Recep Tayyip Erdogan se dio finalmente el gusto y ayer juró ante el Parlamento en Ankara su tercer mandato. Reelegido el 28 de mayo pasado en un balotaje con el 52% de los votos, completará en este nuevo quinquenio los 20 años en el poder. En una ceremonia en la que estuvo presente el titular de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), de la que Turquía resulta un socio algo incómodo, Erdogan prometió «asumir su deber con imparcialidad» ante los 600 diputados electos en la primera vuelta del 14 de mayo.

Como es de rigor en la asunción del máximo cargo ejecutivo, el mandatario visitó luego del acto parlamentario el mausoleo de Mustafa Kemal Atatürk, el fundador de la República, hace justo un siglo, para después trasladarse al palacio presidencial para unas ceremonias protocolarias que terminarán con una cena de gala, tras la cual anunciará la composición de su gobierno.

«Como presidente, juro proteger la existencia y la independencia del Estado, la integridad de la patria, la soberanía incondicional de la nación, el Estado de derecho (y) el principio de una república laica», tal y como la concibió el «padre de los turcos», que eso significa Atatürk, declaró Erdogan.

En su nuevo gabinete aparece como fija–según las agencias internacionales– Mehmet Simsek para la cartera de Economía. Se supone que el exempleado de la banca Merrill Lynch sería el encargado de encausar la alta inflación –85% en un año– con medidas ortodoxas. Esa área de la gestión es la que más preocupa y esta nueva asunción puede servir para tomar medidas drásticas en tal sentido.    «