En las galerías de la combinación entre las líneas B, C y D del subte porteño, debajo del Obelisco, hay un espacio que cuenta la historia de Sham, una niña siria que vivía en una casa común, con sus padres y sus hermanas, Doha y Wisam.

Con sólo seis años, Sham se vio obligada a huir de su casa y de su país porque las bombas lo destruían todo. El destino elegido fue Europa. El viaje, en lancha. Fue entonces cuando, seguido del revés que le dio la guerra, Sham encontró otro gran problema en su corta vida: Europa cerró las fronteras. Miles de refugiados quedaron sin asilo. Entre ellos Sham, que, rumbo a Alemania y a la espera de reencontrarse con su padre, quedó atrapada en un sucio recinto de una terminal de transbordo en el principal puerto de Atenas.

Mientras Sham, junto a su madre, llora porque extraña a su abuela que sigue en Siria, su familia busca un lugar seguro para vivir. Trata de jugar pero la tristeza la ahoga. Al mismo tiempo, en Nueva York, los líderes del mundo abordan la problemática de los refugiados, uno de los ejes centrales de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Y en Argentina, una iniciativa de Amnistía Internacional busca acercar un poco la realidad del pueblo sirio a la sociedad, recreando el ambiente de una casa de pleno Damasco, pero en Buenos Aires. Por la ventana de esa instalación, se ve el drama diario de esta población: silencio y, de repente, un estallido. Los escombros vuelan por los aires, el polvo no deja ver, el terror se apodera de las almas y la muerte que produce la guerra. Como siempre.

Hace más de dos mil días que Siria vive una de las peores tragedias humanitarias de su historia. Esta crisis obligó a más de la mitad de la población a huir de sus casas y devastó a miles de familias. Actualmente hay más de 60 millones de personas en todo el mundo que se han visto obligadas a desplazarse de sus hogares.

Amnistía Internacional realiza esta actividad en el marco de la campaña “Te doy la Bienvenida”, que tiene como objetivo difundir la situación que viven las personas refugiadas y lograr que gocen de la protección de sus derechos humanos a través del fortalecimiento del reparto global de responsabilidades y de la cooperación internacional.

En ese sentido, la 71ª Asamblea General de la ONU adoptó hace unas horas, por consenso, la «Declaración de Nueva York sobre refugiados y migrantes», un documento que reitera el compromiso de la comunidad internacional con los derechos y la protección de esas personas. En el texto, los jefes de Estado y de gobierno prometen que protegerán a cabalidad los derechos humanos de todos los refugiados y migrantes, sin importar su estatus, y que respetarán las normas internacionales vigentes en ese ámbito. Además, expresan su solidaridad con los millones de personas que se han visto obligadas a dejar sus hogares y reconocen los riesgos a los que se enfrentan.

La muestra estará abierta para ser visitada hasta el 27 de septiembre de 10 a 18 horas, salvo el fin de semana, en el meeting point de Galería Obelisco Norte, en la combinación de la Línea B (Estación Carlos Pellegrini), Línea D (9 de Julio) y Línea C D8iagonal Norte), justo debajo del Obelisco.

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