“Necesitamos que nuestras chicas y nuestros chicos tengan más tiempo en la escuela para poder aprender más lengua y más matemática, que son dos áreas que explican muchas otras áreas. Más tiempo en la escuela es también más calidad, no es la única variable, pero es más tiempo con libros, con tecnología, con docentes capacitados». Las palabras pertenecen al ministro de Educación de la Nación, Jaime Perczyk. Las declaró tras un encuentro con el jefe de Gabinete de Ministros, Juan Manzur, en el que analizaron los acuerdos con las provincias para sumar una hora más de clases en las escuelas primarias de gestión estatal y la marcha de la construcción de 350 nuevos jardines de infantes. Cuatro provincias ya adhirieron a tener una hora más de clase: uno de los principales puntos de la escuela de la pos pandemia que piensa el gobierno nacional.

Tucumán, Santa Cruz y Chaco ya firmaron los convenios. El viernes lo hará Catamarca. “Impulsamos una serie de propuestas para resolver la pérdida que hemos tenido en la pandemia, pero también el deterioro que hubo con 4 años anteriores de desfinanciamiento. Estas políticas están vinculadas a mejorar el aprendizaje de las chicas y los chicos”, precisó Perczyk.

Manzur destacó que una hora más por día “aporta 38 días más de clases en el año, y si esta política se sostiene a lo largo de cinco o seis años habremos aumentado un año más de clases, así que nosotros vamos a seguir en este sendero».

El ingreso temprano de las niñas y los niños al sistema educativo es otro ítem que mencionaron como fundamental: “Tenemos casi el 97% de chicas y chicos en sala de 5, casi el 90% en la sala de 4, pero tenemos el 48 % en la sala de 3 y nuestro desafío ahora es universalizar la sala de 3”, manifestó el ministro de Educación.

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Tiempo extendido

Sumar una hora de clase por día va de la mano con extender las jornadas. Actualmente solo el 14% de las y los alumnos asisten a escuelas de jornada completa o extendida, esto es: más de 20 horas semanales de clases. Algo que va de la mano con desigualdades geográficas y socioeconómicas. Se ve en la misma Ciudad de Buenos Aires: casi el 70% de quienes van a este tipo de escuelas viven en el norte.
“La escuela que pueda pasar a jornada completa que ya lo haga. Para eso, la inversión la va a hacer Nación y ninguna escuela puede quedar con menos de 25 horas semanales”, manifestó Perczyk tiempo atrás al medio Red/Acción.
¿Qué le proponen a las provincias? Un convenio de al menos tres años, donde la Nación abona el 80% de lo que significa la ampliación de la jornada escolar, especialmente los salarios de las y los docentes y la infraestructura en caso de ser necesaria.
De las 18.000 escuelas que tiene la Argentina, en la cartera educativa calculan que alrededor de 10.000 escuelas podrían ampliar su horario.

La ampliación horaria es uno de los compromisos firmados por el Consejo Federal de Educación (CFE) hace poco más de dos meses en lo que llamaron “Lineamientos Estratégicos 2022-2027. Por una educación justa, democrática y de calidad”, que estipula metas para los próximos años con el objetivo de lograr una mejor educación en el país. De cara a 2023, estipula que el 60% de las escuelas y el 70% de las y los estudiantes posean más de 20 horas semanales de clases. Para 2025 la meta es de 80% y 85% respectivamente. En 2027 debería ser el 100% de cobertura.

El Plan del CFE tiene diferentes propósitos que se entrecruzan: por ejemplo, no solo agregar horas a quienes ya están en el sistema, sino también buscar el acceso a los cientos de miles que dejaron la escuela estos años, sobre todo a partir de la pandemia. También lograr que permanezcan y no abandonen. Mejorar las condiciones socioeconómicas de sus contextos y establecer a las escuelas como lugar de permanencia y de estímulo social se vuelve indispensable. También pensar en una escuela que tenga en cuenta las trayectorias, habilidades y deseos de las y los estudiantes. Que ingresen, no abandonen y puedan egresar. De hecho, para 2027 buscan alcanzar una tasa de promoción efectiva del secundario del 88,98%, y que el porcentaje de estudiantes de último año con desempeño por debajo del nivel básico de Matemática (de acuerdo a las evaluaciones Aprender) baje de 43% a 25% de cara al 2027. Y que en el caso de Lengua pase del 19% al 10%.

Entre las medidas más importantes figuran la ampliación de salas de 3 y 4 años. Para ello establecieron que en el caso de salas de 3, debían llegar al 45% de las chicas y los chicos en 2023, al 65% en 2025 y al 75% en 2027. La infraestructura es indispensable para sumar vacantes. El Plan habla de construir 1674 edificios nuevos en los próximos cinco años, que involucrarían a 420.000 estudiantes. Otro punto clave es disminuir la brecha digital, algo que quedó expuesto con la pandemia y el fin de Conectar Igualdad durante el macrismo: el ministro enfatizó que a fines de diciembre todas las escuelas tendrán computadoras y el 90% del alumnado contará con conectividad en su aula.

Coeducación en la pospandemia

Mientras tanto, el ministro avanza en otros conceptos que considera claves para la educación de la pospandemia. Ya en diciembre, Jaime Perczyk hablaba en un congreso virtual de México de la necesidad de enseñar a partir de problemas que interpelen a las chicas y los chicos.

El objetivo del simposio fue intentar elaborar propuestas innovadoras que hagan foco en la inclusión, la equidad y la transformación educativa en América Latina de cara al contexto actual.

Con la mirada centrada en la pospandemia, el ministro consideró que las alumnas y los alumnos no se sienten interpelados por las preguntas y problemas que plantea la escuela. Propuso un modelo de “coeducación” en el que el aprendizaje no es unidireccional, sino que se retroalimenta entre docentes y estudiantes: “existe una idea educativa predominante y es que las y los estudiantes no saben, y uno tiene que transmitirles un conocimiento de origen cultural. Lo que está sucediendo es que es un momento en que las chicas y los chicos saben un montón. Nosotros deberíamos avanzar cada vez más en organizar nuestro sistema a través de problemas y de preguntas, porque hoy se basa en enseñarles respuestas a estudiantes que no se hicieron esa pregunta. De enseñarles a resolver problemas que los chicos no tienen. Y ese es el desafío más importante que tiene hoy la educación”.

Según expuso, la idea de coeducación viene a proponer una transformación del sistema educativo teniendo en cuenta la experiencia que dejó la pandemia en relación con las clases a distancia, la virtualidad y la necesidad de conectividad universal: “estamos frente a un cambio de paradigma porque debemos asumir una responsabilidad asimétrica, sosteniendo la tarea de los docentes para que las y los estudiantes aprendan. Tendríamos un pensamiento conservador si no nos beneficiáramos de lo que ocurrió en la pandemia. Conservador en el sentido de pensar que todo tiempo pasado fue mejor”.