Por primera vez seis variedades de semillas de cannabis con tecnología del CONICET se inscribieron en el registro del Instituto Nacional de Semillas (INASE). Además, las semillas y clones de dos variedades, “Pachamama” y “Malvina”, se comercializarán y distribuirán con fines medicinales a través de una licencia otorgada por el organismo a la empresa de Puerto Madryn Whale Leaf Farm.

La presentación en sociedad de ambas semillas fue realizada este viernes en el Centro Cultural de la Ciencia (C3), en la ciudad de Buenos Aires, en un acto que contó con la presencia de autoridades nacionales y del organismo científico. 

“Pachamama” y “Malvina”

Pachamama tiene una genética alta en cannabidiol (CBD) y Malvina en tetrahidrocannabinol (THC). Las dos variedades contienen diferentes concentraciones de terpenos, compuestos que actúan de manera sinérgica con el CBD y el THC. Con ellas se podrán hacer fitopreparados de aceite medicinal, y su uso en diferentes patologías estarán indicados por profesionales de la salud. Para el desarrollo de las diferentes variedades de semillas de cannabis medicinal, a través de su programa de cannabis el CCT-CONICET-CENPAT puso a disposición sus facilidades científicas, técnicas y recursos humanos así como sus espacios físicos de indoor e invernáculos.

“La otorgación de la licencia de dos variedades de semillas de cannabis medicinal completa el circuito desde la investigación básica en cannabis medicinal hasta el impacto positivo en el sector productivo, generando puestos de trabajo calificados y demostrando el impacto del sector científico en las economías regionales”, destacó Rolando Gonzalez-Jose, director del CCT-CONICET-CENPAT.

Foto: MINCyT

“Obtener la primera licencia del CONICET de dos variedades de semillas de cannabis nos llena de orgullo y entendemos que conlleva un compromiso que asumimos con gran responsabilidad. Confiamos que con nuestro trabajo y el respaldo y asesoramiento de Cannabis CONICET, vamos a tener éxito llevando a la gente un producto argentino con trazabilidad y de calidad”, señaló Martín Almirall, presidente de Whale Leaf Farm (WLF), quien precisó que la empresa “viene trabajando y desarrollándose en la industria del cannabis desde el 2019. Lo que estamos realizando junto con el CONICET es un claro ejemplo de que las instituciones públicas y las empresas privadas pueden trabajar de manera conjunta aportando tecnología, expertise y financiamiento para el desarrollo de los proyectos en la industria del cannabis, logrando así productos de excelente calidad”.

Antes de comenzar la producción a gran escala, las semillas de cannabis medicinal desarrolladas pasaron por un proceso de estabilización y feminización. “La estabilización es necesaria para obtener plantas que sean iguales y produzcan la misma cantidad de cannabinoides. La feminización se busca para obtener mayor concentración de cannabinoides, ya que las plantas macho producen mucho menos y las hembras, si son fecundadas también tienen una disminución en la concentración final de cannabinoides”, explicó Gregorio Bigatti, investigador del CONICET.

“El último verano hemos cultivado las plantas de estos dos cultivares que vamos a comercializar. Cabe señalar que de la prueba realizada a campo abierto, en donde fueron germinadas 1200 semillas feminizadas de Malvina, solo dos plantas presentaron floración masculina. Es decir que el porcentaje de feminización fue casi del 100% lo que denota la estabilidad de la semilla y su correspondiente feminización”, destacó Almirall, quien continuó: “En el caso de Pachamama, germinamos 600 semillas feminizadas, de las cuales ninguna presentó floración masculina. Ello demuestra la efectividad respecto de la feminización de las semillas de esta variedad”.

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Sinergia entre diferente organismos del Estado y el privado

La presidenta del CONICET Ana Franchi remarcó la importancia de la articulación entre el Consejo, una universidad nacional y un hospital público para crear la Empresa de Base Tecnológica Cannabis CONICET y resaltó la continuidad en la inversión en ciencia y tecnología por parte del Estado. Aseguró que es clave generar sinergia entre el ámbito público y privado como en este caso con una PyMe de Puerto Madryn para generar productos que lleguen a la sociedad. 

«Esta licencia es un acuerdo público privado que se hace realidad gracias al trabajo de investigación en ciencia y tecnología y al fortalecimiento que hemos estado haciendo en vinculación tecnológica”, puntualizó Franchi, quien añadió que “el CONICET tiene grupos de científicos y científicas que investigan el cannabis medicinal, por lo tanto continuamos apoyando fuertemente el desarrollo y la aprobación de la nueva ley que nos permite, dentro de todo lo que son los aportes tradicionales, trabajar, investigar y desarrollar, como por ejemplo estas semillas».

El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, por su parte, expresó que “todo esto es posible gracias al esfuerzo de muchas científicas y científicos. Quiero felicitar a Ana (Franchi), por tener y construir una mirada del CONICET, de la investigación, que tiene que ver con mejorar la calidad de vida de nuestra gente”.

“Es bueno plantear esto en este momento, cuando estamos discutiendo el papel tanto de la ciencia como de las universidades y esto va de la mano de la concientización ciudadana respecto del papel de la ciencia, de la salud”, continuó el ministro, quien subrayó la importancia de la soberanía sobre las semillas: “Esto es posible porque hay ciertas miradas y perspectivas en debate, y una articulación público-privada que es fundamental y virtuosa».

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Cannabis CONICET

“Nos da mucha alegría ver cómo después de trabajar tantos años sin un marco regulatorio, se puedan realizar estudios científicos bajo una normativa legal para comenzar a responder tanto a necesidades medicinales como a oportunidades de crecimiento en la industria del país”, afirmó Bigatti, uno de los coordinadores científicos de Cannabis CONICET que lideró los desarrollos de las seis variedades de cannabis medicinal en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT), un centro científico tecnológico del CONICET (CCT-CONICET-CENPAT), en Puerto Madryn

El investigador indicó que “además de ‘Pachamama’ y ‘Malvina’, también podrán licenciarse a empresas para su comercialización las otras cuatro variedades que desarrollamos: ‘CONICET’, ‘Ballena franca’, ‘Mariquita’ y ‘CENPAT’”.

“Sentimos un orgullo y una satisfacción muy grande. Obtener el registro de propiedad de seis cultivares por parte del INASE es el resultado de un largo camino recorrido donde pusimos todo nuestro conocimiento y experiencia al servicio del desarrollo del sistema científico argentino”, afirmó Silvia Kochen, coordinadora científica de Cannabis CONICET y también de la Red de Cannabis de Uso Medicinal e Industrial del CONICET (RACME-CONICET), quien continuó: “Es un hito que nos permitirá como empresa dar pasos sólidos en la incipiente industria del cannabis medicinal y cáñamo del país. Asimismo, nos permitirá vincularnos con actores claves del sector para su futura comercialización”.

“Además, hemos podido comprobar que las semillas producidas a campo abierto tienen la misma calidad que aquellas desarrolladas experimentalmente por el CONICET”, destacó Almirall. Y agregó que Whale Leaf Farm trabajará con Santa Planta, el distribuidor más grande de Argentina en la industria del Cannabis, para que el primer lote de semillas pueda ser distribuido a todo los growshops del país.