“En la segunda jornada de sondeo, el 27 de septiembre a la mañana, se hallaron evidencias de las fosas comunes donde fueron enterrados las 16 personas asesinadas el 11 de marzo de 1887 por el Ejército Argentino”, contó a Tiempo el antropólogo Fernando Pepe, del Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social (GUIAS) y del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas. “Según lo que reconstruimos, esas personas estuvieron encerradas en una habitación, atada de pie y manos, cuando los mataron”, aseguró. En el sondeo se encontró la parte superior del primer esqueleto.

La búsqueda apunta a encontrar, al menos, 16 restos humanos, correspondientes a 14 varones, una mujer y un niño. La investigación previa que llevó a cabo junto a GUIAS le permitió, el 20 de septiembre de 2020, presentar los testimonios ante la Justicia para que se inicie el primer juicio por la verdad de una masacre a pueblos indígenas cometida cuando ya estaba constituido el Estado argentino.

De esta manera, las tareas de sondeo y excavación se llevan a cabo junto con el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), un equipo de investigación histórica y otro jurídico, ya que todas las acciones que despliegan forman parte del expediente judicial.

La verdad detrás de la Masacre de 1887

Según la información recabada en un inicio, al arribar a la localidad, la versión oficial de la masacre señalaba que se había cometido como represalia ante el asesinato de un cura por parte de los indígenas que se encontraban, casi en esclavitud, en la reducción que existía en ese lugar.

Tal como reveló Pepe dos años atrás a Tiempo, a partir de una reconstrucción documental pudo desmentir la versión extendida que culpabilizaba a las víctimas de estos crímenes. “Aunque todavía hay personas de las comunidades que mantienen la versión oficial,  pero nosotros encontramos que el cura franciscano Fray Ermete Constanza, al que se señala como asesinado por los indígenas, en realidad había muerto 10 años después asesinado por un mercenario”, expresó Pepe.

De la compulsa de los documentos históricos, actas de defunción y libros militares, surgió que el cura Ermete Constanza había defendido a los indígenas y denunciado la aberrante matanza, al punto que dejó constancia de las circunstancias en las actas de defunción. “El sicario que lo mató confesó después que lo habían contratado los terratenientes”, expresó.

Según surge de la documentación, las circunstancias que llevaron a la masacre fueron otras. El hermano de Julio Argentino Roca, presidente de ese entonces, había solicitado que le llevaran a una niña de la reducción, “una china, así consta en el parte militar”, dijo Pepe. Ese habría motivado la sublevación. “La masacre es un hecho verídico relatado por el mismo padre que dejó la constancia en las actas de defunción, incluso él mismo quien dispuso el entierro a los cuerpos”, contó.

La etapa de excavación arqueológica

A fin de comenzar con el sondeo y búsqueda de los restos, se eligió Cruz Alta ya que se trata de un sitio histórico nacional. Había referencias históricas acerca de la posibilidad de que las fosas se hallaran en ese lugar. “Habíamos hecho los primeros sondeos el 11 de marzo  de este año, en el aniversario 137 de la masacre, el 11 de marzo y habían dado negativo, pero este 27 de septiembre por fin los encontramos”, comentó Pepe.

Asimismo, informó que a partir del hallazgo, la etapa de sondeo llegó a su fin para dar comienzo a la de excavación, propiamente dicha: “Ahora vamos a una segunda etapa que es la de extracción de los cuerpos, se requiere un equipo más completo que va a empezar dentro de una semana y se va a abrir todo el predio”.

En esta etapa se producirá una excavación arqueológica que permitirá determinar la cantidad de cuerpos, si se trata del número que se conoce por los testimonios y las condiciones en que se encuentran. “Los restos serán exhumados por el EAAF que, en su laboratorio, hará los peritajes correspondientes para ver si hay lesiones de muerte, sexo, edad, y demás para luego ser restituidos a las comunidades, quienes harán sus ceremonias”, manifestó.

El libro y la verdad histórica

El mismo día que se anunció el hallazgo, el equipo de trabajo presentó el libro “Masacre de San Antonio de Obligado de 1887 en la localidad de San Antonio”. Un juicio por la verdad histórica”, que fue producido con aporte de AMSAFE. “Ahí se cuenta cómo se desarrolló todo este proceso cuya etapa de búsqueda terminó, la etapa que comienza implica para nosotros un salto cualitativo, sobretodo para las comunidades indígenas que encontraron la primera fosa con sus ancestros asesinados, lo que fortalece la resistencia de las comunidades sobre todo en este contexto”, afirmó Pepe.

Asimismo, contó que se harán dos nuevas presentaciones con entrada libre y gratuita.Este 29 de septiembre a las 19 horas en la localidad de San Javier, Santa Fe, junto a las comunidades indígenas denunciantes en el Instituto Constancio. Y otra en la Ciudad de Buenos Aires, el próximo 3 de octubre a las 19 horas en la Biblioteca Nacional junto a EAAF, ATE, CTERA y AMSAFE.