Cualquier periodista, de los famosos o de los menos conocidos para el público -como Néstor Ferrero, uno de esos cronistas históricos de agencias de noticias, organizaciones fundamentales para el oficio-, que entrevistara a Maradona después del partido con Inglaterra en México 1986 debía preguntarle acerca de tres temas: su segundo gol, las Malvinas, y si el primer gol había sido con la mano o la cabeza.

«Lo siento si decepcionamos a personas que creyeron ver una revancha por Malvinas —respondió Maradona en el vestuario al enviado de Crónica—. Lo que sí hicimos fue pensar en nuestros compatriotas, en la manera en que vivían este partido. Porque no era un partido más. Era uno especial. ¿El primer gol? Te lo juro por lo que más quieras: salté junto a Shilton pero le di con la cabeza. Lo que pasa es que se vio el puño del arquero y por eso la confusión. Pero fue con la cabeza, no tengan ninguna duda. Si hasta me quedó un chichón en la frente. Lo hice con la cabeza de Maradona pero con la Mano de Dios«.

«La Mano de Dios». Stop. Minutos después de Argentina 2-Inglaterra 1, Maradona estableció la piedra fundacional de otro de sus talentos: el fabricante de declaraciones. Todos sus dichos célebres e integrados al vocabulario callejero, como «Me cortaron las piernas», «La tenés adentro», «Pelé debutó con un pibe», «Castrilli estás muerto» o «La pelota no se mancha», serían posteriores a México. Maradona nunca había sido apocado —»me expulsó porque le dije que era más gordo que el Sargento García», le dijo a un árbitro cuando jugaba en inferiores–, pero su incontinencia de frases nace en el subsuelo del Azteca.

Foto: ANSA

Sin embargo, signo de los tiempos –un Mundial sin enviados de la televisión argentina–, «la mano de Dios» no tiene registro fílmico ni auditivo: nunca nadie la pudo volver a escuchar. En sus ediciones del 23 de junio de 1986, casi ningún diario argentino reflejó la picaresca del nuevo rey de las frases. En Clarín, La Nación, Popular y Tiempo Argentino no hay referencias a «La Mano de Dios». El Gráfico tampoco reproduce el textual (no había diarios deportivos, no existía Olé). Solo Crónica lo publica, y lo hace en un pequeño recuadro. Sin embargo, si esa frase se hizo célebre, fue por los diarios mexicanos.

«En los diarios mexicanos, y no sé si en alguno argentino, se me hace autor de la frase que el primer lo gol lo hice ‘con la mano de Dios’, y es totalmente falso. Lo que yo dije fue que salté y la pelota me pegó pero no lo hice a propósito, hasta pensé que lo había metido Shilton en contra«, se descargaría Maradona el martes 24 de junio de 1986 en la columna que publicaba Tiempo Argentino, en un intento de contradecir lo que había leído en los diarios locales.

En el mediodía del 22 de junio de 1986, los periodistas mexicanos —que escribirán «la mano de Dios» para las ediciones del día siguiente y originarán la posterior desmentida de Maradona— no tienen acceso al vestuario, por lo que no pudieron haber escuchado la frase que —según Crónica— Diego acababa de soltar en la ducha: «Lo hice con la cabeza de Maradona pero con la mano de Dios«. Para hablar con el capitán argentino, los mexicanos esperan, como decenas de cronistas, que salga del camerino. Su conferencia de prensa es en el túnel de entrada al campo de juego. ¿Qué ocurre entonces? ¿Por qué si dice «la mano de Dios» —o eso le adjudican los diarios mexicanos—, la ocurrencia no aparece al día siguiente en la mayoría de los diarios argentinos?

«Porque Diego nunca dijo ‘la mano de Dios‘», dijo, muchos años después, Juan Presta, el periodista de Tiempo Argentino que le escribía las columnas a Maradona en México. «Yo estaba en esa conferencia posterior al partido. Él no quería ponerse a los árbitros en contra, y entonces decía ‘fue con la cabeza’, ‘no sé dónde me pegó’, ‘fue de Shilton en contra’. Pero no era creíble, la mano había sido visible desde el palco y un editor argentino de ANSA, la agencia de noticias italiana, Néstor Ferrero, le dice a Diego, como resignado, ‘entonces habrá sido la mano de Dios’, y Maradona le responde ‘habrá sido‘. Lo que Maradona dijo fue eso, ‘habrá sido’. La agarró todo el mundo y quedó ‘la mano de Dios'».

La palabra de Ferrero

En 2014, ya jubilado, con 78 años –40 de ellos como jefe de redacción de Ansa Latina– y ocho Mundiales como periodista de prensa gráfica, Ferrero dio su versión desde su casa del sur del conurbano:

—Exactamente no me acuerdo, y no quiero que parezca que estoy reclamando algo que no me pertenece, pero si Presta lo dice, debe ser así —respondió Ferrero-. Durante el partido nos dimos cuenta de que el gol había sido con la mano. Después, lo que pasó en la zona de vestuario, puede ser que se me haya ocurrido a mí, pero yo trabajaba tanto cada día que me olvidé de muchas cosas. Diego era un tipo macanudo y habíamos apostado un reloj en el partido Italia-Francia.

–No tengo dudas: fue así– insiste Presta. –A Ferrero se le ocurrió decir «entonces habrá sido la mano de Dios» y Diego le respondió «habrá sido». Como era difícil resumir ese diálogo, algunos periodistas mexicanos sintetizaron «la mano de Dios» y quedó así.

«A mí nadie me sopla las frases; si no, no las digo —explicaría Maradona en 2008—. Teníamos conferencia y dije ‘la mano de Dios’, no podía decir ‘fue con la mano’ porque al referí lo iban a sancionar, era Inglaterra, los capos del fútbol, era un quilombo».

Haya surgido en la inventiva de Maradona o en la búsqueda periodística del cronista de ANSA, o tal vez entre ambos, la frase ganaría la calle. Como el «barrilete cósmico» de Víctor Hugo, «la mano de Dios» se convertiría en canción, marca de vino, obra de teatro y otras cosas. Maradona tardaría años en reconocer que el gol no había sido de cabeza hasta que, finalmente, lo haría sin remordimientos: «Les robé la billetera a los ingleses sin que se dieran cuenta», señaló Maradona en 1998. «Te robé la cartera, Shilton gil», la remató, en De Zurda, durante el Mundial 2014.