Donald Trump es el primer presidente de EE UU acusado de sobornar a una actriz porno y desde este viernes el primero también en ser acusado de haberse quedado con documentación clasificada cuando dejó la Casa Blanca, en enero de 2021. Cosa curiosa esa imputación –son 37 cargos que le endilga el fiscal especial Jack Smith- en un país gobernado por un mandatario en ejercicio, Joe Biden, a quien en enero pasado le encontraron varios archivos secretos en su residencia del Estado de Delaware que, en algunos casos, provenían de su período como vicepresidente de Barack Obama. Razón por la cual se la dejaron servida al nuevamente postulante a la presidencia para que, desde su red social Truth, recordara ese mal paso del inquilino de la Casa Blanca y la doble vara con la que el sistema político se ensaña contra él.

El caso que lo pone en el candelero data de 2021, cuando la recién asumida administración demócrata ordenó investigarlo por una supuesta denuncia sobre material sensible que no debería estar en su posesión. En un allanamiento en su mansión de Mar-a-Lago, Florida, el FBI encontró varias cajas con documentos secretos sobre operaciones y planes militares del Pentágono prácticamente a la vista de los cientos de invitados que suelen circular en sus fiestas.

El procurador Merrick Garland designó a un fiscal especial para “garantizar la transparencia” en la investigación. El resultado le había sido adelantado el lunes a los defensores de Trump, quien publicó en Truth que “la corrupta administración” lo acusa “por la mentira de las cajas”. CNN difundió el jueves un video en el que Trump admite haber obtenido esa información militar y se arrepiente de no haberla desclasificado cuando todavía era presidente. “Ahora ya no puedo”.

Biden, Petraeus, Assange

En enero se supo que también Biden tenía documentos privados en su casa. El mandatario se apuró a asegurar que había abierto las puertas voluntariamente a los sabuesos y se excusó afirmando que solo eran “papeles archivados en el lugar equivocado que fueron devueltos inmediatamente”. Como vice de Obama, Biden se encargaba de temas de política internacional y como senador presidió durante 12 años la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara alta.

Otro personaje adicto a los documentos secretos fue el general David Petraeus, quien comandó las tropas estadounidenses en Afganistán e Irak y tuvo su cuarto de hora de fama en los años posteriores a 2008, cuando los medios lo ungían como un héroe en aquellas invasiones que luego se sabría resultaron desastrosas. Con Obama en el gobierno, la aureola lo llevó a convertirse en director de la CIA en 2011 y a soñar con llegar un día a la presidencia.

Fue entonces cuando se enredó en una relación “impropia” con la periodista Paula Broadwell. La cuestión moral no afectó tanto su carrera como el hecho de que la mujer estaba escribiendo su biografía autorizada y se descubrió que para facilitarle la tarea le había entregado documentos secretos de la agencia. Tuvo que renunciar en 2012 y tras un acuerdo con la fiscalía, en 2015 fue condenado a 2 años de prisión en suspenso y a pagar una multa de 100 mil dólares.

El periodista australiano Julian Assange permanece detenido en una cárcel de máxima seguridad en Londres y en cualquier momento podría ser extraditado a EEUU, donde se lo acusa de haber difundido –en los medios más importantes de Occidente- documentos secretos sobre las atrocidades cometidas por tropas estadounidenses en Irak y Afganistán. Podría enfrentar hasta 175 años de prisión y hasta la pena de muerte.

Estado profundo

Trump, por su parte, sigue creciendo en las encuestas, apalancado en lo que considera una persecución de los demócratas y del “Estado Profundo”, como cataloga a la burocracia administrativa estadounidense a la que desde el primer día de su gestión está enfrentado.

La acusación del gran jurado de Nueva York por 34 cargos en el caso de la actriz Stormy Daniels es del 4 de abril pasado pero el juicio todavía tiene que concretarse. La imputación es por el pago de dinero en 2016 para que la exestrella porno silenciara la relación que tuvo con el empresario mediante unos 100.000 dólares salidos de los fondos declarados para la campaña.

Las posibilidades de que el empresario inmobiliario sea condenado o impedido de participar en los comicios de 2024 no son tan plausibles, básicamente porque la última instancia en el Poder Judicial, la Corte Suprema de Justicia, fue diseñada a su medida durante su gestión. Una abrumadora mayoría de jueces “amigos” difícilmente se le tire en contra.

Lo que sí puede influir en la futura competencia electoral es esta andanada de acusaciones que afectarían su imagen por el lado de la seguridad nacional tanto como de la moral media de la sociedad. La otra amenaza a su regreso podría estar dada por la cronología: este miércoles Trump cumple 77 años. Lo que en este caso juega a su favor es que Biden tiene tres años más.  «