A un año de las elecciones que ungieron al binomio Alberto Fernández-Cristina Fernández a cargo del poder Ejecutivo de la nación, la hoy vicepresidenta publicó un largo texto en el que llega a tres conclusiones: que determinados poderes no aceptan que gobierna el peronismo, que la única persona al mando es Alberto Fernández y que del problema monetario de Argetina solo se puede salir con un gran acuerdo de todas las partes.

“La Argentina es ese extraño lugar en donde mueren todas las teorías. Por eso, el problema de la economía bimonetaria que es, sin dudas, el más grave que tiene nuestro país, es de imposible solución sin un acuerdo que abarque al conjunto de los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales de la República Argentina. Nos guste o no nos guste, esa es la realidad y con ella se puede hacer cualquier cosa menos ignorarla”, cierra su tercera conclusión, después de comparar qué hizo su gobierno ante un país con dos monedas y qué hizo el de Mauricio Macri ante esa misma situación: “El problema de la economía bimonetaria no es ideológico. No es de izquierda ni de derecha. Ni siquiera del centro. Y no hay prueba más objetiva de esto que la alternancia de modelos políticos y económicos opuestos que se operó el 10 de diciembre de 2015. Todos los gobiernos nos hemos topado con él. Unos intentamos gestionarlo con responsabilidad, desendeudando al país en un marco de inclusión social y desarrollo industrial. Otros de orientación inversa -como el de Mauricio Macri- siempre han “chocado la calesita” con endeudamiento y fuga. Pero lo cierto es que ese funcionamiento bimonetario es un problema estructural de la economía argentina”.

Así como descartó que sea un problema de ideologías, también dijo que el problema monetario no distingue clases ni que sea consecuencia de “las experiencias hiperinflacionarias de la Argentina”. Para ilustrarlo, recordó una escena de Tato Bores de 1962, cuando los dolores de cabeza de la sociedad y de los gobiernos eran exactamente los mismos en este aspecto.

Con respecto al ataque del antiperonismo, recordó que la decisión de elegir a Alberto Fernández como cabeza de fórmula radicaba en las críticas que había recibido por su forma de gobernar (y no por lo que había o dejado de hacer). Pero a un año de las elecciones, resalta que al presidente se le pega por lo mismo, a pesar de tener escencias diferentes. “Castigan al Presidente como si tuviera las mismas formas que tanto me criticaron durante años. A esta altura ya resulta inocultable que, en realidad, el problema nunca fueron las formas. En realidad, lo que no aceptan es que el peronismo volvió al gobierno y que la apuesta política y mediática de un gobierno de empresarios con Mauricio Macri a la cabeza, fracasó”, concluyó en ese aspecto.

El tercer punto (segundo en el órden del texto) es la acusación de que Alberto es su títere, tan alentada por determinados periodistas. “Si algo tengo claro es que el sistema de decisión en el Poder Ejecutivo hace imposible que no sea el Presidente el que tome las decisiones de gobierno. Es el que saca, pone o mantiene funcionarios. Es el que fija las políticas públicas. Podrá gustarte o no quien esté en la Casa Rosada. Puede ser Menem, De La Rúa, Duhalde o Kirchner. Pero no es fácticamente posible que prime la opinión de cualquier otra persona que no sea la del Presidente a la hora de las decisiones.”, fue la rotunda respuesta.

Diez años sin Néstor

Si bien el grueso del texto se refiera a la actualidad de la argentina y de su gobierno, tanto el inicio como el cierre del mismo hacen referencia a Néstor Kirchner, fallecido hace exactmante diez años. Si bien reconoce que mucho no le gusta mencionar su muerte (“Tal vez sea un mecanismo inconsciente de no aceptación ante lo irreversible”), califica la coincidencia de fechas como “licencias que se toma la historia” y le agradece “a cada uno de los argentinos y las argentinas, las muestras de reconocimiento, cariño y amor hacia quien fuera” su compañero de vida. Además, se alegra de la decisión de Alberto Fernández de repatriar la estarua de Kirchner que Ecuador retiró y de ponerla en el Centro Cultural Kirchner, emplazado en el viejo Palacio del Correo, como un homenaje al padre del ex presidente, quien trabajo para el Correo Argentino.»Néstor amaba ese lugar», escribió.