Después de la presentación de su espectáculo Guerra en Parque Centenario (2016), el catalán Albert Pla regresa a Buenos Aires con el estreno mundial de su nuevo musical multimedia al que bautizó con el nombre de Miedo, y que cuenta con la colaboración en el diseño de arte del grupo Mondongo. Desde esta semana y hasta el 11 de marzo (jueves a sábados a las 21 hs. y los domingos a las 20:30, en Teatro Regio,  avenida Córdoba 6056), se podrá ver  su última ocurrencia: una obra con música original, así como la interpretación del propio Pla donde las canciones se mezclan con textos y tecnologías  multimedia vanguardistas para meter en clima al espectador.

En los ensayos previos antes del estreno, Pla se encontró con Tiempo para ir develando un poco del universo de la obra, al mismo tiempo que confiesa tener miedo de todo. Al mejor estilo de los thrillers de terror, el catalán representa todos los espacios y las instancias en los que el hombre se puede enfrentar cara a cara con el estremecimiento, el pánico, la amenaza, la paranoia y la angustia. «Quería hacer canciones. Fui haciendo unas letritas y ya. Se fue dando de esa manera. Hablamos de que me da miedo esto, me da miedo aquello. Así simple es todo porque no quería decir nada importante, no hay conclusiones rimbombantes», dice adoptando su expresión favorita, la de encogerse de hombros y poner las palmas de las manos hacia arriba. Continúa: «Lo mío son puras ocurrencias. Apareció algo, armamos el equipo y ahí estamos disfrutando». El texto propone un viaje íntimo por todas las etapas del hombre, desde la infancia hasta más allá de la vida terrena, explorando sensaciones, emociones y sentimientos nacidos en nuestra mente. En esta pieza de musical, se invita a repasar con ironía a los temores humanos más cotidianos, tales como el miedo a uno mismo o a la muerte.

Cantante, intérprete, bufón, poeta, actor, clown, provocador, Albert Pla es alguien sin pretensión alguna más que hacer lo que le plazca, sin más interés que eso. Si se le pregunta intenta contestar, pero enseguida sostiene: «No tengo ni idea del rol de lo cultural o artístico en la sociedad. Nunca me lo planteo. No reflexiono. No pierdo tiempo en pensar qué es lo que sirve y qué no. No le doy ninguna clase de mistificación a los que hacen algo, ni a lo que yo hago. Yo no me considero artista, soy un comediante a lo sumo», dice Pla. Y sigue: «Este es mi camino. Lo he compuesto, no tengo nada que hacer. Uno puede tener unos 20 temas pensados y de repente sale uno. Entonces lo ves como factible y vas con todo para allá», cuenta sin pelos en la lengua.

Su fórmula para hacer sus cosas es la misma que tiene desde niño, y no ostenta ningún prurito en sostenerla tanto en la vida como arriba del escenario. «La única manera para hacer algo es si me divierte, no hago nada que no quiera o que no me guste. El criterio va mutando en cada momento. Te deslizas por estéticas y ritmos distintos, porque lo que buscas es que algo te sorprenda, que te haga gracia», dice lanzando una risita antes de seguir hablando sobre su praxis sobre el ocio: «Cuando no tengo nada que hacer me junto con amigos para disfrutar lo que se quiere hacer. Y ya».

Más allá de sus dichos, Pla parece estar trabajando todo el tiempo en su material; se mezcla periódicamente con artistas diversos y sale de gira con sus canciones. Sus otras actividades incluyen al cine –su figura apareció en once películas pero también supo aportar canciones para las bandas de sonido de películas como Carne trémula, de Almodóvar, o El día de la bestia, de Alex de la Iglesia– sin abandonar al teatro, tal como sucederá en Buenos Aires.

Miedo cuenta con la participación de Mondongo, el renombrado grupo artístico argentino que fue convocado por Pla para la realización de la escenografía, donde las proyecciones (bajo la técnica conocida como mapping) son las grandes protagonistas estéticas de la obra. El encuentro entre ellos fue fortuito: «Me fui de vacaciones a Uruguay y eran mis vecinos. Fue así de casualidad que nos cruzamos y nos entendimos desde un principio. Siempre se va conociendo a gente de la que se puede aprender. Ellos son muy buenos en los suyo y por eso han expuesto en todo el mundo», concluye el catalán. «