“No hablamos de ‘recorte’, sino de cambios o reformas curriculares”. Así lo aclara Catalina Nosiglia, secretaria académica de la Universidad de Buenos Aires (UBA), al describir el proceso de revisión que se está llevando a cabo en planes de estudio de carreras clásicas de grado del país, algunas emblemáticas como Medicina o Ingeniería. El cambio implica un recorte de horas pero el eje –afirman– no está puesto ahí, sino en “enfrentar la deserción estudiantil” y “actualizar la formación académica, sin perder calidad”.

Las modificaciones se anunciaron hace dos meses, pero ya en febrero de 2022 el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) había aprobado «lineamientos de políticas universitarias a futuro, uno de los cuales consiste en el análisis de las ofertas académicas y la distancia entre la duración teórica y la duración real de las carreras. En nuestro país parece existir la creencia de que la carrera universitaria es mejor cuanto más extensa es, y esto no necesariamente es así. Es necesario analizar, de manera integral, qué tipo de graduado/a queremos formar, con qué conocimientos y con qué valores, y a partir de allí pensar qué propuestas de enseñanza le vamos a ofrecer”, plantea Nosiglia.

Áreas sobredimensionadas

La resolución ministerial N° 6 establece un mínimo de cuatro años y 2600 horas de clase para las carreras de grado. La mayor parte de los planes de estudio de las universidades nacionales tiene una duración superior, y en la práctica es mayor aún el tiempo real que toma completar las cursadas.

“Nuestras carreras (tanto en la UBA como en otras instituciones universitarias), tienden a superar ampliamente esos valores. Por eso es que, en muchos casos, el análisis del plan pone de manifiesto que pueden existir áreas sobredimensionadas o asignaturas que reiteran contenidos previamente enseñados al interior del plan de estudios. Es en esos casos que se disminuye la cantidad de carga horaria, pero siempre sosteniendo una formación de calidad para ese futuro/a graduado/a”, apunta la secretaria académica de la UBA.

Foto: UBA

Recortar

Si bien los casos de Ingeniería y Medicina fueron noticia, en los últimos años otras cinco carreras de la UBA redujeron su carga horaria: Lic. en Economía y Administración Agraria, Lic. en Ciencias Ambientales, Diseño Gráfico, Lic. en Letras y Tecnicatura Universitaria en Turismo Rural.

En junio, la Universidad Nacional de Rosario (UNR) se convirtió en la primera universidad pública que concretó la transformación de los trayectos académicos y anunció que la carga horaria total de sus nuevas carreras tendrá un máximo de cuatro años. Es decir, estableció que el mínimo de horas exigido por el sistema universitario argentino será tomado como el máximo.

“En la UNSAM la mayoría de las carreras –a partir de un estudio que acabamos de realizar- no requieren recortar carga horaria, sino que desde hace ya muchos años están en el límite máximo establecido”, dice Alejandra De Gatica, secretaria académica de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Sin reducir horas, el cambio en este caso implica “una traducción al sistema de créditos que consiste en explicitar las horas de trabajo autónomo de los estudiantes (…) analizando las particularidades y los aspectos de cada materia y su vinculación y tributación al perfil de egreso que está planteado en el plan de estudios, y de ese modo decidir cuáles materias requieren mayor trabajo de contacto docente-estudiante y cuáles requieren mayor trabajo autónomo estudiantil”.

Comparaciones

“En el tiempo en que un europeo recorre los tres niveles (grado, maestría y doctorado), en la Argentina solo se cumple con el de grado”, subraya Guillermina Tiramonti, investigadora del área de educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), al diario La Nación. Y consideró que el ritmo de cambio de los conocimientos exige trayectorias cortas y flexibles que se articulen entre sí, “muy diferentes a las que hoy ofrecen las universidades argentinas”.

“La comparación con otros formatos a nivel global incide, pero no determina –apunta Nosiglia- En Europa y en Estados Unidos las carreras de grado (el famoso título de Bachelor) son de menor duración, pero también es cierto que son títulos que no habilitan, por sí solos, para el ejercicio profesional, como sí ocurre en Argentina. Esto lleva a que nuestras carreras sean algo más extensas que las de otras latitudes”, comparó.

“Nuestros egresados con los saberes adquiridos en nuestras carreras ingresan a los estudios de posgrado sin inconvenientes tanto en instituciones nacionales como extranjeras”, destaca por su parte la secretaria académica de la Unsam.

Más allá de la mirada a nivel global, a escala local los cambios tienen que ver con la salida laboral, la duración real de las carreras para estudiantes que en su gran mayoría trabajan mientras cursan y la deserción. “Es un problema complejo, que se está estudiando desde diferentes perspectivas –concluye Nosiglia–. Nosotros trabajamos con la hipótesis de que un plan de estudios más razonable, más interesante y más actualizado, colaborará con el deseo de las y los estudiantes de continuar con su carrera, pero desde ya, sabemos que no es la única variable”.

De videojuegos a tecnicatura en Industria de Bebidas, las nuevas carreras del mundo universitario

La generación de títulos intermedios también forma parte del proceso de cambio en la educación superior, que se busca incrementarlo.
En la UBA, más de una decena de carreras de grado cuentan con títulos intermedios y desde 2019 se entrega el título académico de ‘bachiller universitario’.
Mientras, surgen nuevas carreras cada año. La Universidad Nacional de Mar del Plata arranca en 2024 la Tecnicatura Universitaria en Industria de Bebidas, con una extensión de 2 años y medio, y el Profesorado en Lengua Italiana. La de Almirante Brown sorprende con su carrera de Diseño y Desarrollo de Videojuegos. La de Rosario lanzó la licenciatura en Corretaje Inmobiliario, la de Catamarca una de Ciencias de Datos y Ciberseguridad; la de Chilecito cuenta con una Diplomatura en Producción e Industrialización del Cannabis, y la de Hurlingham suma dos en 2024: Desarrollo Agrario y Gestión del Mantenimiento.