Encabezado por Néstor Kirchner, con el acompañamiento de Lula y Chavez, un grupo reducido de presidentes rechazaban la posibilidad de firmar un tratado para toda América que preveía, no solamente comerciar libremente (lo que ya por si solo hubiera sido muy perjudicial) sino una serie de imposiciones para nuestros países, de parte de los EEUU y los grandes grupos económicos, sumamente negativas para nuestros países y nuestros pueblos. Así infrigieron la mayor derrota diplomática y política de Norteamérica, en la propia cara del presidente George W Bush.

Aquella decisión impulsó una serie de victorias de partidos populares y de izquierda en Bolivia, Paraguay, Ecuador, Nicaragua, El Salvador, entre otros. Se produjo el ingreso de Venezuela al MERCOSUR, y este creció  en lo político, social y cultural. Se creó la UNASUR, por primera en su historia confluían los países de Sudamérica.  Y se fundó la CELAC, que es, ni más ni menos, que la OEA sin Canadá y EEUU, a la que se sumó Cuba.

EEUU comenzó a planificar, inmediatamente una contraofensiva, para revertir aquella «irregularidad » en su patio trasero. Su plan constaba, esencialmente, de  4 puntos, que se retroalimentan: proponer un modelo de integración alternativa como fue la Alianza del Pacífico, desmembrar el MERCOSUR, hostigar a los tres pilares del proceso popular, Argentina, Brasil y Venezuela, y  crear una nueva derecha, que suplantara a  la tradicional, que ya no podía enfrentar con éxito a la fuerza y la articulación alcanzada por expresiones políticas, que, tomando lo mejor de la historia de nuestros pueblos, conducían mayorías con formaciones novedosas y eficientes. 

Y aplicó el lawfare de manera despiada, ese uso indebido de instrumentos jurídicos para fines de persecución política, destrucción de imagen pública e inhabilitación de un adversario político. Combinando acciones aparentemente legales con una amplia cobertura de prensa para presionar al acusado y su entorno (incluidos familiares cercanos), de forma tal que éste sea más vulnerable a las acusaciones sin prueba. El objetivo: lograr que pierda apoyo popular para que no disponga de capacidad de reacción.

Sin embargo todo eso no alcanzó para producir una ola de avance irreversible de las propuestas neoliberales y para debilitar a los movimientos populares en nuestra región, como en los 90. Porque estos no son los 90. En esos años se producía una victoria de los EEUU sobre su enemigo estratégico la URSS, entonces parecía creíble que había llegado «El fin de la Historia». Ahora han surgido posibilidades con la aparición de China, Rusia e India en el contexto internacional para aquellos países que no quieran depender incondicionalmente de los EEUU. Además hay una conciencia extendida entre nuestros pueblos y, sobre todo, está el recuerdo de cómo se vivió en esos años prósperos en nuestros países. Como decía Cristina Fernández en los años de Macri: «Como vivís ahora y como vivías hace unos años». Por eso, y por la unidad mas amplia que nos dimos, ganó el Frente de Todos. El pueblo de Brasil quiere que Lula vuelva gobernar, porque esperar recuperar la condición de vida que tuvo hasta hace poco, un pensamiento simple pero profundo.

Y al ver que no tiene nada para ofrecer el neoliberalismo, los pueblos resisten sus políticas, protestan , luchan. En Chile logran, con luchas masivas y con participación de una juventud que no se siente representada en el sistema político, que después de 40 años se pueda cambiar la Constitución de Pinochet. En Venezuela el chavismo recuperará la Asamblea Nacional en las elecciones de diciembre. En Ecuador las protestas logran detener el ajuste y preparar la posibilidad de triunfo del binomio de la Revolución Ciudadana, Andrés Arauz y Carlos Rabascal, en febrero. Y en Bolivia, sólo después de un año del Golpe de Estado, el MAS aun con la proscripción de Evo, triunfa con mas 25 por ciento de diferencia. 

No hay cambio de época, no hay ola conservadora imparable. Lo que hay son pueblos que la pelean y fuerzas que se organizan. Y la Patria Grande que resurge. Ese es el mejor homenaje que podemos hacer a aquel No al ALCA histórico.