El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) protagoniza esta semana un encuentro inédito en la Argentina, donde fiscales, jueces, abogados, médicos forenses y expertos en criminalística se dieron cita en Buenos Aires para asistir al Primer Seminario de Investigación Forense en casos de Femicidio de Latinoamérica. Ayer, los participantes analizaron tres posibles escenas del crimen y Tiempo dialogó con la profesora Mariela Fumagalli de la EAAF y el juez especializado en Violencia de Managua, Nicaragua, Harold Leal Elías sobre la experiencia. 

“La idea es establecer una red a nivel regional y generar una retroalimentación e interconsultas entre los diferentes especialistas que trabajan la temática en otras partes de Latinoamerica. Que haya mecanismos de cooperación regional para mejorar en la obtención de la prueba. Esta es la primera experiencia”, explicó a Tiempo Fumagalli, integrante del área de Relevamiento y recuperación de la escena del hallazgo del EAAF, organismo que desde su creación, en 1984, llevó adelante misiones de búsqueda, recuperación e identificación de personas desaparecidas por situaciones de violencia étnica, estatal, religiosa, política, migratoria, de género y de trata en más de 50 países.  

“El tema de la violencia de género se ha instalado en la Argentina de manera definitiva hace unos diez años. Nosotros lo venimos abordando desde entonces al igual que muchas organizaciones de la sociedad civil u organismos del Estado”, indicó Fumagalli y completó: “El EAAF comenzó a trabajar los casos de femicidios hace más de una década en México, Ciudad Juárez, donde se habían dado a partir de 2001 casos de femicidios seriales”. 

“Con los años fuimos trabajando de manera muy fuerte en México y Centro América con temáticas referidas a migrantes entre los cuáles hay una alta tasa de femicidios y diferentes tipos de abuso que sufren las mujeres de forma sistemática en ese trance migratorio que recorre diferentes rutas pero tienen como destino común a Estados Unidos”, continuó la especialista. 

Este encuentro, que comenzó el lunes y se extenderá hasta el viernes, fue organizado el EAAF y contó con el apoyo de la Dirección General de Cooperación Internacional de la Cancillería y los auspicios de la Embajada del Reino de los Países Bajos y del Fondo Argentino de Cooperación Sur – Sur y Triangular. 

El seminario cuenta con una parte teórica que se dicta en el Palacio San Martín y una parte práctica que se realiza en las instalaciones de laboratorio del EAAF en su sede del Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos en la ex Esma, donde ayer se hizo una actividad que contó con la participación de los 15 funcionarios judiciales, policiales y expertos en criminalística de Argentina, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Honduras y Guatemala. “Hicimos un ejercicio en el que los participantes relevaron tres escenarios de hallazgo para que puedan establecer conductas previas y posteriores, siempre teniendo una mirada de género en los casos que así lo ameriten”, señaló Fumagalli. 

Para esta tarea se conformaron cinco grupos integrado por especialistas de diferentes disciplinas y países “para que pudieran retroalimentarse y comentar cómo funciona el levantamiento de pruebas en cada uno de sus lugares”. Los tres casos tenían su particularidad: el primero se trataba de un episodio típico de violencia de género; el segundo era un aparente suicidio de una mujer joven, famosa, que había tenido antecedentes previos y recientes problemas que habían trascendido a la opinión pública dejando entrever que pudo haber sido un suicidio inducido; por último, se analizó el hallazgo fortuito de restos óseos de mujeres en una valija. Como dato contextual, se informó que no era un episodio aislado sino una conducta seriada. “No buscamos conclusiones definitivas sino que se haga un relevamiento de la escena, un registro ordenado y sistemático tanto escrito como visual, que se pueda establecer una planimetría del área y que se puedan preservar lo más posible el cadáver y el resto de las evidencias”, contó Fumagalli. 

Una de las cuestiones más importante de la iniciativa es que se aborda la cuestión de manera multidisciplinaria, al igual que lo haría la Antropología Forense, cada vez más presente en los procesos judiciales. Muchos de los participantes era la primera vez que se acercaban a una escena del crimen o al lugar del hallazgo de un cuerpo, como es el caso del juez nicaragüense especializado en Violencia, Harold Leal Elías, quien en su país tiene prohibido apersonarse al lugar de los hechos de acuerdo a su sistema procesal. 

Deberá resolver en base a las pruebas que le aporten la Policía Nacional en coordinación con el Ministerio Público y los elementos que puedan sumar las estrategias defensistas. Por eso considera que este “intercambio de experiencias es muy fructífero. El levantamiento de evidencias de la escena del crimen es un trabajo muy complejo y nosotros debemos ejercer un control de legalidad sobre el mismo, si se respeta o no la cadena de custodia o que no haya contaminación en los elementos”. 

Con la entrada en vigencia de leyes de avanzada para su país y la región, Elías comenzó a intervenir a partir de 2012 de manera exclusiva ante los delitos cometidos contra la mujer “tanto en el ámbito público como privado. La nueva legislación tipificó diferentes violencias como la física, pero también la psicológica, patrimonial, económica, laboral o en el ejercicio de la función pública. Por ejemplo, si algún funcionario por negligencia no le brinda la atención necesaria a las víctimas o a su familia, le cabe una pena. También estoy a cargo del análisis de los delitos de acoso, trata y de femicidios”, relata el magistrado. 

La sanción de esta nueva ley fue acompañada de protocolos de actuaciones y de una política con perspectiva de género hacia el seno del sistema de justicia de Nicaragua “para que se pueda aplicar una atención distinta. Tenemos que estar preparados y sensibilizados de manera diferente porque sino no se va a resolver esta situación”, apunta. 

El juez detalla que en su país “se crearon equipos interdisciplinarios integrados por psicólogos y trabajadoras sociales que contienen a las víctimas sobre todo a la hora de comparecer a las audiencias. Ellos también dan seguimiento y control a las medidas de protección que se aplican en favor de las víctimas”. 

“Es importante recalcar -sostiene- que la aprobación de leyes no va a ser suficiente para erradicar la violencia sino se toman políticas de atención y prevención. La educación es muy importante para que la violencia sea erradicada desde la niñez y que no fomentemos la desigualdad de género, la sumisión de la mujer frente al hombre porque todos merecemos igualdad de protección y derechos”.