Junto con Córdoba, la Ciudad de Buenos Aires está batiendo los récords de contagios de Covid–19 de la Argentina. Ayer llegó a 4.005 positivos, su cifra más alta desde el 26 de mayo, que representa al 0,13% de su población. Todas y todos infectados en un solo día. Donde más se refleja esa crecida exponencial que se fue de las manos, es en los centros de testeos. Lo sufrieron los trabajadores del Santojanni días atrás, quienes ante la falta de respuesta recibieron agresiones del público. Hoy son los del Hospital Durand quienes denuncian las condiciones en las cuales se está hisopando a las personas que arriban.

La temperatura de este martes marca 34 grados. En la vereda, para quienes no pueden acceder al metro preciado de sombra de los pocos árboles de la hilera, es mucho más. Y para quienes llegaron con fiebre y deben esperar cuatro horas pegados a la reja, es literalmente el infierno.

La cola en el patio interno de este centro de salud ubicado en la Av. Díaz Vélez 5044, a metros del Parque Centenario, en el barrio de Caballito, no parece extensa. Pero si la mirada gira, se descubre que afuera transcurre el devenir de un problema a punto de hacer combustión: son más de cuatro cuadras de personas que llegaron a hisoparse. La mayoría debe atravesar el mediodía de la espera al rayo del sol. Aparecen desmayos, gente en reposera, reclamos, otros sin ganas ni siquiera de quejarse. Uno de los síntomas principales de las nuevas cepas –dicen–, es el cansancio. Te tira para atrás y ni ganas de levantarse.

La gente no lo sabe, pero la falta de personal en el Durand es endémica. Solo hay un par de trabajadores y trabajadoras para hisopar. Sin embargo, adentro del Hospital de Agudos se repite la carencia de médicos y enfermeras. “La gente esperando con 33 o 34° de calor, es muy preocupante lo que pasa. Falta personal médico, están obligando a las enfermeras a hisopar, y en una semana ya tenemos 150 trabajadores del hospital infectados, casi el 10% del hospital. Imaginate qué puede pasar en dos semanas”, revela a este diario Héctor Ortiz, delegado de ATE del Durand, recientemente despedido por el gobierno porteño. En el centro de salud denuncian persecución oficial a los gremios, y prometen batalla. Dicen que “la Gestapo” de Vidal tiene su réplica en CABA.

Agustina Quinteros, de la Junta Comunal N° 6 de Caballito, apunta: “Necesitamos que se amplíe el horario de atención y se prioricen recursos para el personal de salud y los insumos”.

En la Unidad Febril de Urgencia (UFU) del Durand, los números primero sorprenden, después aterran, y ya están empezando a naturalizarse: el 40% de los hisopados da positivo. La cifra es aún peor, si se tiene en cuenta que gran parte de los que no dan positivo son aquellos que se vienen a testear previo a irse de vacaciones o a pasar fin de año en familia. O sea, casi todos los que llegan con algún síntoma, tienen Covid.

“Se cuadruplicaron los testeos este mes –reveló a Tiempo el último domingo el subsecretario de Atención Primaria, Ambulatoria y Comunitaria de CABA, Gabriel Battistella–. Es una mezcla de más casos y más contactos, pero en esta época también hay muchos testeos ‘administrativos’ que ensucian un poco, que son los que se requieren para viajes. Ocupan casi un 40 por ciento”.

La Ciudad planea duplicar las unidades móviles de testeos, pero la demanda es mucho mayor. En grandes centros como la Rural o Costa Salguero piden ir a sacar turno a las 8 AM. Si no deben volverse. Y suplican que quienes son contactos estrechos hagan el aislamiento en sus casas, que no ocupen tiempo y lugar para hisoparse porque ya los sitios están colmados.

En el Durand están llegando por día más de 350 personas. Pero unas 150 regresan a su casa o van a otra UFU “porque no da el personal ni hay insumos”, subraya Ortiz. Afuera el sol quema, adentro falta gente y antígenos, y se notan las ausencias. Llegó la tercera ola. Y, como en las anteriores, Ciudad de Buenos Aires es la que la encabeza. Imágenes pandémicas de un verano que recién arranca.