Joe Biden y Vladimir Putin se verán las caras el próximo miércoles en la ciudad de Ginebra en la primera cumbre entre el presidente estadounidense y el mandatario ruso desde el cambio de gestión en la Casa Blanca. Sobre la mesa, según informa Washington, estará la situación en Ucrania, Bielorrusia, los presuntos ciberataques atribuidos a hackers rusos y el destino del opositor Aléxei Navalni.
Biden deslizó que espera establecer relaciones “estables y predecibles” entre ambas potencias. Pero parte de un enfrentamiento que, al decir de Putin, “está en su punto más bajo de los últimos años”. Por lo pronto, en marzo pasado Biden llamó a Putin “asesino”, lo que para el presidente ruso no es preocupante, «ya que esa retórica dura es una expresión de la cultura estadounidense en general».
Lo que sí podrá inquietar es el anuncio del Departamento de Defensa del envío de un paquete de 150 millones de dólares para “entrenamiento, asesoría y equipamiento militar para que las fuerzas ucranianas puedan asegurar sus fronteras y mejorar su interoperabilidad con la Otan”.
Luego de aquel exabrupto de Biden, Putin lo había invitado a una videoconferencia con acceso libre. «Sería interesante para el pueblo de Rusia y EE UU al igual que para otros países», consideró entonces. Biden rechazó el convite y ahora ambas cancillerías informaron que tras la cumbre en Suiza habrá conferencia de prensa por separado. Cosa de no mezclar los tantos.