Edimburgo, Reino Unido

El parlamento escocés solicitará este martes a Londres organizar un nuevo referéndum de independencia, descontento con un Brexit que va a poner a prueba la solidez del Reino Unido. De allí la urgencia de la primer ministro Theresa May para entrevistarse con la premier escocesa Nicola Sturgeon en un último intento por frenar una consulta que ahora podría ser negativa para la unidad del país. Una noticia como esta debería ser de suficiente gravedad como para mantener en vilo a la sociedad británica en su conjunto. Sin embargo, para un medio sensacionalista como el Daily Mail la noticia del encuentro entre ambas mujeres fue una foto en la que ironizan que la situación no es tan importante como un posible certamen para determinar quien tiene las mejores piernas (ver foto).

Un día antes de que May notifique el adiós británico a la Unión Europea, haciéndolo prácticamente irreversible, la primera ministra británica se encontrará sobre la mesa la demanda de un referéndum que ya ha calificado de «inaceptable» pero que pocos creen que pueda frenar.

A falta de una Constitución escrita que lo prohíba, a May no le queda prácticamente otra opción que tratar de retrasar el referéndum lo máximo posible para que no coincida con los dos años de negociaciones con Bruselas sobre los términos del divorcio UE-Reino Unido.

El Partido Nacional Escocés (SNP) de la jefa de gobierno regional Nicola Sturgeon, independentista, necesitará el apoyo de los Verdes para aprobar la solicitud, pero este se da por descontado. La votación tendrá lugar aproximadamente a las 16H00 GMT.

Una Unión «imparable» bajo amenaza

May viajó a Escocia el lunes para reunirse con la jefa del gobierno regional escocés, Nicola Sturgeon, en un último intento de acercar posiciones, pero ninguna de las dos se movió de la suya. 

«Mi posición es muy simple y no ha cambiado», dijo May en una entrevista con la agencia británica Press Association. «Y es que ahora no es el momento de hablar de un segundo referéndum de independencia», añadió.

Antes, en un discurso, describió la unión de Inglaterra, Escocia, Irlanda del Norte y Gales como «una fuerza imparable».

Sturgeon, que quiere el referéndum a finales de 2018 o principios de 2019, insistió tras el encuentro en que «los escoceses pueden tomar una decisión bien fundamentada sobre su futuro» en ese plazo y que no hay motivo para esperar más, en declaraciones a Sky News.

Una vez que el parlamento escocés apruebe la demanda del referéndum, el británico, donde los conservadores de May tienen mayoría absoluta, deberá pronunciarse.

Tanto la Cámara de los Comunes como la de los Lores deberán dar su visto bueno, que técnicamente consistiría en aprobar el traslado a Edimburgo del poder de organizar el plebiscito.

May podría aceptar la votación del parlamento británico pero negarse a firmar el traspaso hasta después del Brexit. Además de la fecha, ella y Sturgeon tendrían que negociar la pregunta.

En el referéndum de 2014, la permanencia en el Reino Unido se impuso por 55% a 45%, y el referéndum se celebró con el compromiso de zanjar el tema durante al menos una generación.

Pero los independentistas escoceses aseguraron en su programa electoral que si se producía «un cambio material en las circunstancias», solicitarían un nuevo plebiscito.

Tal cambio llegó con el Brexit. Los escoceses se pronunciaron mayoritariamente a favor de permanecer en la UE, pero su voto se diluyó en el nacional. Sturgeon acusa a May de no haber tenido en cuenta a Escocia en los preparativos para las negociaciones con Bruselas, descartando, por ejemplo, permanecer en el mercado único europeo.

Más allá de estas divergencias, lo que levantó polvareda fue la tapa del Daily Mail haciendo un juego de palabras con Brexit y legs-it, causando indignación tanto por el sexismo que despierta como por lo frívolo del tratamiento de un tema de semejante oimportancia para el futuro de Reino. La que apuntó directamente en ese sentido fue la laborista Yvette Cooper, que en un tuit señaló que “las decisiones de dos mujeres van a determinar si el Reino Unido sigue existiendo. Y la noticia de portada son sus extremidades inferiores. Obviamente”.

Pero en el interior del periódico la cobertura no fue menos escandalosa, sobre todo teniendo en cuenta que el artículo lo escribió una mujer, Sarah Vine. Y en lugar de profundizar en las posiciones encontradas de ingleses y escoceses, opinó que el entrecruzamiento de Sturgeon es “un claro intento de seducir” y que esa sería su mejor arma en este momento.

La tapa fue coincidentemente calificada como “imbécil, ofensiva, sexista” por casi todo el arco político y los medios de comunicación británicos. Además, podría recibir una pena de parte de la Organización Independiente de Normas de Prensa (Ipso) tras una denuncia de Amelia Womack, la líder adjunta del Partido Verde, que acusó al periódico de quebrantar el código de los editores y tratar a las mujeres con desprecio.

La reunificación de Irlanda, en el aire

Escocia no es el único frente interno abierto para May, a quienes se le están multiplicando las distracciones.

En Irlanda del Norte, el ascenso de los republicanos a la estela del Brexit está dificultando la formación de un gobierno de unidad con los protestantes unionistas, y el ministro para el Brexit, David Davis, admitió, en una carta a la que tuvo acceso el diario The Times, que los norirlandeses pueden solicitar un referéndum para la reunificación con Irlanda, en virtud del acuerdo de paz del Viernes Santo.

«Si la mayoría de los norirlandeses votaran alguna vez a favor de ser parte de una Irlanda unida, el gobierno británico honrará su compromiso de permitir que ocurra», escribió Davis, según The Times, en la misiva dirigida a un político norirlandés unionista.