El liberal que ganó con holgura el balotaje, profundizó su postura y presentó una primera lista con candidatos de todo tipo para dentro de un mes. Además, se dio el lujo de rechazar importantes apoyos. La ultraderecha y la izquierda se debaten en sus propias confusiones.

Todavía se escuchan los gritos de algarabía y los lamentos por los resultados de las elecciones en Francia, tanto en primera como en segundo vuelta, cuando los aparatos partidarios pusieron de nuevo su maquinaria en movimiento para armar las listas de candidatos que competirán en las legislativas previstas para el 11 y 18 de junio. 

Envalentonado por su amplio triunfo en el balotaje, el presidente electo Emmanuel Macron y su nuevo movimiento La Republique en marche! (LRM) parecen decididos a arrasar con todo. Los demás partidos se preparan para una nueva batalla sabiendo que van a jugar con nuevas cartas después de más de treinta años: la ultra derecha de a poco va mostrando sus falencias, los republicanos no salen a flote y la izquierda no sabe qué camino tomar.
Durante la semana, Macron presentó una primera lista con 428 candidatos a competir. De entrada, el presidente más joven de la historia de la república mostró su discurso de “conciliador”: en la lista hay paridad entre hombres y mujeres, la edad de los representantes va desde los 25 hasta los 75 y la mitad de ellos son ciudadanos civiles. 

El primer obstáculo a sortear para Macron vino por parte del alcalde de Pau, Francois Bayrou, lider del Movimiento Democrata (MoDem). Bayrou, que apoyó a Macron durante las elecciones para que llegue a ser presidente, no quedó conforme con el reparto de las candidaturas. Solicitó que en total sean 120 las circunscripciones cedidas a su partido, y no 35 como aparece en esta primera lista. Según el diario Le Monde, el sábado por la mañana hubo un principio de acuerdo entre los dos.

Sin embargo el comodín lo tiene Macron: la lista definitiva de candidatos es de 577 circunscripciones. Con ese margen de 149 candidaturas, Macron tiene la posibilidad de negociar con los distintos frentes y así lograr un apoyo multisectorial para poder gobernar los próximos cinco años en la Asamblea.

Tampoco hay que olvidar que está previsto que este lunes, día posterior a la toma de posesión, Macron anuncie quien va a ser su primer ministro. Los analistas políticos se inclinan por alguien de la derecha moderada con el fin de atraer más seguidores y teniendo en cuenta que con esta primera lista de las legislativas, los más beneficiados fueron los socialistas.

Durante la semana, el ex primer ministro socialista Manuel Valls, declaró que iba a sumarse a las filas de Macron ya que según él, “el socialistmo está muerto”. El presidente de la comisión de investidura de LRM, Jean-Paul Delevoye, no tardó en marcarle la cancha: “No cumple con los criterios requeridos para formar parte”. Sin embargo, Macron no presentará adversarios en la misma candidatura que se presentará Valls y otros políticos de diferentes espectros políticos de renombre.

Marine Le Pen y la ultra derecha busca seguir con el envión que la llevó a disputar el balotaje en el cual perdió categóricamente para volver a hacer campaña y así posicionarse como la máxima oposición. Según diferentes analistas políticos, su debate ante Macron dejó en claro que Le Pen no tiene una plataforma seria para poder ser la máxima oposición en la Asamblea. Además, sufrió la baja de su prima, la joven Marion Marechal Le Pen, quien declaró que se retira de la política.

Jean-Luc Mélenchon, de la izquierda radical, sostuvo que la única forma de que haya una alianza es si los socialistas forman fila en su partido, lo que sería un movimieto político historico en Francia.

Los republicanos todavía siguen pagando los platos rotos por parte de Francois Fillon, quien a primera instancia pintaba como presidente asegurado y luego del escándalo de las contrataciones familiares perdió mucho terreno. Todavía queda camino por recorrer. Macron tiene que nombrar a su primer ministro, algo trascendental ya que tendrá que orquestar el parlamento el primer mes hasta que se lleven a cabo las elecciones. Con la mayoría de los partidos en un mar de dudas por este fenómeno político que está viviendo Francia, las elecciones legislativas son inciertas, pero sin duda serán novedosas.

El socialismo y sus fantasmas

El Partido Socialista sufre el mismo dilema para las elecciones legislativas que para las presidenciales y está en una encrucijada: apoyar o ser oposición de Macron. El socialismo divide sus opiniones para saber cómo seguir. Su ala más centrista no ve con malos ojos una posible alianza, entre ellos Manuel Valls. Su parte más radical planea plantarse como oposición, tal cual lo afirmó su último candidato a las presidenciales Benoit Hamon. Sin embargo, el líder deslizó esta semana la posibilidad de crear su propia izquierda de corriente “transversal”.

Por su parte, la alcalde de Paris, Anne Hidalgo, y la de Lille, Martine Aubry, junto a la ex ministra de justicia Christiane Taubira, lanzaron una nueva plataforma política, “Dés demain” (Desde mañana), alejándose del socialismo. 

Las opciones que le quedan al socialismo son dos. Una es unirse a Macron asumiendo el rumbo incierto de su propuesta. La segunda es mantenerse como oposición, sin alinearse con Mélenchon, para volver a surgir de las cenizas y volver a acaparar los votos que se fueron con el líder de La France insumise. Un panorama para nada alentador.

El mayor problema del socialismo es que perdió la base social a la que supo representar. Hoy la mayoría de la clase trabajadora esta con Le Pen o con Mélenchon.