El remolino de diagnósticos y propuestas se mantiene en Casa Rosada. Lo único cierto es que el gobierno leyó el mensaje de las urnas y piensa atenderlo. Pero hasta el martes a la noche no estaba definida la forma que tomará la ayuda que se destinará para los sectores más perjudicados por la crisis pandémica. La discusión de la derrota pasó de las primeras conversaciones privadas al debate público: el ministro bonaerense de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque, y el dirigente social Juan Grabois, referentes del oficialismo con conocimiento territorial, salieron a pedir cambios.

Las versiones de la inminencia de la implementación del IFE o el pedido de renuncia del ministro de Economía Martín Guzmán circularon todo el martes. Desde sectores cercanos al presidente miraban con recelo esas propuestas y acusaban al kirchnerismo de operar en los medios. Pero referentes cercanos a la vicepresidenta negaban esas operaciones y pedía prestar atención a las palabras de Larroque, a las que emparentaban a las del presidente: más allá del cambio de nombres, lo que se pide es profundizar el rumbo político en favor de las mayorías populares.

Es que Larroque, ministro de Axel Kicillof, y secretario general de La Cámpora, destacó en declaraciones a El Destape Radio: “No hay que enojarse. Hay que escuchar a la gente. Tenemos la responsabilidad de tener los reflejos para dar esas respuestas”.

Y remarcó que “hay que acelerar la distribución del ingreso. No nos podemos quedar en el medio entre el pueblo y las corporaciones. Hay que profundizar las políticas del movimiento popular y que las diferencias con el neoliberalismo sean más nítidas”.

Distinto fue lo que dijo Grabois: “Cuando el pueblo pide sangre, alguna cabeza tiene que rodar”. “Nuestro pueblo le está dando la oportunidad de darse cuenta al gobierno que está yendo por el camino equivocado”, sostuvo.

El dirigente social opinó que el ministro de Economía, Martin Guzmán, “es un tipo inteligente, pero le falta calle y formación política” y que el Gabinete nacional “es muy porteño”.

Según cuentan fuentes oficiales, el temor en gobierno no es la oposición. Leen en los resultados más un golpe al oficialismo que un apoyo a los candidatos de Juntos. De hecho, remarcan que Diego Santilli, la gran apuesta de Horacio Rodríguez Larreta, apenas sacó un 22%. También se entusiasman con que la baja participación del 66% del padrón se revierta y que los votos que faltaron en esta vuelta sí aparezcan en noviembre. El objetivo, según cuentan, es sumar un 10% más de participación electoral. También miran los votos de las fuerzas políticas que no superaron el 1,5%.

En tanto, en la provincia de Buenos Aires evaluaban que la falta de competencia interna en estas PASO dentro del FdT pudo haber desalentado la participación porque no se definía nada, a diferencia de la rivalidad que sí llevó Juntos. Más allá de las hipótesis y lecturas, en el gobierno ya se da por entendido el mensaje de las urnas.

Este martes el presidente habló desde el partido de Almirante Brown, lugar donde el Frente de Todos ganó holgado. Allí sostuvo: «Lo que hicimos mal, lo corregiremos. Lo que no hicimos, lo haremos. Los errores cometidos, no los volveremos a cometer. Pero, por favor, no condenemos el país al retroceso». Un pedido dramático de apoyo popular.

Después del anuncio de las obras, el presidente almorzó con los intendentes y la candidata a diputada Victoria Tolosa Paz. En el acto oficial estuvieron: el ministro de Obra Pública, Gabriel Katopodis, de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas y de Desarrollo Territorial y Habitat, Jorge Ferraresi, junto al titular de Diputados Sergio Massa, el jefe de Gabinete Santiago Cafiero.

Luego, se sumaron el presidente del bloque oficialista Máximo Kirchner y el ministro de Interior Eduardo “Wado” De Pedro. Los intendentes presentes fueron Mayra Mendoza, de Quilmes, Nicolás Mantegazza, de San Vicente; Marisa Fassi, de Cañuelas; Alejandro Granados, de Ezeiza; Andrés Watson, de Florencio Varela; Mario Secco, de Ensenada; Fabián Cagliardi, de Berisso; Hernán Yzurieta, de Punta Indio; y el anfitrión Mariano Cascallares, de Almirante Brown. No estuvo el gobernador Axel Kicillof. Esta segunda ronda de encuentros que mantiene el presidente con dirigentes. La primera fue el lunes con Cafiero, Katopodis y el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta. Pero la discusión ya no es sólo privada.