Florencio Randazzo, que llega a este domingo sin competir contra nadie en sus tan ansiadas PASO dentro del PJ Cumplir, pondrá a prueba aquella buena imagen con que se despidió de su cargo de ministro de Transporte de Cristina Fernández.

Después de haber pataleado por la falta de las Primarias en 2015, se dio el lujo de instalar la duda de cuántos votos habría sacado. Hasta ahora ninguna encuesta lanzada a ambos lados de la grieta lo midieron por encima de los dos dígitos.

A mediados de junio, cuando salió a la cancha, parecía que se comía el mundo. Movimientos sociales, sindicatos, diputados y dirigentes peronistas se encolumnaban detrás suyo. Un mes después, con el pecho inflado, le dijo que no a Cristina Fernández cuando le ofreció la primera candidatura a diputado.De aquel armado abultado de dirigentes exkirchneristas, poco quedó hacia el final de la campaña. Ni Alberto Fernández, ni Julián Domínguez le pusieron el cuerpo a la campaña. Tampoco lo hizo el exdiputado massista Héctor Daer, quien abandonó el bloque del Frente Renovador para sumarse al randazzismo y quedó fuera de las listas.

Sí estuvieron de recorrida mediática y territorial el senador Juan Manuel Abal Medina, el diputado provincial Fernando Navarro y el diputado Oscar Romero. Si bien todas sus comunicaciones oficiales dirigieron sus dardos contra algunas políticas del Gobierno nacional, en la recorrida por los canales de tv, radio, diarios y web, Randazzo fue forzado- o no-a hablar de su ex jefa y ahora competidora.

La candidatura de Randazzo no pudo enmarcarse en los temas de agenda política. No fue gravitante a la hora de intentar expulsar a Julio De Vido, ni se pronunció por la aparición con vida de Santiago Maldonado.