Catorce millones de bonaerenses definirán este domingo si Axel Kicillof sigue al frente de la provincia por cuatro años más y si empujan, o no, a Sergio Massa al balotaje presidencial. El gobernador y candidato a la reelección de Unión por la Patria, que salió primero en las elecciones PASO, pondrá a prueba su gestión en el principal bastión electoral del país y se medirá con los rivales opositores, Néstor Grindetti (Juntos) y Carolina Píparo (La Libertad Avanza), después de una campaña intensa que el peronismo llevó adelante bajo la premisa de «la derecha o los derechos».

En la Provincia no hay segunda vuelta y se gana o se pierde por un voto: por eso, la incógnita se develará este mismo domingo. Kicillof llega con la ventaja que le dieron las elecciones del 13 de agosto, en las que cosechó tres millones de votos (36,7%) y fue el candidato más votado. Juntos por el Cambio sacó 2,7 millones (32,6%) y quedó 340 mil votos abajo, aunque Grindetti obtuvo apenas el 16,4% de todos los sufragios y afronta el desafío de retener las adhesiones de su rival en las PASO, Diego Santilli. La Libertad Avanza, con Carolina Píparo, sacó 1,9 millones (23,8%) y quedó como tercera fuerza. El Frente de Izquierda-Unidad, que lleva a Rubén «Pollo» Sobrero, se ubicó cuarto con 294 mil votos (3,5%).

Aunque su plan siempre fue quedarse en Provincia, no fue fácil para Kicillof poder confirmar su candidatura a la reelección. Resistió meses de presiones internas para que aceptara ser el postulante presidencial, debido a que es quien mejor fideliza el voto de la vicepresidenta Cristina Kirchner. Resistió abonando la teoría de que su intención de voto empujaría el tramo nacional de la boleta. El alivio llegó un día antes del cierre de listas, a fines de junio, cuando se anunció que Massa era el elegido.

Ya subido a la reelección, Kicillof hizo campaña junto a su vice y compañera de fórmula, Verónica Magario, con la gestión provincial. Sacó chapa de las escuelas y jardines de infantes nuevos, de los kilómetros de rutas inaugurados, de los centros de atención primaria de la salud abiertos, de las netbooks entregadas, de la mejora salarial a los trabajadores estatales. Marcó fuerte presencia en el Conurbano y el interior, y completó la tercera vuelta a los 135 municipios. A tono con la estrategia nacional, polarizó la mayor parte del tiempo con Javier Milei y con Patricia Bullrich y no con Grindetti y Píparo, sus rivales bonaerenses, a los que acusó de «colgarse» de la boleta nacional y no tener propuestas propias.

Compartió caravana y actos masivos –el último en la cancha de Arsenal de Sarandí el día de la Lealtad peronista– con el candidato presidencial, Sergio Massa, y llamó a buscar el voto «de todos» para que el ministro de Economía entre al balotaje y dé vuelta la elección. «Creo que Unión por la Patria tiene una oportunidad», le dijo a Tiempo en la recta final, tras aclarar que para eso había que hablarle a todos los electores: los que no fueron en las PASO, los que los votaron y también los que votaron a la oposición. «Es una tarea ir a explicar qué está en riesgo, cuáles son los peligros, en base a las propuestas concretas que esta vez sí la derecha expone, y cuál es nuestra propuesta, qué es lo que falta y que nos vean dispuestos a hacerlo», remarcó.

Aunque quedó bien posicionado en las PASO y las encuestas lo dan ganador, Kicillof repite que no cree en los sondeos y muestra cautela. El oficialismo no sabe qué impacto tendrá en la elección el escándalo de las fotos de Martín Insaurralde a bordo de un lujoso yate en Marbella que terminó con su salida del gobierno en horas. Tampoco puede medir cuánto incidirá el caso de Julio «Chocolate» Rigau, el puntero peronista que fue descubierto sacando dinero con 48 tarjetas de empleados de la Legislatura bonaerense. Los dos episodios fueron un golpe para UP, al que se suma la inflación que castiga a diario el bolsillo de los argentinos, pese a las medidas tomadas por la Nación. La elección bonaerense es clave también para el marcador nacional y para la suerte de Massa: el 37% del electorado está en la provincia.

La elección de este domingo también definirá cómo quedará reconfigurada la Legislatura bonaerense a partir del 10 de diciembre. Se renuevan 23 senadores y 46 diputados provinciales, y la fuerza que más arriesga es el oficialismo ya que pone en juego las 36 bancas obtenidas en el triunfo de 2019, contra 29 de Juntos. El resultado de las PASO permite pronosticar que Juntos pasará a ser mayoría en ambas cámaras y que los libertarios pasarán a ser la tercera fuerza e irrumpirán con bloque propio en la Cámara alta, además de engrosar la representación en Diputados. Si las urnas ratifican el resultado del 13 de agosto y Kicillof es reelecto, tendrá que gobernar con una Legislatura adversa donde tejer acuerdos será una tarea titánica. «