Se cumplen 50 años del Golpe de Estado producido en Chile al Gobierno de la UP de Salvador Allende, primera experiencia de construcción del socialismo por las vías pacíficas. El tiempo y las fechas redondas nos permiten reflexionar el pasado para tomar sus experiencias, analizar el presente y soñar el futuro.

El golpe en Chile trajo muerte, exilios, miseria y pobreza al país hermano, y fue utilizado como laboratorio de las transformaciones estructurales neoliberales para los países latinoamericanos y caribeños. El golpe fue parte de un plan integral del Imperialismo Norteamericano para desterrar toda posibilidad de cambio en un país que consideran, aún hoy, su patio trasero. El Plan Cóndor fue una política integral para los países del cono sur, coordinada desde las fuerzas de seguridad, las empresas transnacionales, oligarquías terratenientes y grupos de poder local con el objetivo de saquear y poner nuestros países al servicio de EE UU.

Previo al golpe, se creó una multifacética acción desestabilizadora generando terror, saqueos, bloqueos, violencia ideológica, mediática, económica para avalar lo que después acarrearía una vez realizado el asalto. Ese golpe marcó el camino de lo que a tres años ocurriría en Argentina.

Hoy, luego de años de democracia restringida en la región, movilizaciones y victorias populares en el terreno político-electoral junto a la derrota del ALCA en Mar del Plata, la creación de la CELAC, UNASUR y diversos instrumentos de integración regional, los golpes volvieron a ser utilizados con las técnicas de desestabilización del pasado y nuevas formas -nuevas estrategias de guerras híbridas-. El Golpe en Paraguay, Honduras, Brasil, Perú, Ecuador, las restricciones judiciales, los ataques mediáticos, con levantamientos policiales, intentos de magnicidios a figuras populares, etc. marcan un nuevo clima en la región.

Vemos con preocupación que, frente a una nueva crisis capitalista en los países centrales, la pérdida de hegemonía geopolítica de EE UU, el Imperialismo vuelve a mostrar su cara más belicosa para mantener su dominación neocolonial en nuestros territorios. Latinoamérica es su extensión estratégica para sus planes de control Mundial.

Nuevamente, los discursos de odio, guerra económica, reinstalación de la teoría de los dos demonios, acciones judiciales y mediáticas preparan el terreno para legitimar su plan de saqueo, ajuste y represión en nuestro país y la región.

Condenamos los recientes actos negacionistas, la implantación de las bombas molotov en nuestra sede capitalina del PC, como así también, ataques vandálicos a otras sedes partidarias y monumentos a los compañeros y compañeras detenidas-desaparecidas. Y alertamos con preocupación el enrarecimiento del clima político en nuestro país.

Frente a un escenario de miedo y reacción, la única solución será la unidad, organización y movilización para frenar a la derecha y sus políticas. Las organizaciones del campo del pueblo deberán proponer los nuevos sueños y paradigmas que nos exigen los tiempos actuales. Un socialismo en el siglo 21, autóctono, creativo, feminista, ambiental, un socialismo que recupere lo mejor de las enseñanzas del siglo 20 y nos pongan en un horizonte de futuro. Como dijera Salvador Allende: «Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”. Ese tiempo es ahora, y debemos cambiar todo lo que deba ser cambiado para hacer realidad los sueños de las grandes mayorías.