Quizás a simple vista parezca una nota a modo de “publicidad encubierta” de Danone, pero en realidad es un ejemplo concreto de eso que mucho se declama y no siempre se conoce: la alianza público–privada en ciencia. La novedad es que la empresa francesa lanzará un nuevo yogur con una cepa probiótica desarrollada por un equipo de investigación del Conicet. Ante un contexto de inflación y concentración de mercado (el 80% de los yogures vendidos son de esta firma), al menos 2500 unidades deberán ser donadas a organizaciones sociales.

Según adelantaron a Tiempo desde Danone, esperan que la presencia en góndolas sea “a mediados de año”. Todo se produce en la planta de Longchamps, en el partido de Almirante Brown. Pero el origen del proceso hay que buscarlo a 11.046 kilómetros, en calle Chacabuco 145, San Miguel de Tucumán. Ahí funciona el Centro de Referencia para Lactobacilos (CERELA-CONICET), que cuenta con una colección de cultivos referente nacional e internacional en el estudio de bacterias lácticas y pionero en transferencia de tecnología.

En esa colección, formada y nutrida hace más de dos décadas, se destaca una cepa probiótica, piedra basal del futuro yogur y con un nombre stanleykubrickiano: CRL 1505. Así lo cuenta a Tiempo María Pía Taranto, investigadora principal del Conicet, que encabeza el equipo de investigación: “La cepa CRL1505 pertenece a la colección de cultivos de CERELA. Ha sido aislada, identificada y caracterizada por un grupo de diez investigadores y profesionales técnicos”.

Taranto cuenta que estudios científicos tecnológicos que comenzaron hace más de 20 años demostraron que esta cepa es capaz de estimular el sistema inmunológico aumentando la respuesta inmune local y sistémica: “Los estudios incluyen exhaustivos ensayos de laboratorio, con animales de experimentación y clínicos con humanos que demuestran la eficiencia de la cepa para estimular el sistema inmunológico y proteger al hospedador frente a infecciones respiratorias por virus y bacterias”.

Una vez realizado el trabajo de laboratorio, entra en escena la empresa, que incorporará esa cepa como transferencia tecnológica, en una nueva línea de yogures. El objetivo del proyecto público–privado “es la incorporación de esta cepa de bacteria láctica, Lactobacillus rhamnosus CRL1505, a la línea de yogures de la empresa Danone. De esta manera se obtiene un alimento probiótico que además de aportar nutrientes propios de un yogur común le aportará un beneficio extra que es la estimulación del sistema inmunológico y el aumento de las defensas naturales para afrontar enfermedades respiratorias y también intestinales. Ese beneficio se lo confiere la cepa probiótica CRL1505”, subraya Taranto. Y aclara para concretar la transferencia de tecnología “se abordaron rigurosos estudios tecnológicos que permitieron que la cepa pueda ser usada como ingrediente de diversos alimentos para ser consumida y de esta manera ejercer el efecto benéfico en el consumidor”.

Derechos y donaciones

“Danone está presente en el país desde hace 28 años siendo la única compañía en Argentina en ofrecer yogures con probióticos. Esta asociación con el sistema científico argentino reafirma nuestro compromiso con la salubridad y calidad de todo nuestro portfolio”, remarcó el gerente general de la empresa de lácteos, Mariano Helou. Durante la firma del convenio entre el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, el Conicet y la empresa, el ministro Daniel Filmus destacó que el acuerdo “significa un claro ejemplo de articulación público-privada donde la inversión pública en investigación posibilita un desarrollo que el sector privado puede escalar y que, además, produce trabajo y mejoras en la calidad de la alimentación de las chicas y chicos”.

Filmus agregó que hoy “se viene dando el mismo debate que hace más de 150 años en torno a si Argentina debe invertir en Ciencia y Tecnología o importar desarrollos de otros países, y la realidad es que tenemos un Estado que invierte en investigación pero que necesita del sector privado para escalar la producción”.

La titular del Conicet, Ana Franchi, acotó: “El fin de la Ciencia y la Tecnología y del CONICET en particular, es mejorar la calidad de vida de las personas y, casos como este, son un ejemplo en temas como salud y alimentos, tan importantes para el país. Estaremos muy pronto, junto con la empresa, en las góndolas mostrando un producto cuya tecnología ha sido desarrollada por nuestras científicas y científicos desde el CERELA en Tucumán, que hace mucho tiempo está trabajando en esta línea de investigación”.

Una incógnita es si el hecho de ser una alianza con el Estado podrá facilitar el acceso de gran parte de la población al producto, pensando en que pueda tener un valor más accesible (en un rubro concentrado y con aumentos anuales del 61%, por encima de la inflación) o tal vez formar parte de Precios Cuidados. Las partes involucradas aclararon a Tiempo que todavía no hablaron de ese tema, que en todo caso llegará en unos 4 o 6 meses, cuando el producto esté en las góndolas. “El acuerdo incluye los derechos para el Conicet y las y los investigadores, y una donación de yogures para distribuir”, especificaron desde la cartera científica. En principio la cifra que informaron es que en el marco del proyecto conjunto, Danone donará 2500 yogures probióticos a organizaciones sociales.