Nació en 1980, es actriz, dramaturga y desde hace más de 15 años forma parte del grupo teatral Piel de Lava junto a Laura Paredes, Elisa Carricajo y Valeria Correa. Con ellas creó uno de los sucesos más potentes de la cartelera teatral de los últimos años, Petróleo, obra que en los próximos meses girará por España.

Su nombre, Pilar Gamboa, es sinónimo de calidad, y de hecho en 2021 fue reconocida con el Premio Konex a Actriz de Teatro de la década, entre otros reconocimientos ganados por distintos trabajos. En cine trabajó en Recreo de Jazmín Stuart (ganó premio a mejor actriz en el Festival internacional de Huelva); El incendio, de Juan Schnitman (mejor actriz en el Festival de cine de Málaga); en Cómo funcionan casi todas las cosas, de Fernando Salem (premio sur como Mejor Actriz de Reparto); y en 30 noches con mi ex donde compartió cartel y fue dirigida por Adrián Suar, entre otras.

En estos momentos participa de las obras Inferno (jueves, 20:30, en el Teatro Astros, Av. Corrientes 746) y Petróleo (miércoles a las 20:30 en el teatro Metropólitan, Av. Corrientes 1343).

-¿Alguna vez pensaste en dedicarte a otra cosa que no fuera ser actriz?

-Cuando terminé la secundaria quería ser psiquiatra, pero por esas cosas de la vida me anoté en el CC Rojas y empecé a estudiar. Las primeras clases improvisé y me gustó mucho. Así que seguí por ahí. Pero tampoco tuve un llamado a la profesión desde pequeña.

-¿Cómo eras de niña?

–Era bastante tímida, pero había cierto histrionismo  que surgía de vez en cuando. Era medio imitadora, me gustaba inventar cosas. También era un poco payasa, pero todo puertas adentro.

-¿Cuándo cambió todo?

-A los 18, en aquellas primeras clases, hasta ahora, que tengo 43. Antes no estaba en mi radar ser actriz.

-¿Pero te gustaba jugar o pensabas demasaido en el colegio?

-Siempre fui de armar universos, mundos paralelos, las ficciones me acompañaron mucho. Jugaba con mi hermana más grande. Pero también era muy de la plaza, de jugar con otros chicos y chicas del barrio. Era todo muy físico: trepar, saltar, andar en patines.

-¿Se encontraban después de hacer la tarea?

-Si obvio, yo era re nerd, re buena alumna. Normal en realidad, pero nunca me lleve materias. No disfrutaba la escuela, pero la pesadilla era tener que dar algo en diciembre o marzo. Entonces hacía todo lo que podía para que eso no pasara. No me era fácil, pero me esforzaba por el terror que tenía a los exámenes o estudiar en el verano.

-¿Tu familia te alentó para ser actriz?

-Éramos clase media, pero de consumos culturales abundantes. Mi papá y mi mamá eran empleados, no universitarios, pero les gustaba mucho leer, escuchar música, íbamos al teatro o al cine. Desde ese lado siempre estuve estimulada.

-¿Algo de todo eso te influyó más?

-La literatura. Mi papá tenía una biblioteca muy variada y completa. Me transmitió esa pasión por leer. De chica y adolescente, siempre los libros fueron un refugio para mí. Me gusta el objeto.

-¿Y qué tipos de lectura eran de tu gusto?

-Con la maternidad, ahora, encontré la poesía, que me permite disfrutar de leer en los pocos momentos que mis dos niños me permiten. Pero siempre me gustaron las novelas, los cuentos y los ensayos también, pero más las novelas.

-¿Que autores te marcaron?

-En un momento los autores estadounidenses me atraparon. (John) Cheever, (Raymond) Carver, John Kennedy Toole, Carson McCullers, Katherine Anne Porter, siempre fueron muy amigos míos. Tuve mi etapa de (Albert) Camus. Y en una época estaba muy con Robert  Walser.

-¿Y de acá?

-Si claro, todos los principales: leí (Jorge Luis) Borges, (Julio)Cortázar, (Roberto) Arlt y todas las biblias que son parte de nuestra educación sentimental: esos te llegan desde otro lado, son necesarios, creo yo

-¿De música que te gusta?

-Soy rockera en general. Pero medio melanco. Me gustan canciones potentes pero desde las letras, con sentimientos intensos. Soy muy fanática de Bob Dylan. Tuve mi época Morrisey, los Pixies, The Cure, esas bandas.

-¿Te gusta el trap?

-Escucho algo por ahí, no me molesta, pero si voy en  auto o si tengo que poner algo en casa, prefiero los Pixies, o Fito y Charly, o el Flaco Spinetta, que también me acompañaron muchos años. Son talentos únicos que hay que disfrutar.

-Para actuar, ¿es más importante el talento o el trabajo duro?

-Las dos cosas. El trabajo es parte fundamental para encontrar un talento o para lucirlo. Vengo de esa cultura, el esfuerzo lo llevo en la sangre. Para mí todo se consigue con trabajo, aunque es verdad que hay otros factores.

Foto: Clement / AFP

-¿Cómo cuál?

– El azar: estar en el lugar correcto a la hora indicada, por ejemplo. Es una mezcla de todo eso. El telar se va armando con la articulación de trabajo y la tómbola. Pero bueno, si tengo que elegir, soy trabajadora. ¿Cómo se mide el talento, además? ¿Quién te dice qué significa tener talento? ¿Quién decide si alguien tiene o no tiene? Es algo extraño.

-¿Cómo te relacionás con el pasado y el futuro?

-Soy más melancólica. Miro el camino recorrido, y disfruto de todo lo que me pasó, lo bueno y lo malo. El futuro es muy incierto, entonces trato de no pensar más allá de los planes que tenga a mediano plazo. Trato de relajarme y meditar para disfrutar el presente, eso es todo.