El Conurbano bonaerense es un territorio multicultural complejo y heterogéneo, con fuertes contrastes sociales, en el que habita alrededor de un tercio de la población del país. Está constituido por 24 partidos y forma parte de una región metropolitana más amplia que comprende, de acuerdo a las actividades económicas y la movilidad cotidiana de la población, un territorio que incluye a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y aproximadamente unos 40 distritos. Es la tendencia hacia una creciente expansión de las funciones municipales, desde los años ‘90, lo que viene configurando fuertes presiones sobre los gobiernos locales y sus finanzas públicas, en especial en territorios que vuelven a sufrir una agudización de la pobreza urbana, como actualmente es visible en buena parte del Conurbano. Que si bien limita con la Ciudad de Buenos Aires, parecería que “está más lejos de la Capital que lo que indican los mapas. Emerge desigual y con notables deficiencias de bienes públicos. Calles asfaltadas y de tierra, villas, asentamientos y clubes privados, basureros ilegales y zonas turísticas integran un singular collage difícil de comprender, pero sobre todo de gobernar”, tal como destacan Rodrigo Zarazaga y Lucas Ronconi, compiladores del libro Conurbano infinito. Actores políticos y sociales, entre la presencia estatal y la ilegalidad (Siglo XXI,  2017). En el noroeste de este vasto territorio se fundó a mediados de los ‘90 la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), de la que forma parte el Instituto del Conurbano (ICO), orientado al análisis de diversas problemáticas del área metropolitana bonaerense que, por su nivel de complejidad, requieren de un abordaje multidimensional, abarcando aspectos políticos, socioeconómicos y culturales así como de índole económica, organizativa, urbanística y ambiental. Lo que sigue es una breve evaluación realizada desde el ICO sobre la situación que atraviesa el Conurbano en estos últimos años.

Cambios políticos

Una reflexión general sobre el impacto en el territorio provocado por los cambios de gobierno, nacional y provincial, permiten entrever una serie de aspectos a destacar. Se aprecia una precarización de la vida social expresada en el incremento de la pobreza, el desempleo y el declive de los sistemas de seguridad social y de salud. En la actualidad, aproximadamente cuatro millones de personas que residen en el Conurbano bonaerense son pobres, es decir, habitan hogares cuyos ingresos totales no alcanzan a cubrir los alimentos y servicios básicos para la reproducción cotidiana. La incidencia de la pobreza es particularmente significativa entre los niños, niñas y adolescentes menores de 18 años y en aquellos hogares con jefes y jefas desocupados u ocupados en el mercado de trabajo informal. Según datos de la Encuesta de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) para el año 2016, el 34,1% de la población total del Conurbano vive en situación de pobreza. En efecto, entre niños, niñas y adolescentes, casi la mitad está bajo la línea de pobreza (49,6%), lo que representa 1.662.055 menores de 18 años.

Respecto a la problemática de la salud, cabe subrayar que si bien este sistema había logrado mejoras desde el año 2001 hasta la actualidad, siguen manteniéndose importantes brechas entre los diversos municipios del Conurbano. Esto implica fuertes diferencias en las condiciones de las prestaciones de salud a las que pueden acceder los distintos sectores de la población, agudizándose esta situación en el último tiempo. En 2016, la tasa de mortalidad infantil para el total de los 24 partidos (9,9 defunciones antes del año de vida por cada mil nacidos vivos) tuvo un registro de seis puntos por debajo de los valores de 2001. Sin embargo, hay municipios como Vicente López (5,5‰) y San Isidro (6,2‰) que tienen una tasa de mortalidad infantil significativamente menor a la de municipios como Lanús, José C. Paz o Almirante Brown, que ronda el 12 ‰, por mencionar sólo los valores extremos, ilustrativos de los fuertes contrastes en la región.

En relación a las finanzas públicas, la situación actual parecería estar en línea con una tendencia nacional a reducir impuestos a los sectores más concentrados. En el caso de la provincia de Buenos Aires, los recursos propios descansan excesivamente sobre gravámenes a la actividad económica que recaen sobre el consumo, en especial el de las personas de menores recursos que residen en el Conurbano. Por el contrario, en forma creciente se advierte una disminución del peso de la recaudación en el caso del impuesto inmobiliario. Según información oficial, ese impuesto (sobre todo el rural) muestra un peso cada vez menor: era el 36% de la recaudación bonaerense en 1983, fue el 12% en la de 2003 y significó apenas el 6% de los ingresos tributarios de la provincia en 2016.

Respecto de la problemática urbana, se aprecia la fuerte segmentación institucional de las políticas sectoriales (vivienda, transporte, obras públicas) y la heterogeneidad de los gobiernos locales, abonando la idea de una paradójica “falta” de planificación. Dos temas aparecen como críticos entre las problemáticas tratadas: el acceso a la vivienda y a las redes de agua y saneamiento. Aproximadamente el 10% de la población del Conurbano vive en villas y asentamientos populares. En ambos casos, la autourbanización incluye situaciones de tenencia, características de localización y constructivas que no se ajustan a la normativa que regula la ocupación de la tierra o la construcción de las viviendas, pero al mismo tiempo, da cuenta de estrategias de asociación y cogestión del hábitat ante la necesidad. En relación al acceso al agua potable, se observa que esas redes se han extendido mucho más lentamente que la urbanización, y que en ese proceso fueron delimitándose áreas conectadas a la ciudad metropolitana y otras, desconectadas, asociadas a la periferia. Así se explica que el 71,6% de los hogares del Conurbano recibe agua por red pública y sólo un 41,3% acceda a la red de desagües cloacales. Estos porcentajes resumen realidades muy dispares. La cobertura de ambos servicios es casi total en Vicente López y San Isidro, pero sólo alcanza al 10,7% de los hogares con servicio de agua y el 2% de los hogares con servicio de cloaca en el partido de Malvinas Argentinas.

Configuración productiva y ocupacional

El Conurbano bonaerense presenta una singular configuración productiva y ocupacional, en la medida que concentra un elevado nivel de actividad en el escenario provincial al tiempo que presenta importantes falencias sociales, en especial en términos socioeducativos y de infraestructura. En la actualidad, el descongelamiento de las tarifas de servicios energéticos, la liberalización de importaciones con el consiguiente cierre de firmas e incremento del desempleo y la persistente inflación, sumados a la desregulación comercial, constituyen elementos que impactan directamente sobre las empresas orientadas al mercado interno, mayoritariamente pymes y también las autogestionadas de la economía social. Los registros del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) destacan que desde diciembre de 2015 hasta la actualidad, la industria manufacturera contabiliza la pérdida de más de 66 mil puestos de trabajo a nivel país. El sostenido retroceso en la ocupación fabril se ve en parte compensado con empleo precario, de mayor inestabilidad y menores salarios. Si se considera que aproximadamente la mitad de la actividad económica de la Argentina se concentra en el área metropolitana de Buenos Aires, el impacto sobre el Conurbano bonaerense reviste una gran envergadura. 

Sumada a la complejidad propia de un territorio tan vasto y con realidades tan disímiles, la escasez de datos dificulta aún más los diagnósticos. Hasta 2015 funcionaba, en distintos ámbitos del gobierno provincial, un Sistema de Información de Ordenamiento Territorial que permitía tener información de la provincia de Buenos Aires en diversas áreas y acceder directamente a mapas y bases de datos, pero a partir del cambio de gobierno ese tipo de experiencias fueron paulatinamente dadas de baja. Sin duda, en estos procesos de cambio hay  rupturas pero también continuidades y muchos  exponen la agudización de problemas ya planteados durante la gestión anterior. Cabe destacar, en ese contexto, que la perspectiva de “lo ambiental” en el Conurbano ha sido dejada de lado, como lo atestiguan las dificultades generadas por la contaminación y también el manejo del reciclado de basura. Hoy vemos que en el Conurbano subyacen espacios naturales degradados, que deberían recuperarse y para los cuales, desde el ámbito oficial, no existen propuestas ni un desarrollo sostenible a la vista. El mercado de tierras, con distintos fines, formal e informal, pareciera ser la única norma que rige tanto las vidas como el ambiente donde sobreviven millones de bonaerenses. Así es posible encontrar manchones de riqueza al lado de barrios donde predominan la pobreza, el hacinamiento y la pérdida de prácticamente todos los servicios ambientales necesarios para la vida digna de cientos de miles de ciudadanos. 

Finalmente, un tema que cobra creciente importancia en el Conurbano es la problemática de la inseguridad, que hoy se ha transformado en un eje central del debate público y el accionar político. En términos generales, las tasas de homicidios más bajas se registran en los municipios del norte del Conurbano, siendo Moreno, Quilmes y Lanús los que presentan mayor cantidad de homicidios cada 100 mil habitantes en 2016. Desde el mes octubre de ese año, el Ministerio de Seguridad de la Nación comenzó un despliegue de fuerzas federales en todo el Gran Buenos Aires. Se inició en la zona sur, reforzando los municipios de Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora y Quilmes, y en los meses siguientes fue incorporando otros distritos, promoviendo el enfoque represivo que hoy caracteriza la repuesta estatal a la protesta, fundamentalmente en las zonas más pobres. 

Para concluir podemos decir, retomando la idea de que el Conurbano bonaerense integra un singular collage, que efectivamente ese carácter complejo y heterogéneo de este espacio territorial obedece a causas muy diversas, que este artículo expone en forma sucinta y cuyos ejes se desarrollan a lo largo de esta revista. Ese carácter plural, en cualquier caso, se manifiesta sobre todo en la forma en que son afectados sus pobladores por los últimos cambios políticos, que vienen generando profundas transformaciones en sus modos cotidianos de vida, en el sentido de cristalizar una creciente polarización social. 

Una región bajo análisis

Entre las áreas de investigación que conforman el Instituto del Conurbano se encuentra “Estado, Gobierno y Administración Pública”, que incluye la temática intergubernamental y de los gobiernos locales, así como el análisis de políticas públicas y la cuestión fiscal; “Política Social”, que incorpora cuestiones referidas fundamentalmente a la protección y seguridad social así como a la cobertura de salud y redes de servicios en el Conurbano; “Sistemas Económicos Urbanos”, que pone el eje en la ciudad como sistema económico, la política y gestión pública orientada a la economía social así como en la organización de los actores sociales el desarrollo local y socio-cultural; “Ecología”, cuyos temas de investigación se refieren a la problemática ambiental del territorio, la sustentabilidad, los conflictos socioambientales y la economía ecológica; “Urbanismo”,  que concentra su preocupación en torno a los procesos de organización del territorio, los impactos del mercado inmobiliario y de la toma de decisiones en intervenciones urbanas, así como cuestiones referidas a las movimientos sociales, derechos, culturas e identidades urbanas; y “Tecnologías  de la Información Geográfica y Análisis Espacial”, que integra fundamentalmente los sistemas de información geográfica y cartografía temática. 

*Este artículo fue redactado por Aída Quintar y Rodrigo Carmona, investigadores del ICO, con aportes de Andrea Catenazzi, Magdalena Chiara, Walter Pengue, Verónica Maceira, Alejandro López Acotto, Laura Reboratti y Leonardo Fernández.