En menos de una semana el abogado y dirigente social Juan Grabois pasó dos momentos electorales vertiginosos. Primero bajó su precandidatura presidencial, para respaldar la de Eduardo «Wado» De Pedro. Cuando el ministro del Interior quedó afuera de la competencia, Grabois la restituyó en rechazo a la postulación de la fórmula de Sergio Massa y Agustín Rossi. Su compañera de fórmula será la académica Paula Abal Medina.

Antes de viajar a Juuy, recibe a Tiempo en su oficina. Está rodeado de libros jurídicos, de historia del peronismo, mapas y apuntes sobre la campaña que está preparando. Dice que es la última vez que analizará lo que sucedió en el cierre de listas que competirán en las primarias del 13 de agosto. «No me gusta lo que pasó y no se lo atribuyo a Cristina», ataja, y apunta al presidente Alberto Fernández. Habla de los errores de la vicepresidenta y considera que si los votantes desencantados con Massa migran a la izquierda, es un «mal menor». Lo que le preocupa es que la militancia afronte una permenante resignación en cada elección desde hace 12 años. Dice que no sería ministro de un gobierno de Massa, pero advierte que habrá conversación porque «acá no le sobra nada a nadie».

–Hubo dos momentos la semana pasada: usted firmando diez puntos programáticos con Eduardo Wado de Pedro, luego de bajar su precandidatura, y después el regreso a disputar las PASO. ¿Cómo fue esa negociación?

–Nosotros veíamos que la candidatura de Wado estaba cerrada varias semanas antes. También había una posición que parecía muy fuerte del sector de Alberto, de Rossi, de (Daniel) Scioli, de sostener su actitud. Por ahí pecamos de incautos, pero Wado era un desenlace previsible. Nosotros ya habíamos planteado que si iba a Massa nosotros íbamos a ir a las PASO  o por afuera. Si era por afuera teníamos que armar listas en todo el país y no es fácil. Son 2700 cargos.  Hasta entonces estábamos muy contentos de haber aportado a frenar a un sistema político que es muy fuerte para vetar candidatos que tengan una perspectiva transformadora desde hace por lo menos siete años. Desde la última candidatura de Cristina han tenido capacidad de vetar candidatos.

Foto: Pedro Pérez

-¿Quiénes? 

–El sistema. Cuando digo el sistema me refiero a los factores de poder económico nacionales e internacionales. Que a la vez tienen sus tentáculos en las clases dirigentes. Y no pueden evitar su odio a Cristina. Esto yo lo comprobé en charlas con componentes del círculo rojo, con los que cada vez que se quieren reunir conmigo lo acepto porque me parecen muy interesantes. No pueden evitar su odio contra Cristina. Vos podes hablar de cualquier dirigente y lo toleran. A Cristina la odian. Eso hace que, aunque Cristina a veces haga cosas que a mí no me gustan, cuando los escucho a ellos digo, yo estoy con esta mujer.

–¿La definición de las listas se suma a las cosas que no le gustan de Cristina?

–No me gusta lo que pasó y no se lo atribuyo a Cristina ni a Alberto. Acá había tres personas con poder dentro del gobierno: Scioli, Cristina y Alberto, la resultante a mí no me gusta, entonces, ¿qué proporción de responsabilidad tiene cada uno? Desde mi mirada no la puedo definir. También hay algo que quiero decir: no es lo mismo la perspectiva de personas que atravesaron ya la mayor parte de su vida. Hay una cuestión generacional, y a veces su función es evitar catástrofes. Por otro lado estamos  aquellos que pensamos que ya estamos en la catástrofe, estamos dispuestos a correr riesgos, no personales, más allá de lo personal. Nuestro proyecto y el de Massa son muy distintos.

Foto: Pedro Pérez

¿Tienen algo en común?

–Lo que tienen en común, si se quiere, es una delimitación con la derecha extrema, con el fascismo, con los planteos deshumanizados y con las estrategias y abordajes represivos de la conflictividad social. Pero en términos de orientación geopolítica, macroeconómica, de disposición a la confrontación con los factores de poder, estamos en una sintonía completamente distinta. Entonces era justo que esas dos perspectivas disputen el espacio. Hubiésemos querido que fuera con un candidato que tuviera la cancha menos inclinada que nosotros. Tenemos infinitamente menos recursos.  No formamos parte del Poder Ejecutivo, no tenemos ningún ministerio.

–¿Fueron los gobernadores los que terminaron de inclinar la cancha?

– Yo creo que fue Alberto, la verdad. Directamente él. Porque Alberto era quien sostenía la cuestión de las PASO. Hasta último momento. Hay dos cosas que le valorábamos a Alberto: la primera es que se haya bajado y  segunda es que haya pedido las primarias. Pero si uno lo piensa, después Cristina lo contó, es un poco triste pensar que alguien hace todo eso para ver si ponés dos diputados. Es triste porque muestra a lo que se reduce la política

–¿Fue solamente negociar por algunos diputados o para impedir que sea Cristina finalmente la que defina todo?

–Hay algo de eso ahí también. Hay un elemento, por eso digo, al bajarse lo de Scioli, desde gobernadores e intendentes que dijeron: bueno ahora que no hay primarias  pongamos al señor Massa de candidato. Después hay cosas que uno sabe y cosas que uno no sabe. Entonces creo que ya el tiempo del análisis de qué es lo que pasó se está terminando. Esta es la última nota que voy a hacer análisis de lo que sucedió.

–¿Qué pensaban hacer en provincia de Buenos Aires?

–Para nosotros hubiese sido una contradicción muy grande tener que competir contra Axel (Kicillof)en la provincia de Buenos Aires. Se hubiera tenido que ir con lista corta. Yo contra Axel no voy a poner otro candidato a gobernador porque es mi candidato. Es mucho más mío que de Massa. Suena medio soberbio decir es mío, pero digo, como candidato a presidente, generacionalmente e ideológicamente, yo tengo más que ver que Axel que con Massa.  Entonces no iba a poner otro candidato por una cuestión de sumar votos porque si tenés lista corta es muy difícil.

–También está el ministro de Seguridad, Sergio Berni, en las listas. La diputada nacional Myriam Bregman, precandidata del PTS, dentro del FIT, dijo que votar a Grabois en provincia es también votar a Berni. ¿Qué responde a esa contradicción que plantea quien fue su abogada?

–A mí me preocupa que Myriam esté tan concentrada en atacarme a mí. Yo no voy a hacer lo mismo con ella. Me parece que hay que pensar un poco más en lo estratégico y no si te saco tres votos. En la lista del FIT hay una organización que acompañó las marchas de la Sociedad Rural que es el MST. Vas a votar diputados que estuvieron con la Sociedad Rural. Yo sé que la mayor parte de los integrantes del FIT van a estar con el pueblo, no todos, pero la mayor parte. A su forma, que no es la mía, pero van a estar en las luchas. Ahora hubo gente que estuvo con la Sociedad Rural. Son sus bernis

–Su presencia en la interna es interpretada como una posibilidad de contener al voto kirchnerista desilusionado por Massa. ¿Cuál es su opinión? ¿Cree que esos votos se pueden ir hacia la izquierda?

–Yo soy parte de la Unión por la Patria y no soy Massa. Mi preocupación no es si se van a la izquierda, eso sería el mal menor. Si se quiere, en realidad la izquierda somos nosotros. Si se van a la izquierda votarán a partidos tradicionales que básicamente lo que hacen es renovar bancas de diputados constantemente y en general con los mismos diputados, algunos muy meritorios. Me preocupa que ese sector de la militancia y del pueblo se acostumbre a opciones sin  los sueños de cambio del movimiento nacional y popular. Tuvimos a Scioli en 2015, a Alberto, en 2019, y ahora Massa. Entonces, ¿cómo es esto? Tenemos una militancia extraordinaria, pero cada cuatro años tenemos que elegir un candidato de la política profesional que no interpele la militancia. Hay algo que está mal ahí. Y ahí hay una coincidencia.

–¿Cree que Cristina volvió a equivocarse con el uso de la lapicera?

–Creo que Cristina tendría que haber sostenido a Wado, sí, claro. No sé si podía… No sé si tenía la famosa correlación de fuerzas.

–¿Ve alguna similitud con lo que pasa en distintos lugares del mundo?

–En Europa, la izquierda, por miedo a los neoliberales, se asoció con la socialdemocracia ya reconvertida en un partido de centro. Después la izquierda y la socialdemocracia se aliaron con los neoliberales por miedo a los fachos y luego llegaron los fachos. O sea que si uno ve lo que pasó en lugares donde avanzó esta tendencia al desarrollo de nuevos fascismos como Italia, Alemania o Suecia, bastión de la socialdemocracia, o en Francia, con un gobierno muy represivo, vemos el mismo patrón que es ir corriendo las posiciones con una perspectiva de cambio profundo, siendo disciplinadas por el sistema hacia posiciones cada vez más centristas.

–¿Cuál es la similitud con Argentina?

–El miedo a los neoliberales permite lo que hoy tenemos: un electorado donde el 70% va a estar concentrado en opciones que no representan los intereses nacionales y populares y donde los mercados suben porque ya ponen las fichas en cualquiera de los cuatro candidatos que tienen  del sistema, Massa, Larreta, Bullrich y Milei.

–En el acto de Aeroparque Cristina combinó una cuestión de alto valor simbólico y político para la lucha por los derechos humanos con el respaldo a Massa. ¿Lo invitaron?

–La verdad que me parece que no, pero ese día estaba como muy particular.

–¿Habría ido?

–No me parecía que correspondía que vaya. Muchas veces me invitaron a actividades que no fui. Pero a veces porque tengo que hacer mis tareas de padre.

–¿Cómo interpretó el acto?

–No sé. Cristina dijo cosas, pero mirá, el contexto no lo quiero interpretar porque me genera sensaciones negativas y no quiero ser irrespetuoso con nadie. Pero no me gustó el contexto. El texto me parece razonable, es consecuente con la decisión que tomó. Y también es el estilo de ella. Los votos los vamos a tener que pelear y eso es agarrar el bastón del mariscal. No es decir, tía, tía, dame los votos. No, las cosas te las tenés que ganar peleando. No se puede vivir de regalos familiares.

–¿Cuándo se va a dar la discusión programática?

–No lo sé. Nosotros tenemos un programa firmado con Wado. No pretendemos que nuestro contrincante adopte el programa máximo, pero sí que adopte el programa mínimo. Si ganamos nosotros, será la misma cuestión.

Foto: Pedro Pérez

–¿Cuál es el programa mínimo?

–Nosotros no vamos a ceder en la nacionalización de los recursos naturales. No vamos a ceder en la anulación del acuerdo con el FMI. No vamos a ceder en el desarrollo de una política amplia de reforma agraria para la soberanía alimentaria fundamentalmente, que no es andar sacándole los campos a la gente, es a todo lo contrario, es que haya más propietarios, que los pequeños productores hortícolas dejen de estar en la esclavitud de los arriendos y sean propietarios, que los pueblos originarios tengan su título de propiedad comunitaria, que los campesinos sean protegidos, terminar con el desmonte, terminar con la quema de humedales, con la destrucción del Bosque Primario, eso es una reforma agraria del siglo XXI. No voy a sacarle la tierra a nadie. Nosotros no vamos a negociar una forma que garantice que el trabajo sea un derecho universal.

–¿Tuvo alguna comunicación con Massa? ¿Cree que la habrá?

–Va a haber comunicación con Massa porque acá no le sobra nada a nadie. Entonces, a ver, a mí me preguntan si gana, me vas a apoyar y hay una lógica cuando uno se presenta en internas que es que el que gana, gana y el que pierde acompaña. Ustedes  pregúntenle a él también. Porque nosotros estamos mucho más acostumbrados a ceder y esto es lamentable. ¿Me va a acompañar en la reforma agraria? ¿Me va a acompañar en la nacionalización de los recursos estratégicos? ¿Me va a acompañar en la lucha frontal por una quita de, por lo menos, la porción del préstamo que fue directamente estafa?

–Cristina dice que el cambio tendría que ser pagar solamente si hay crecimiento y el primer discurso de Massa es, bueno, paguemos para sacarnos al Fondo de encima ¿Coincide?

–Yo no tengo ni la de Massa ni la de Cristina. Creo que no hay que discutir la legitimidad de esa deuda en estándares internacionales y estoy convencido que vamos a ganar. 

–¿Va a formar parte del gabinete de Massa si él llegara a ganar?

–Probablemente no. Porque no es nuestro proyecto. Nuestro proyecto es un proyecto de liberación nacional. Y vamos a ser consecuentes con el proyecto de liberación nacional. Una cosa es un frente antifascista, donde se van a negociar determinadas cuestiones, como pasó en todas las coaliciones que se dieron en el mundo para enfrentar la extrema derecha, pero no vamos a confundir eso con un gobierno de todos. Muy parecido con el de Alberto. Nosotros tuvimos una política con Alberto de esa naturaleza, que es yo no integré al gabinete

Foto: Pedro Pérez

–¿Se lo ofrecieron?

–Sí y promovimos compañeros para desarrollar políticas específicas que fueron muy buenas.

–¿Habló alguna vez con Scioli en esta etapa?

–Hablé con gente de Scioli, no con él. Hablé dos veces por teléfono con él, pero hace tiempo. Porque si las cosas fueron como dicen que fueron la verdad me daba ganas de llamarlo, para decirle, che loco, que cagada lo que te hicieron. «