La investigación por la muerte del fiscal Alberto Nisman puede haber ingresado en su recta final. El fallo de la Cámara de Casación porteña que le sacó la causa al juez federal Julián Ercolini y se la devolvió a la magistrada de instrucción Fabiana Palmaghini es más que un simple cambio de nombres o jurisdicciones. La Cámara le dijo a Palmaghini que determine si Nisman está muerto como consecuencia de un delito y, en ese caso, si la víctima es el fiscal Nisman o la persona Nisman.

De las 62 páginas del fallo firmado el jueves pasado surge que, por ahora, el tribunal de Casación no cree  (más allá de «indicios» y «elucubraciones») que Nisman haya sido asesinado. Ni siquiera tiene certezas mínimas de que su muerte sea consecuencia de un delito. «Se ha dado fuerza de verdad inexplicada a elementos y derivaciones que no trascienden de meras conjeturas, con exceso del empleo de la forma condicional de los verbos o construcciones gramaticales, lo cual denota un desarrollo argumental hipotético y, como tal, carente de toda vinculación con las circunstancias comprobadas del proceso.»
Entonces la causa quedó sumida en una pregunta que persiste desde el 18 de enero de 2015: ¿cómo murió Nisman?

Palmaghini tiene dos medidas de prueba en marcha para, al menos, intentar una respuesta. La autopsia psicológica –cuya utilidad es puesta en duda incluso por quienes la propusieron en el expediente–, y el peritaje interdisciplinario de forenses y criminólogos sobre la escena de la muerte. El reclamo de celeridad de la Casación parece constreñirla a apurar esas probanzas. Tal vez podría pedir (para investigarla ella, o al menos para saber en qué está) la causa que tramita ante el juzgado federal número cinco, hoy subrogado por Marcelo Martínez de Giorgi pero hasta hace algunas semanas en manos de Norberto Oyarbide, sobre una supuesta «zona liberada» en torno del edificio Le Parc en la jornada en que murió Nisman.

Hay un  dato relevante en lo que se viene de la investigación. Ya no está la fiscal Viviana Fein, cuestionadísima por las querellas y los jueces. El nuevo fiscal de la causa es Carlos Vasser, quien asumió el cargo en junio de 2015, cinco meses después de la muerte de Nisman. Durante años fue secretario del fiscal federal Guillermo Marijuan y algunos críticos que le reprochan cierta cercanía con la procuradora general Alejandra Gils Carbó cuestionan su intervención en los inicios de la investigación contra el empresario kirchnerista Lázaro Báez. Pocos saben que Vasser trabajó durante casi una década con el ex fiscal Eamon Mullen, hoy procesado por irregularidades en la investigación por el atentado contra la AMIA. Vasser, por su trayectoria judicial, conoció a Nisman. Sabe quién era el difunto titular de la UFI AMIA.

«El tribunal de la anterior instancia concluyó que un suceso (la muerte del fiscal Nisman) es consecuencia o resultado de determinadas circunstancias, sólo porque estas preceden a aquellas en el tiempo, sin establecer, sin embargo, ningún vínculo relevante jurídicamente, que se encuentre sostenido en las constancias comprobadas del proceso», delimitó la Casación a Palmaghini.
De allí puede deducirse que por ahora no cambiará la situación del informático Diego Lagomarsino, quien no será llamado a indagatoria porque no se le puede imputar el homicidio, y tampoco es posible procesarlo sólo por el suministro del arma, pues ello virtualmente cerraría la posibilidad de imputarle un supuesto homicidio. Tampoco se modificará, de momento, la situación  de los custodios Armando Niz y Luis Miño, quienes estaban asignados al acompañamiento de Nisman en la jornada de su muerte y hoy aparecen con «falta de mérito». Y parece irrelevante la toma de las testimoniales que habían quedado pendientes cuando la causa pasó al fuero federal, entre ellas la del ex titular de la ex SIDE Héctor Icazuriaga. «

Una renuncia complica la campaña de Malcorra para llegar a la Secretaría General de Naciones Unidas

En plena campaña para ser ungida como secretaria general de la ONU, la canciller argentina Susana Malcorra recibió un duro golpe, al conocerse la renuncia de Anders Kompass, un alto funcionario de Naciones Unidas de origen sueco que la responsabilizó por tapar una investigación de abusos sexuales de fuerzas internacionales en una misión en África.

La denuncia de Kompass data de 2014, cuando filtró a las autoridades francesas un informe confidencial sobre «abusos sexuales de niños por las fuerzas armadas internacionales».
La respuesta institucional de la ONU, donde Malcorra era jefa de Gabinete del secretario general, Ban Ki-moon, fue realizar un castigo ejemplar sobre el diplomático sueco. Kompass fue suspendido por no haber respetado la línea de mando y los procedimientos para canalizar esas denuncias.

El ex funcionario fue exonerado por Ban Ki-moon cinco meses atrás y, cuando parecía que todo el escándalo había quedado olvidado, la renuncia trajo nuevamente el caso y en plena campaña para reemplazar al secretario general de Naciones Unidas.

Según indicó el diario inglés The Guardian días atrás, la renuncia del experimentado funcionario «se produce luego de que una de las figuras de alto nivel de la ONU clave en su suspensión anunciara el mes pasado su intención de competir por la Secretaría General», en relación con la canciller argentina.

 »La total impunidad para aquellos que han abusado de su autoridad y no han expresado ningún arrepentimiento por la forma en que actuaron hacia mí, confirma tristemente que la falta de rendición de cuentas está arraigada en las Naciones Unidas», dijo Kompass a la agencia IRIN (Red Integrada de Información Regional). Y agregó: «Esto hace imposible que continúe trabajando aquí.»

La salida con un portazo de Kompass no tuvo repercusión en los medios locales y mucho menos la grave acusación contra la jefa de la diplomacia, quien por ahora se niega a dejar su puesto en el Ministerio de Relaciones Exteriores, mientras recorre el mundo de campaña política. «