La presencia de plástico es un problema ambiental en las playas de todo el mundo. No solo por la contaminación sino también por la salud de los animales. Y en las costas bonaerenses, eso es una realidad: el 70% de los residuos contienen algo de este material.

Entre septiembre y octubre del año pasado comenzó la 6° edición del Censo Provincial de Basura Costera Marina en la Provincia de Buenos Aires, el cual abarcó un total de 410.864 metros cuadrados (41 hectáreas) y la participación de 422 voluntarios. Según los primeros datos de este nuevo relevamiento, el plástico continúa siendo el contaminante más abundante (73,7%), una cifra algo inferior a los datos que arrojó la edición anterior del censo (84,5%).

Luego del plástico, le siguieron vidrio (10,1%), residuos categorizados como “otros” (9,9%), que está constituidos por elementos como barbijos, jeringas, escombros, equipos eléctricos y electrónicos, neumáticos y velas; papel y cartón (3,7%) y metales (2,6%).  El total de residuos relevados fue de 35.741.

 
 

Dentro del ítem plásticos, los contaminantes que se registraron en mayor cantidad son colillas de cigarrillo (26,4%), fragmentos plásticos (17,3%), envoltorios plásticos de nylon o celofán (13,5%), bolsas plásticas (11,7%) y tapitas (5,7%). «Al igual que el censo anterior, los fragmentos plásticos fueron el segundo contaminante más encontrado, y se refieren a residuos de plástico duro proveniente de productos de mayor tamaño (como cubiertos descartables o elementos plásticos de golosinas, por ejemplo), y que por la acción mecánica del sol, el viento y el mar se desintegran hasta convertirse en porciones más pequeñas», explicaron desde Fundación Mundo Marino, una de las organizadoras del censo. 

Sobre las colillas de cigarrillo, se estima que entre 4,5 y 5,6 billones son arrojadas cada año a la vía pública, lo que equivale a unas 18.000 millones de colillas por día, aproximadamente. Estos datos se desprenden del Informe General sobre colillas de cigarrillos: impacto, normativa y gestión, elaborado por la ONG Eco House Global.

Según ese análisis, una colilla de cigarrillo puede contaminar hasta 1000 litros de agua, al liberar en el ambiente las sustancias nocivas para la salud que se encuentran en el filtro conformado principalmente por acetato de celulosa, un elemento no biodegradable que puede tener un proceso de degradación de hasta 14 años. Es en ese proceso que puede liberar al ambiente metales pesados como el arsénico y el cadmio, entre otros elementos tóxicos. Solamente en este censo se encontraron un total de 6966 colillas de cigarrillo en las costas bonaerenses.

“Estas cifras cumplen un rol fundamental para concientizar a la población sobre la cantidad y el tipo de basura que hay en nuestras costas. Gran parte de esta basura es generada por nuestros propios desechos y eso nos debe interpelar sobre nuestro comportamiento a la hora de ir a la playa. Año a año vemos cómo la basura, especialmente el plástico, afecta a nuestra fauna marina. El caso más emblemático lo representan las tortugas marinas que, en el caso de las tortugas verdes, el 96% de las que ingresan a nuestro centro de rescate, tienen basura en su tracto digestivo”, explicó Karina Álvarez, bióloga y responsable de Conservación de la Fundación Mundo Marino. 

Ingesta de basura, también en cetáceos

Un reciente estudio publicado en diciembre de 2022 en la revista internacional Marine Pollution Bulletin, confirmó la ingesta de basura en ocho especies de pequeños cetáceos de Argentina y Brasil, entre 1988 y 2020.

La investigación, titulada Marine debris ingestion by odontocete species from the Southwest Atlantic Ocean: Absence also matter, sostiene que de un total de 156 individuos analizados, que fueron encontrados varados muertos en las costas o fallecieron producto de la pesca incidental, se hallaron residuos de origen antropogénico (producido por el hombre) en los contenidos gastrointestinales de 13 mamíferos marinos. ​ El tipo de residuos encontrados estuvo constituido por plásticos, madera y elementos antrópicos de origen desconocido. 

El estudio fue liderado por la investigadora Antonella Padula, de la Universidad Nacional de ​Mar del Plata, ​ y se llevó a cabo en cooperación con la Fundación Mundo Marino y colegas brasileños del Grupo de Estudos de Mamíferos Aquáticos do Rio Grande do Sul (GEMARS), la Universidade do Extremo Sul Catarinense y la Universidade Federal do Rio Grande (FURG).

Se encontraron restos en los tractos digestivos de 8 de las 21 especies: el delfīn común (Delphinus delphis), el cachalote enano (Kogia sima), el delfín de Fraser (Lagenodelphis hosei), el zifio de Gervais (Mesoplodon europaeus), la marsopa espinosa (Phocoena spinipinnis), el delfín moteado (Stenella frontalis), el delfín de dientes rugosos (Steno bredanensis), y la tonina (Tursiops truncatus gephyreus). Fue el primer registro para estas dos últimas especies.

La autora de la investigación, Antonella Padula, añadió: «Entre los residuos más encontrados en los contenidos gastrointestinales, el plástico estuvo en primer lugar, representando un 68%. Esto debe hacernos tomar conciencia de la disposición final de ese elemento una vez que lo utilizamos. En este estudio, la basura analizada puede provenir del mar directamente, como de las mismas playas. Indistintamente del origen, estos datos muestran que nuestro vínculo con la basura termina afectando a la fauna marina».