Solanas en filmación es una película que muestra al gran cineasta, político y senador argentino durante el rodaje de El viaje (1992). “Lo hizo hacer mi viejo por encargo -recuerda Victoria, hija de Pino- a Marcos López. Yo no estaba en ese tiempo trabajando con él, pero la cuestión es que se lo encargó a Dolly Pussi y Enrique Muzio (dos colaboradores históricos), y después a este documental se lo incorporó en ediciones de DVDs de mi viejo en Europa, y quedó ahí.” El pasado 16 de febrero se cumplió un nuevo aniversario del natalicio de Pino, y “los chicos de PCI Cine quisieron hacerle un homenaje, conocían el material, y lo pidieron”.

Juan Solanas también es director de cine e hijo de Pino. Participó en casi todas los films de su padre, ya que “en general sus películas eran en coproducción con Francia y el laboratorio se hacía en Francia”, donde Juan finalmente “hacía el color”. Solanas en filmación cierra con el atentado que Pino sufrió en 1991, ya que, en plena postproducción de El viaje, recibió cuatro de los seis disparos que le tiraron dos desconocidos. Esa misma noche en su domicilio particular de París, donde residía (allí llegó en 1977 exiliado con su padre), Juan recibió un llamado: “Una voz anónima me dijo: ‘lo baleamos a tu viejo’, y cortaron”. Sin ningún otro tipo de información, después de una noche inimaginable para quien no haya vivido algo semejante, Juan, sin saber si su padre “estaba vivo o muerto”, se tomó un avión a Buenos Aires.

“No, no le dije nada sobre que se vaya del país o algo así -recuerda-. Todos pensamos que fueron los servicios (de inteligencia); y si te llama una voz anónima para decirte lo baleamos a tu viejo, ¿cómo lo interpretás? Mi hermana vivía con papá y no me acuerdo si era menor, pero estaba sola con mi viejo. O sea que en ese caos tomé el avión y al aterrizar nadie sabía nada: para empezar papá no podía caminar, tardó mucho en hacerlo, o sea que se comió varios meses de hacer una reeducación, y nadie sabía si iba a poder volver a caminar y cómo, porque una bala le había tocado cerca de la articulación del tobillo y una en la rodilla. Fue todo una cosa paso a paso; pero el hombre sabía cuidarse solo, tomaba sus decisiones, no era algo que se discutiera si se quedaba o no.” A esa altura de su gobierno muchos habían ya denunciado a Carlos Menem por distintos hechos de corrupción. Pero lo de Pino (que unos días antes había declarado en Tribunales) fue una denuncia con la contundencia de sus películas: “La única lectura que hago es que Pino se metió con la privatización del petróleo, y días antes había organizado una marcha con una bandera argentina de kilómetros de largo que atravesó Buenos Aires para denunciar la privatización del petróleo, que se vendió sin tasación y el precio final resultó equivalente a un año del beneficio; fue un robo absoluto al Estado y al pueblo de Argentina. No toda denuncia es comparable”.

El cierre del documental es tan relevante como el relato de Juan: la militancia y posición política de Pino fue inseparable de su carrera como realizador. Por eso a Juan no le sorprende que el hombre que arenga contra la entrega del patrimonio de la sociedad acumulado por el esfuerzo de generaciones, sea el mismo que apele al derecho al goce para apoyar la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. “En definitiva es celebrar la vida -define -: si uno celebra la vida lucha contra las injusticias, por la igualdad, por los derechos ambientales, todo eso es la misma cosa, y gozar es celebrar la vida. Es importante gozar, es lo que hace que la vida valga la pena. Y el goce está en mil cosas: en defender una causa justa, en hacer una película y llevarla al máximo de lo que uno puede dar, y cuando uno está totalmente convencido de lo que hace el tiempo no cuenta: ¿cómo no vas a dar el máximo para algo que valga la pena? Haciendolo obviamente hay un goce.”

De esa entrega que nadie le enseñó, la vivió compartiendo filmaciones con Pino, a Juan le quedó que “sólo rompiéndose el orto siete días sobre siete, durante mucho tiempo, llegás a hacer algo que valga la pena. Ese nivel de exigencia, esa -no sé si la palabra es alegría-; pero digamos que cuando creás algo es trabajo y al mismo tiempo es lo que sos, puede que por eso uno puede estar siete sobre siete 16 horas por día. Yo no me canso, no me harto. Y lo que van a ver en el documental es a una persona totalmente embebida y apasionada por lo que hace, dándolo todo, y eso es lo lindo.”

Que sea ley (2019 es la última película de Juan Solanas, que cuenta con la participación estelar de Pino Solanas. No, claro, no fue casualidad. Pero eso no significa que haya sido buscado. “Yo arranqué en el 2003 con el tema, en ese caso me adelanté. Escribí el guión de Nordeste (2005, su primer largo), en el que una madre soltera queda embarazada y decide no seguir con el embarazo: vive en la pobreza extrema; hasta mostramos en cámara el momento que interrumpe el embarazo. Pero segundo, y no es un detalle, Pino está en la película porque se mandó un mega discurso: nadie sabía el discurso que iba a dar. Ese discurso, lo hiciera quien lo hiciera, entraba en la película. El regalo de la vida es que lo hizo mi viejo, y que finalmente lo que no estaba previsto, sucediera: padre e hijo unidos defendiendo una misma causa, uno haciendo la película y el otro siendo actor.”


Solanas en filmación. Dirección: Dolly Pussi y Enrique Muzio. Fotografía y Cámara: Marcos López. Montaje: Mario Berardi Textos: Horacio González. Disponible desde el jueves 18 de febrero en la solapa Cine Virtual en www.puentesdecine.com