La mayoría del tribunal que al negarle el hábeas corpus abrió las puertas a la prisión para Luiz Inácio Lula da Silva forma parte del entramado mediático judicial golpista que destituyera a Dilma Rousseff.

Michel Temer usurpa su cargo aplicando un modelo antagónico al de la fórmula que él integrara junto a la presidenta legítima.

El neoliberalismo/neocolonialismo vuelve a aplicarse en Brasil salvajemente, se militarizan ciudades y campos, se reprime hasta el asesinato reciente de la concejal Marielle Franco. Los mandos militares se suman a la conjura. Todo se prepara para entregar Petrobras y otros recursos nacionales a favor de las corporaciones transnacionales.

No es un proyecto brasileño. Es parte de una estrategia urdida en Washington para confrontar al proyecto de unidad latinoamericana y caribeña que se estaba gestando con los gobiernos de izquierda y progresistas de la región.

De una u otra forma, fueron derrocando gobiernos buscando disimular con diversos formatos seudo legales las viejas políticas de intervencionismo, injerencismo y golpismo con que los Estados Unidos ejercieron su cruel dominación sobre nuestros pueblos. 

Desde ya que no pueden con Cuba, con Venezuela, con Bolivia, con Nicaragua, donde los cambios son más profundos, pero tampoco dejamos de verificar que estos pueblos y sus gobiernos revolucionarios están siendo atacados, amenazados, bloqueados y que al respecto debemos estar alertas.

Lula simboliza hoy a los pueblos que han ganado derechos que siempre les fueron negados, como el de la seguridad alimentaria.

Millones son los que por primera vez ejercieron ciudadanía a partir de las políticas públicas desarrolladas.

Brasil se integró a la América Latina y el Caribe contribuyendo a gestar las hoy paralizadas Unasur y Celac. Forma parte de los BRICS.

El capitalismo globalizado, para su desenvolvimiento en esta fase de crisis aguda y terminal por la que atraviesa, no puede admitir ni siquiera un mínimo de «estado de bienestar» para las mayorías. Necesita, como el aire para respirar, la concentración más absoluta del gobierno y el poder.

No puede tolerar que Lula vuelva a gobernar Brasil. 

Pero el pueblo hermano está decidiendo lo contrario. Hasta los peores enemigos reconocen que él es el que el pueblo votará para presidente.

Lula libre equivale a Lula Presidente.

En la lucha por el ejercicio pleno de sus derechos ciudadanos va una buena parte del futuro brasileño y regional.

Saludamos al Partido de los Trabajadores, al Partido Comunista de Brasil y a todas las fuerzas políticas y sociales que hoy están librando esta gran batalla democrática, popular y antiimperialista. 

Su lucha es la nuestra. «

*Director de pulsodelospueblos.com