«Empecé a cocinar a los 14, hace treinta años, hice de todo, panqueques, hamburguesas, lavé platos, lo que nunca se me dio bien son los licuados”, confiesa Rodolfo Ciuffardi, uno de los tres hijos y herederos de Carlitos, el rey del panqueque, cuya leyenda sigue vigente en todo el país pero sobre todo en Villa Gesell.

La figura de Carlitos Ciuffardi, con su infaltable gorro rojo y su creatividad frente a la plancha, donde creó más de 400 variedades de panqueques dulces, salados y naturistas, fue durante décadas un símbolo del balneario. Falleció en 2010, y cinco años después, al cumplirse medio siglo del inicio de su aventura gesellina, fue declarado ciudadano ilustre. Rodolfo hoy cuida cada detalle en el local de la 107 entre 2 y 3. “Ahora recibo a la gente, los acomodo, todos me cuentan anécdotas de mi papá, o que se pusieron de novios acá. En la cocina tengo a mi hijo y a mi sobrino”.

“Lo de Carlitos, el sabor original” –tal el nombre de la marca luego de varios trastornos con comerciantes que quisieron apropiarse del mito– tiene hoy más de 30 locales, atendidos por Rodolfo y sus hermanos, pero el de Gesell es, en verano, la meca del panqueque, donde siempre hay cola para conseguir mesa. “Este de Gesell no es un negocio para ganar sino para devolver. Acá el 8 de diciembre inauguré la temporada, con un menú más chico, para 1600 personas, todo gratis, la mayoría se enteraba cuando pedía la cuenta. Estuvimos desde el mediodía hasta las 4 de la mañana, sin parar. Las noches del 24 y el 31 también abro e invito, porque las cenas de Nochebuena y Año Nuevo las cobran muy caro y me da bronca”. La carta original, con panqueques que homenajean a figuras del espectáculo y el deporte, se acortó. “Era interminable. Así que elegimos lo que más salía y la reduje de 20 hojas a siete. Los números, aunque no correlativos, son los mismos, así los clientes pueden seguir pidiendo sus favoritos. ¿El mío? El 160, con atún, queso, cebolla, tomate y queso blanco. Doble queso. Dedicado a Armando Bo”.  «