos hace de su vida un recorrido itinerante y recurrente. Pero inmediatamente necesita volver a Unquillo (Córdoba), su lugar en el mundo. «Unquillo es lindo, vivo en un lugar con mucha naturaleza, pero no se trata sólo de eso. Me apasiona su gente, poder vincularme con ellos, compartir alegrías y dolores. Hace seis años sufrimos unas inundaciones muy graves y creo que eso fue un gran punto de quiebre. A través de un amigo que es de acá me involucré mucho. Hicimos múltiples movidas en el pueblo y creo que eso permitió que la gente me quisiera de otra manera. En Unquillo vivo como me gusta y necesito vivir», destaca Barrionuevo, vía telefónica, desde el living de su casa.

Unquillo en general y ese living en particular son claves en la historia de Hermano Hormiga. En ese espacio, asados y otras comidas mediante, se consolidó la amistad y comenzaron las primeras guitarreadas que desembocaran en el repertorio de este proyecto y su reciente disco homónimo. «Lisandro se toma mi casa casi como un spa –cuenta Barrionuevo risueño–. Viene seguido a desenchufarse y pasarla bien. Lo único que lo hace rezongar un poco son los gallos, que por acá tienen horarios propios (risas). Charlamos mucho en esos encuentros y muy naturalmente se nos ocurrió tocar temas que nos gustan. Nunca tuvimos un plan. Esto surgió de «¿te acordás de tal tema? ¿Te acordás de tal otro? Y de las ganas de tocarlos».

La versión de Aristimuño es coincidente. Confiesa su debilidad por escapar de la locura de la Ciudad de Buenos Aires –es oriundo de Viedma– y refugiarse en la casa de Barrionuevo. Pero destaca con todavía mayor énfasis la química natural que se hizo presente des-de las primeras zapadas. «Eran cosas de sobremesa, sin ningún tipo de preparación. Pero las voces se acomodaban perfectas, como si hubiéramos ensayado. Además, Raly es como un Wikipedia del fol-klore. Conoce el repertorio de todos, las mejores versiones, en qué momento se compusieron casi todos los temas… No puede parar. Y, además, coincidíamos en el gusto de muchas canciones que es-cuchábamos en nuestras casas cuando éramos chicos. También fue muy divertido elegir los temas que más nos gustaban del otro», recuerda Aristimuño.

El repertorio fue seleccionado en aquellos encuentros casuales y madurado en vivo. Incluye sentidas versiones de «El necio» (Silvio Rodríguez), «El surco» (Chabuca Granda), «Ojalá que llueva café» (Juan Luis Guerra) y «La Sixto Violín» (Raúl Carnota), canciones no tan difundidas de los protagonistas y dos inéditos a la medida de este proyecto: «Vida del rionegrino» (Aristimuño) y «Amanda» (Barrionuevo). Lejos de los clichés, la simpleza en las orquestaciones brinda un marco ideal al trabajo: las guitarras, algún piano y un mínimo de percusión potencian las voces y melodías. Barrionuevo propone un tono potente y una personalidad más expansiva, Aristimuño ofrece un registro más agudo e introspectivo. El disco fue grabado en el mítico living donde nació el proyecto. Uno de los primeros temas que tocaron y registraron fue «El necio», donde cantan «La necesidad de vivir sin tener precio», una suerte de declaración de principios de un proyecto con un gran presente y mucho futuro.

Esta tercera gira –la primera con el disco bajo el brazo– incluyó shows en Villa Giardino, Santiago del Estero, Montevideo, La Plata, Luján, Marcos Juárez, Rosario, Tucumán, Salta, Tilcara, Córdoba, Mendoza y el cierre, este sábado, por primera en la Ciudad de Buenos Aires. Nada mal para una Argentina en plena recesión, donde los consumos culturales se convirtieron casi en un bien suntuoso.

Pero más allá del disco y el cierre de esta gira, Hermano Hormiga llegó para quedarse. La libertad y soltura que facilitan el proyecto augura mucho más desarrollo. «Los dos somos solistas y nos resulta muy divertido descansar de nosotros mismos al frente de todo. Al fin de cuentas, Hermano Hormiga es como un superhéroe que nos protege y potencia. Un proyecto como este nos permite vincularnos con la música de una manera mucho más simple y lúdica. No nos imponemos ninguna regla, sólo nos guía lo que tenemos ganas de hacer», destaca Aristimuño. Barrionuevo, por su parte, concluye: «Nuestra mística se sostiene en la amistad. Hermano Hormiga va a tener un camino muy largo porque nos divierte mucho darle vida. Vamos a seguir grabando, tocando y girando, no tenemos ninguna duda. Disfrutamos cada uno de esos momentos y por eso también los protegemos: no nos dejamos subordinar a ninguna lógica de mercado. Por eso nos sorprende todavía más que, en plena crisis, hayamos logrado agotar las entradas de todos los lugares donde tocamos. Nos da todavía más ganas de dejar todo sobre el escenario porque valoramos el esfuerzo que hace el público en un este contexto tan duro». «


¿Cuándo?

Hermano Hormiga. Lisandro Aristimuño y Raly Barrionuevo presentan su disco debut. Sábado 31 de agosto a las 21 en el teatro Gran Rex, Avenida Corrientes 857.