La realidad epidemiológica comenzó a torcerle el brazo a la estrategia díscola del eje Córdoba-Santa Fe-Ciudad de Buenos Aires. Hasta ahora los gobernadores Juan Schiaretti y Omar Perotti, y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, habían actuado de manera articulada a la hora de acatar o desobedecer la estrategia sanitaria del gobierno nacional. Los tres dirigentes comparten una característica común: son asesorados por el empresario de la comunicación política Guillermo Seita.
Larreta, Schiaretti y Perotti salieron al unísono a criticar el primer DNU de restricciones sanitarias en medio de la segunda ola. Los tres desafiaron la decisión nacional de suspender la presencialidad y pasar al dictado virtual de las clases. Larreta fue más allá y consiguió un fallo de la Corte Suprema a su favor. A mediados de abril, sus intervenciones fueron acompañadas de la difusión de encuestas de la consultora Management & Fit que aseguraraba que el 57,8% de los residentes del AMBA no apoyaba las nuevas medidas del gobierno de aumentar la restricción nocturna y disponer el cese de las clases presenciales.
La dueña de esa encuestadora es Mariel Fornoni. Seita y Fornoni constituyen una sociedad. El año pasado ganaron un contrato con el gobierno de la provincia de Santa Fe de casi 200 mil pesos para capacitar sobre “nuevas modalidades de relevamiento, procesamiento e interpretación de datos” en el marco de la pandemia. En 2019 la consultora Fornoni-Seita ya había trabajado para Perotti en la campaña electoral.
El gobierno nacional le factura al eje Larreta-Perotti-Schiaretti no haber contribuido a bajar la circulación del virus cuando comenzaron las primeras medidas sanitarias, lo que obligó a todo el país a entrar en un parate generalizado por nueve días. Fue el ministro de Educación, Nicolás Trotta, quien señaló este sábado que, debido a la alta circulación del virus, “las malas decisiones Larreta impactan del otro lado de la General Paz y en el resto del país”. Y señaló que no hay ningún parámetro objetivo para que el jefe de Gobierno porteño cambie de decisión con respecto a la semana pasada. “La situación epidemiológica no cambió”, sostuvo el ministro.
En una segunda etapa, para sostener la estrategia de la presencialidad a ultranza, los tres mandatarios suspendieron las clases de la semana pasada, a diferencia de la decisión del resto del país que garantizó el dictado de clases virtuales. Los tres se encaminaban a volver a la presencialidad a partir de este lunes, pero Perotti no lo pudo sostener. No fue él sino su ministra de Educación, Adriana Cantero, quien este viernes por la noche, a través de una circular, avisó que la provincia no podrá volver a la presencialidad por el crítico estado de situación epidemiológica que atraviesa y que se deberán dictar clases virtuales hasta el 4 de junio.
En este contexto, una alta fuente santafesina evaluó que, si bien Perotti se siente cómodo al diferenciarse del gobierno nacional, subestimó la pandemia y ahora enfrenta las consecuencias negativas que se expresan en la situación de alarma epidemiológica que atraviesa la provincia, pero también en las encuestas que desaprueban su gestión.
Esta situación no lo favorece a Perotti en medio del año electoral. El 4 de junio es la fecha del lanzamiento del perottismo con el sello Hacemos Santa Fe, en sintonía al del partido que conduce el gobernador Schiaretti, con Hacemos por Córdoba. Desde ese espacio quiere impulsar al senador Roberto Mirabella para que refrende su banca por Santa Fe este año. Sin embargo, los números no lo estarían acompañando.
Córdoba y Ciudad de Buenos Aires también tienen tensionados sus sistemas sanitarios, pero por lo menos tienen un resto de camas. No es el caso de Santa Fe, provincia que ya pidió respiradores en más de una ocasión al Ministerio de Salud que conduce Carla Vizzotti y en el gobierno nacional se lo recriminan.
La sociedad Seita-Foroni comenzó a trabajar con Larreta en diciembre pasado. Las encuestas de Management & Fit lo muestran como el dirigente mejor posicionado en comparación con sus opositores internos, con el gobierno nacional y con otros mandatarios del resto del país. Su misión es enmarcar al porteño en una alianza territorial que exceda los límites de la General Paz y que lo muestre en coordinación junto con mandatarios peronistas, pata política necesaria para el larretismo. Sin embargo, a partir de este fin de semana la situación crítica que atraviesa Santa Fe jugó en contra y la virtualidad se impuso. Además del virus, otro obstáculo que enfrenta Perotti en su delicado equilibrio entre el Frente de Todos y sus aliados de consultora es que, a diferencia del peronismo cordobés, en Santa Fe el kirchnerismo forma parte de la alianza de gobierno provincial, lo que se traduce en un 30% del aparato. Según analizan en Santa Fe, las elecciones legislativas de este año servirán para tamizar las alianzas y cristalizar un nuevo escenario político post pico pandémico. «