Si dificulta la comprensión, si está cambiando la lengua española, si la sociedad realmente lo rechaza, cuál es la autoridad de la Real Academia Española… Un grupo de lingüistas respondió a través de un documento las principales preguntas alrededor del lenguaje inclusivo, desmitificando críticas y postulados que suelen utilizar los sectores conservadores, muchos de ellos retomados por el Gobierno de la Ciudad al momento de decidir prohibirlo en las escuelas porteñas.

«¿Qué dice la lingüística sobre el lenguaje inclusivo?», se titula el documento elaborado por Juan Eduardo Bonnin (CONICET/UNSAM), Gabriel Dvoskin (CONICET/ UBA/UNIPE), Daniela Lauria (CONICET/UBA/UNIPE), María López García (CONICET/UNSAM), Paula Salerno (CONICET/UNSAM/UBA), Carolina Tosi (CONICET/UBA/UNLZ) y Gabriela Mariel Zunino (CONICET/UBA), en el que se pueden leer explicaciones como las siguientes:

¿Es cierto que el lenguaje inclusivo dificulta la comprensión? No. En nuestro país se realizaron dos estudios recientes en más de 500 personas sobre el tema. En uno de ellos se comprobó que, en palabras estereotípicamente masculinas, el masculino genérico es menos eficaz que el inclusivo para representar un grupo de personas diversas: si digo “camioneros” me imagino un grupo conformado sólo por varones, mientras que si digo “camioneres”, me imagino un grupo de personas de distinto género. En el segundo estudio, se midió el tiempo de procesamiento de formas masculinas genéricas (“los plomeros”) e inclusivas (“les plomeres”) y se encontró que no había diferencias significativas. Es más, en general se tarda menos en comprender las formas no binarias. En suma: las formas no binarias comunican la diversidad de género mejor que el masculino y se procesan igual o más rápidamente.

¿Es cierto que el lenguaje inclusivo dificulta la adquisición de la “lectoescritura”? En primer lugar, es importante señalar que la investigación lingüística diferencia “lectura” de “escritura” como dos procesos muy cercanos pero diferentes, tanto en términos sociales como cognitivos (por eso no hablamos de “lectoescritura”). En nuestro país no se han realizado estudios que comparen la comprensión lectora de formas masculinas y no binarias en niñes, de manera que no sabemos cuál es mejor. Las pruebas estandarizadas que se realizaron recientemente, y que arrojaron resultados muy críticos sobre la comprensión lectora en la escuela, fueron realizadas usando la morfología tradicional, del masculino genérico, así que no puede responsabilizarse en ese caso al lenguaje inclusivo por los resultados obtenidos.

¿El lenguaje inclusivo está cambiando la lengua española? Un estudio reciente sobre el uso del lenguaje inclusivo en Twitter en Argentina muestra que sólo 4 palabras reúnen el 74% de usos inclusivos (con -e, -x, etc.): todes, amigues, elles y chiques. Esto parece indicar que, por ahora, es más un fenómeno de creación léxica (es decir, de incorporación de nuevas palabras o formas de algunas palabras) que de innovación gramatical (es decir, de introducción de un sistema de género gramatical no binario en la lengua). Sin embargo, un estudio psicolingüístico reciente muestra vínculos entre producción espontánea en/de/con lenguaje inclusivo y procesos de comprensión y construcción de referencia mixta también cuando procesamos sintagmas y oraciones. Esto significa que, aunque por el momento se trata claramente de un fenómeno discursivo, de uso más o menos consciente del lenguaje, es posible que esté empezando a ser usado de manera no consciente, es decir, espontánea.

¿El lenguaje inclusivo es exclusivo de una minoría? En una encuesta realizada sobre 2300 casos se observó que el 73% de las personas que respondieron aceptaban su uso al comienzo de la frase (“Chiques, ¿vamos al cine?”) y 65% lo aceptaban en la mitad (“Llamé a mis amigues para ir al cine”). Esto no significa que estuvieran dispuestas a usarlo: sólo el 60% lo usaría en posición inicial y el 51% en posición intermedia. ¿Qué significa esto? Que aunque no todas las personas encuestadas están dispuestas a decir “amigues” o “todes”, una enorme mayoría acepta su uso por parte de otras personas sin problema. Es decir: no hay una oposición social generalizada al uso del lenguaje inclusivo, sino que quienes se oponen lo hacen de manera muy ruidosa.

¿El lenguaje inclusivo es ajeno a la morfología del español? Una investigación del año 2018 sobre el uso de formas de género no binario muestra que la -e, la -x o la -@ se comportan como morfemas del español, igual que los tradicionales -a y -o. Además, su uso es sistemático, estable, tiene un significado bien definido y forma parte de una continuidad de formas de marcación de género, todas igualmente válidas y disponibles para les hablantes.

¿Qué función cumple la Real Academia Española? La Real Academia Española (RAE) fue fundada en España en 1713 con el objetivo de controlar la diversidad cada vez mayor del español que se expandía por las colonias. Al elaborar su diccionario, su gramática y su ortografía, la RAE elige las formas y los significados que considera “correctos” (mejores, más “precisos”, más “elegantes”) y descarta los otros. ¿Cuál es la variedad del español que la RAE seleccionó siempre para elaborar estas herramientas? La que hablan los sectores medios y altos de Madrid y sus alrededores. Desde la independencia de las naciones americanas, muchos intelectuales comenzaron a criticar a la RAE: ¿por qué un gobierno extranjero nos tiene que decir cómo hablar? ¿No deberíamos tener independencia lingüística, además de política? En la actualidad, la RAE sirve fundamentalmente para tratar de detener el cambio constante de la lengua, porque cuando más personas hablan de una manera determinada, más fácil es venderles textos, doblajes, traducciones, enseñanza de lenguas, etc. en un mercado de, según el Instituto Cervantes, alrededor de 164.000 millones de euros cada año en todo el mundo. Los gobiernos no siempre entienden la importancia de ese proceso, y están dispuestos (a veces) a defender los derechos de los productores de diccionarios y no los de las personas que hablamos, cambiamos y vivimos la lengua en su riqueza y diversidad.

¿Puede enseñarse en las escuelas el lenguaje inclusivo? Los Núcleos de Aprendizajes Prioritarios del Consejo Federal de Educación indican que la escuela debe alentar la reflexión sobre el lenguaje. En ese sentido, conocer cómo funciona el género gramatical y entender el surgimiento de formas no binarias representa una invalorable oportunidad de aprendizaje. Otro de los contenidos escolares del área de lengua es la normativa del español. En relación con la normativa ortográfica, el lenguaje inclusivo no representa ningún problema, puesto que se escribe con las mismas reglas ortográficas unificadas para todo el ámbito hispánico. El debate normativo surge porque esos nuevos usos no están reglamentados y, por lo tanto, no hay una referencia desde la cual determinar si están «aceptados» o son “correctos”. Precisamente, debido a la novedad, es imposible que estas formas estén presentes en diccionarios, gramáticas o libros escolares, puesto que estos instrumentos sólo registran los usos ya asentados en las comunidades. El hecho de que no figuren en un diccionario o en una gramática no significa que no existan o que sean usos incorrectos. En consecuencia, su análisis escolar es una instancia legítima de aprendizaje sobre cómo se usa la lengua, cómo funciona su estructura y cómo conviven usos distintos en un mismo momento histórico.

¿Quién define si un uso es “correcto” o “incorrecto”? La necesidad de determinar la corrección lleva a les hablantes muchas veces a consultar a la RAE, que se presenta como si fuera una institución científica y neutral. Sin embargo, aunque tiene un indudable rol en las decisiones en materia de regulación lingüística, eso no significa que sea la única ni tampoco las más autorizada. Existen universidades, institutos y centros de investigación, y asociaciones de especialistas, que a lo largo de todo el ámbito hispánico se ocupan de analizar y difundir, a partir de metodologías rigurosas, fenómenos lingüísticos históricos y contemporáneos del español. Por el contrario, mientras que las academias buscan prescribir cuál es la opción “correcta” y
cuál la “incorrecta” en el uso de la lengua mediante muestras lingüísticas selectivas y arbitrarias, otras instituciones se ocupan de describir, comprender y explicar cuáles son las opciones efectivamente existentes, quiénes las usan y por qué. En lo que respecta al “lenguaje inclusivo”, la RAE ha publicado su posición desfavorable a través de consideraciones, documentos, informes y recomendaciones. La Academia Argentina de Letras, como institución que depende de la RAE, se posicionó también en contra del lenguaje inclusivo en varias ocasiones.