Abya Yala es el nombre que le dan los pueblos originarios a lo que conocemos como América. Significa «tierra en plena madurez» o «tierra de sangre vital». El intelectual mexicano Luciano Concheiro destacó el carácter incipiente, en plena madurez, de algo mucho más grande que un simple foro: «Es una suerte de internacional y eso es mucho decir. Se une nuestra América desde las bases. Vengo de la militancia comunista y del internacionalismo, les digo que es una internacional en ciernes, con una fuerza impresionante».

Concheiro, orgánico del partido de López Obrador que arrasó en las últimas elecciones y que promete vientos de cambio en la región, compartió el panel de Organización Popular, en el cierre de la segunda jornada del foro, con Juan Grabois, dirigente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y con Laura Zúñiga Cáceres, hija de la luchadora ambientalista asesinada Berta Cáceres y activista del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH).

En su extenso y vigoroso relato, Concheiro apuntó: «No es nuestra la victoria; es de todo el pueblo. Y significa una verdadera crisis de hegemonía. Se transformó la correlación de fuerzas, pero no tenemos aún las fuerzas organizadas para el cambio». Al mismo tiempo, advirtió que «no tenemos margen de error. No podemos incumplir. La transformación no puede ser cosmética, sino a fondo». El intelectual comparó el triunfo de López Obrador con las grandes gestas populares mexicanas. «Hablamos de una cuarta transformación del país: la revolución de independencia; la guerra contra los franceses y la reforma; y la insurrección zapatista». En ese sentido, exhortó a todo el pueblo mexicano a participar a través de la organización popular. «Nadie se puede ir a su casa. Debemos empujar todos juntos la transformación de México. Somos el cuarto país de mayor inversión en minería a cielo abierto. Un tercio de México está concesionado para el fracking (extracción de gas y petróleo). Contra eso vamos a luchar. Está bien cabrón».

Laura Zúñiga Cáceres ha vivido a sus 24 años las más crudas injusticias. Su madre fue asesinada en 2016, producto de su larga lucha contra los grandes poderes económicos internacionales que operan en Honduras, con la complicidad del gobierno local, que había derrocado a Manuel Zelaya. «Después de cinco asesinatos de esta empresa que se llama Desarrollos Energéticos SA, después de intentar meter en la cárcel a mi mami y no poder por las manifestaciones, decidieron asesinarla. En ese asesinato, operó el estado de Honduras que protegió a la empresa y le dio la concesión», relató Laura. Agregó luego: «Con el asesinato de Berta, también buscaban acabar al COPINH».

El Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) fue la organización fundada por Berta, con el fin de proteger las tierras y a los trabajadores indígenas. «Fue con el apoyo internacional que conseguimos que la hidroeléctrica deje de tener financiamiento. Y aunque la empresa criminal sigue con la concesión, fue una victoria de la organización popular retirar de manera colectiva a los grandes capitales financieros».

«Tuve el honor de conocer a Berta Cáceres. Pensamos que una foto con el Papa Francisco la podía proteger, pero nos equivocamos», así comenzó su alocución Juan Grabois. El dirigente argentino caracterizó a los tres sectores que componen al campo popular y que, a su juicio, deberían unirse con un plan de lucha definido: «Los descartados, que es el más importante; los explotados y los indignados. Los descartados son aquellos que para el mercado/capital estarían mejor muertos que vivos. Esos compañeros sin tierra, techo, ni trabajo deben constituir la verdadera columna vertebral de un movimiento de transformación. Los explotados sí son útiles para el mercado laboral (son asalariados), pero que hoy aun en cargos jerárquicos, no tienen ninguna posibilidad de comprarse un departamento, por ejemplo. Es clase media proletarizada. El tercer sector son los indignados. Son los que no sufren la injusticia social de manera directa, pero que sienten el sufrimiento ajeno. Uno milita por la panza, por la cabeza o por el corazón. Mucho mejor, cuando hay una combinación».

Para encarar estos ambiciosos y nobles objetivos, se requiere de una «sangre vital» digna de esta tierra, que cuenta con una organización popular en «plena madurez». «

La economía popular

«Las economías solidarias somos las primeras que cuidamos nuestro hogar, nuestras vidas, para darnos de comer, para que no nos falte la luz, para que nuestros hijos tengan escuela, para que tengas abrazos y tengan salud», sintetizó Nelson Nespolo (UNISOL-Central de Cooperativas y Emprendimientos Solidarios, Brasil) en el panel de economía popular que participó del Foro de Porto Alegre. Por su parte, Roberto Funes (trabajador de Zanon, Argentina) aseguró: «Parafraseando a Galeano, para llegar a los beneficios que hoy gozamos los trabajores, lamentablemente hubo muchos muertos, y es por eso que también de ese modo llegamos al control obrero». Del debate, que se realizó en el Espacio FETRAFI participaron también Celeste Mirinha (CMP, Brasil) y Marcelo Zlotogwiazda (economista y periodista, Argentina). La cuestión de la economía popular estuvo muy presente en todas las charlas y también hubo puestos donde se expusieron muestras del trabajo de algunos de los participantes en el Foro. «