El discurso de Alberto Fernández, luego de asumir la Presidencia de la Nación Argentina, fue un claro indicador de los principales lineamientos de su gestión. En el inicio convocó a la unidad, e hizo referencia a un “Nuevo Contrato de Ciudadanía Social”, una idea que expresó Cristina Fernández de Kirchner en la presentación de Sinceramente en la Feria Internacional del Libro este año. Sobre el contrato, el presidente lo definió como “Fraterno y Solidario”, y aclaró: “Fraterno, porque ha llegado la hora de abrazar al diferente; solidario, porque en esta emergencia social es tiempo de comenzar por los últimos, para después poder llegar a todos”. En este sentido, también reivindicó un compromiso democrático, “que garantice entre todos los argentinos, más allá de sus ideologías, la convivencia en el respeto a los disensos”. 

¿Cómo se logrará el objetivo de alcanzar la solidaridad entre las argentinas y los argentinos, además de la adhesión a esta invitación por parte de la ciudadanía? La idea es crear un conjunto de Acuerdos Básicos de Solidaridad en la Emergencia, para lo cual se convocará a trabajadores, empresarios y diversas expresiones sociales, para “que constituyan el cimiento sólido a partir del cual se vuelvan a encender los motores de nuestra economía”. En este entorno, el presidente informó el envío al Parlamento de un proyecto de Ley “para institucionalizar un Consejo Económico y Social para el Desarrollo, que será el órgano permanente para diseñar, consensuar y consagrar un conjunto de políticas de Estado para la próxima década”.

El objetivo es que “en este ámbito plural (el del Consejo) se diseñen los grandes pilares institucionales y productivos de mediano y largo plazo —sin discusiones coyunturales—, rumbo a un desarrollo humano integral e inclusivo”. Como lo destacó el presidente: “Aspiramos a que desde este Consejo se abran debates informados, con evidencia científica, con participación creativa, con el concurso de técnicos y profesionales de toda la Argentina que puedan inspirar la construcción de rumbos diferentes”.

Como parte de esta estrategia, la primera acción del gobierno será un encuentro de trabajo sobre el Plan Integral Argentina Contra el Hambre. Según comentó el presidente, el gabinete y las personalidades de la sociedad civil comenzarán las acciones “que pongan fin a este presente penoso”.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, informó el jueves los lineamientos económicos con más detalle, en total coincidencia con las declaraciones del presidente. El ministro sostuvo que “Argentina tiene que converger a una situación de equilibrio fiscal en la cual se alcancen superávits primarios”, pero indicó que no se puede hacer “de golpe”.

En varias oportunidades, Guzmán se refirió a “tranquilizar la economía”, una metáfora que podemos entender por “estabilizar”. En este objetivo, sostuvo que en 2020 se espera iniciar un proceso paulatino de baja de inflación, que ayudará al ordenamiento de los otros desequilibrios. El ministro fue muy claro: “Esto no funciona si se ataca solamente con política monetaria, sino con una estrategia macroeconómica integral”, reconociendo que lo monetario es sólo uno de los determinantes de la inflación.

Respecto a la negociación de la deuda pública, sostuvo que ésta se realizará a partir del programa diseñado por nuestro país, para aclarar que el gobierno no ve la negociación como “una disputa”; “queremos una relación constructiva con todos los acreedores, con los bonistas privados y con el FMI (…) para que puedan cobrar”. Pero también le puso condiciones: “Para poder pagar hay que tener capacidad de pago, y para tener capacidad de pago la economía se tiene que recuperar”. 

Las declaraciones en el seminario ProPymes del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, también reafirman el profundo cambio de rumbo que está comenzando a implementar la nueva gestión de gobierno.

El ministro informó acerca de la importancia de los incentivos a las exportaciones, de modo que “la industria genere nuevos flujos de divisas” y poder salir así de los “cuellos de botella que genera la restricción externa”, algo bien recurrente en la historia argentina. Una forma genuina de obtención de divisas para nuestro país, muy distinta a la proveniente del endeudamiento público.

En esta línea de acción el ministro señaló que “es fundamental recuperar el crédito a tasas razonables en Argentina”, a la vez que se está evaluando la aplicación de líneas de financiamiento de los bancos públicos a tasas preferenciales. Adicionalmente expresó que habrá una importante coordinación con el Ministerio de Ciencia y Tecnología para desplegar un “programa de desarrollo de proveedores para la sustitución dinámica de importaciones”.

En resumen, un giro copernicano en lo político, lo económico y lo social. Una muestra de ello es que la palabra solidaridad fue mencionada una docena de veces por el presidente Alberto Fernández en su discurso ante la Asamblea Legislativa. Unos primeros pasos (y definiciones) verdaderamente alentadores.

Coincidencias de la Cepal

El contexto internacional es importante. Veamos el último informe de la Cepal. El organismo espera para 2020 un crecimiento del PBI mundial del 2,5% (igual al valor con el que cerraría este año). La desaceleración también alcanzará a Estados Unidos y a China, dos de los principales socios comerciales de nuestra región, que presenta un “contexto económico y social extremadamente complejo”. 

En este marco, el comercio crecería un escaso 2,7%, con “un considerable sesgo a la baja de prolongarse las tensiones comerciales”. Por ello, para proteger el empleo y dinamizar la producción industrial, además del fomento a las exportaciones, especialmente de las pymes, es necesario adoptar un enfoque que le dé protección al mercado interno.

Un aspecto a tener presente es la evolución proyectada de los precios internacionales de las materias primas que exporta la región. La Cepal estima que los precios de los productos agropecuarios de la región caerían un 0,6%, profundizando la tendencia, aunque no representa un escenario crítico comparado con la caída de este año (-3,5).

Según la Cepal, “el septenio 2014-2020 sería el de menor crecimiento económico en la región en los últimos 40 años, en un contexto global de bajo dinamismo y creciente vulnerabilidad del que no se esperan impulsos positivos significativos. Por ello, para acelerar el crecimiento de los países se requieren políticas económicas nacionales expansivas y coordinadas. El principal desafío de la política económica es evitar que la región se estanque en el ámbito económico y social, así como preservar los avances en materia de estabilidad macrofinanciera y sostenibilidad de la deuda”.

Respecto de la política fiscal, la Cepal afirma: “Debería centrarse en la reactivación económica y en reducir las desigualdades estructurales, asegurando una trayectoria sostenible de la deuda pública (…). La sostenibilidad fiscal está muy ligada al crecimiento económico, la productividad y por supuesto, el fortalecimiento de los ingresos públicos a través de mayores bases y cargas tributarias, lo que se puede lograr mejorando la progresividad de la estructura tributaria, fortaleciendo los impuestos a la renta personal y a la propiedad, reduciendo la evasión fiscal, etc.”. Un párrafo a tener muy en cuenta en nuestro país, y que va en línea con la idea de que aquí “no hay más lugar para el ajuste”.

Ante estos desafíos, es importante no pasar por alto la definición de Alberto Fernández, quien plantea que “también sentimos a América Latina como nuestro ‘hogar común’”, para instar a seguir “apostando por una América Latina unida, para insertarnos con éxito y con dignidad en el mundo”. En resumen, bregó por “una Argentina inserta en la globalización, pero con raíces en nuestros intereses nacionales”.  «