“Aspiro a que resista el escrutinio del tiempo”, se esperanzó el periodista Mario Wainfeld en la presentación de su libro Néstor Kirchner, el tipo que supo. Acompañado por el legislador porteño Carlos Tomada, la periodista Nora Veiras y el representante de la editorial Siglo XXI, Carlos Díaz, Wainfeld se encontró con el auditorio colmado de la Universidad Metropolitana de los Trabajadores (UMET).

Fue el miércoles por la noche, mientras la ciudad era testigo de la multitudinaria movilización bajo la lluvia que exigía un freno definitivo para la violencia contra la mujer. Columnista dominical en el diario Página/12, Wainfeld pidió un aplauso para lo que acaba de suceder en el centro porteño -ya comenzaba la desconcentración-. Entre el público había muchas prendas negras, impermeables mojados por la lluvia, paraguas enrollados, rostros felices que minutos antes habían gritado #NiUnaMenos y #VivasNosQueremos.

En un salón en el que no faltaban caras conocidas de la cultura, el periodismo y la política, Wainfeld ensayó un diálogo entre la trayectoria pública de Kirchner desde 2003 hasta su fallecimiento en 2010 –período al que dedicó su libro- con la más urgente coyuntura. Aunque no dedicó demasiado tiempo a describir la actualidad. Para eso bastaron un par de definiciones. “Tras la devastación que ha producido el macrismo este año, si el año próximo se crece 3 o 4 puntos lo que se distribuya se volcará sobre terreno desolado. Quien perdió su trabajo difícilmente lo pueda recuperar, lo mismo con quien perdió poder adquisitivo del salario”, vaticinó en un párrafo en el que definió al gobierno de Mauricio Macri como “muy malo”.

Al analizar los primeros momentos de Kirchner en el gobierno, Wainfeld advirtió sobre los efectos no deseados de la enorme capacidad de adaptación a las crisis que fueron desarrollando los argentinos. “Los argentinos somos muy hábiles para enfrentar las crisis y salir de ellas. Esa capacidad de atravesar situaciones tan duras del país nos lleva a subestimar el recuerdo de lo que fueron esos momentos. En 2003 no alcanzaba con la suba del precio de los commodities y el crecimiento del PBI, que podían contribuir a la recuperación. Había que tomar otras decisiones que iban a contracorriente de lo que era el sentido común de la época y Kirchner lo hizo”, rememoró. Luego valoró del ex presidente su decisión de haber encarado un proceso de redistribución rápido, en vez de postergar para más adelante la mejora del salario y el ingreso de los sectores populares. “Fue una opción populista/peronista, por suerte. No olvidemos que, al gobernar, no todos los objetivos son compatibilizables al mismo tiempo”, subrayó.

Wainfeld contó anécdotas de las charlas ‘en off’ que mantuvo con Kirchner. Lo recordó como alguien temperamental, que defendía sus ideas con fervor, que de tanto argumentar dejaba enfriar el pocillo con su bebida preferida: una lágrima. Sin embargo, acotó Wainfeld, el entonces presidente también escuchaba, aceptaba cuestionamientos –en ese proceso podía ser cáustico, como catalogar de ‘intelectual’ a su interlocutor, para asociarlo con la comodidad- y hasta podía, con el tiempo, modificar una posición aunque no lo reconociera fácilmente. Un ejemplo de esa negociación sucedió con la Asignación Universal por Hijo, medida emblemática del kirchnerismo que el santacruceño al principio resistía.

Además, el columnista y conductor del programa “Gente de a pie” en Radio Nacional analizó las complejidades del vínculo entre un periodista profesional y un dirigente político. Sobre todo cuando ambos tienen afinidades ideológicas. “Hay que expresar con moderación los elogios y no ocultar nunca las críticas. Porque en los buenos momentos sobran aplaudidores y en los malos momentos sobran prófugos”, aconsejó entre aplausos y alguna risa.

La charla sobre el libro derivó en algunos momentos en una aguda reflexión sobre el presente, una etapa de incertidumbre que encuentra al kirchnerismo reorganizándose con la intención de contribuir a la formación de una nueva mayoría social y política. Tras su experiencia como panelista en 678, Veiras –quien también trabaja en Página/12- advirtió sobre las dificultades que genera, para la comprensión cabal del ajuste en marcha, la acción estigmatizante de algunos medios. “El escándalo obnubila. Cuando te bombardean con algo que produce escándalo, es difícil pensar en todo lo que estamos viviendo”, remarcó. “Este libro da cuenta de lo mucho que se hizo, de lo mucho que faltó y de lo mucho que se puede perder si se dejan avanzar determinadas políticas. Este libro debe ser leído por todos aquellos que quieran comprender lo que está pasando en la Argentina, más allá de lo que nos quieren vender como el único balance posible de los 12 años de un proyecto político”, exhortó Veiras.

El protagonismo de Kirchner como figura central de la política argentina durante la etapa 2003/2010 fue otro de los ejes de la presentación. Tomada, amigo personal de Wainfeld desde hace décadas, elogió que el periodista haya escrito un libro que tiene la forma de “un diálogo imaginario” con el ex presidente. “Es un diálogo entre lo que ve y lo que piensa. Y aborda los temas sin ninguna concesión, pero con una finísima comprensión del contexto”, destacó el ex ministro de Trabajo y actual legislador (FpV) en CABA. En ese punto, Tomada no ignoró que el libro trata a la intervención del INDEC como uno de los errores del kirchnerismo. De cualquier modo, el abogado laboralista dejó muy claro su balance sobre el presidente que le enseñó a gobernar. “Para Néstor, el poder era una herramienta para sostener su ideología. Era un tipo común. Jovial, visceral, austero, convencido y convincente. Supo ser el presidente que el país necesitaba. Y también supo ser el presidente que las mayorías populares necesitaban”, concluyó.

El diálogo entre Wainfeld, Tomada y Veiras fue seguido por un auditorio diverso. En el subsuelo de la UMET se pudo ver al ex procurador general de la Nación Esteban “Bebe” Righi, al ex ministro de Educación, Alberto Sileoni; al cineasta David “Coco” Blaustein, al historiador Sergio Wischñevsky, el ex legislador porteño Fernando Melillo, el abogado del CELS Damián Loreti, el escritor y ensayista Martín Rodríguez, los periodistas Martín Granovsky, Julia Mengolini y Federico Vázquez; el ex jefe de Gabinete del Ministerio de Defensa, el ingeniero Sergio Rossi; la cantante Dolores Solá (hermana de Felipe, diputado del Frente Renovador), el compositor y músico Acho Estol, entre otros. “Yo quiero reivindicar a los que siempre pensaron lo que pensaron. Por eso invité a a Nora (por Veiras) y a Carlos (Tomada) para que me acompañen en esta presentación. Ellos pusieron el cuerpo, y por ese compromiso soportaron la hiel y el maltrato. En el mismo proyecto político hubo personas deleznables y profundamente repudiables. Algunos quieren trasladar esa parte al todo. En mi caso, yo he defendido bastante al gobierno anterior. Pero lo hice de modo selectivo: sólo cuando el gobierno se pareció a lo que yo pensaba desde antes. Hay otros que defienden siempre a los gobiernos”, remarcó Wainfeld al cerrar su discurso.