Alexis Almirón tenía 22 años, un hijo de seis y tres hermanos, uno de ellos mellizo. Construyó su vivienda sobre la de su mamá, Claudia Caballero. Sus últimos meses los pasó en la casa de ella. Era quien lo cuidaba desde que el cáncer –un linfoma de células B grandes– había empeorado. Y fue quien reclamó, rogó, a la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (DADSE) que entregara la medicación que él necesitaba. Sin éxito, durante tres meses. Hasta que falleció.

La muerte de Alexis es la séptima que se conoce de pacientes sin respuesta de la Dadse desde que comenzó el gobierno de Javier Milei. Ocurrió el 12 de marzo. Su mamá juntó fuerzas para hablar, a partir del contacto con Fundación Solidaridad Cáncer, una de las ONG que acompaña a pacientes y familiares, y viene denunciando el accionar de esa dependencia que respondía al Ministerio de Capital Humano y fue transferida al de Salud. La cara más cruel del ajuste, festejado por parte de la sociedad.

«Llevé todos los papeles, la orden, un resumen de su patología. Me dijeron ‘ya está todo en el sistema’ y me dieron un número de expediente. Era el 14 de diciembre. Que llamara el 14 de enero para ver si había novedad. Llamé el 14, el 20, todos los días. Les rogué, les pedí por favor, que mi hijo cada vez se ponía más grave. Me decían que estaba en presupuesto, que no podían hacer nada. Perdió la vida el 12 de marzo», relata Claudia por teléfono. Desde ese día, sólo sale de su casa para ir al cementerio.

Veinte millones

En 2021, Alexis sintió un bulto en el cuello. Fue a consultar a una salita de su zona, en La Salada, Lomas de Zamora. Le recomendaron que viera a un especialista. Su mamá consiguió turno en el Hospital Santojanni, donde recibió el diagnóstico y comenzó la quimioterapia, con la medicación provista desde Provincia.

En esa primera etapa, el tratamiento dio resultado. En noviembre del año pasado el tumor volvió. Con más fuerza. Recibió una quimioterapia de urgencia y la médica dijo que necesitaban una nueva medicación. Pero que iba a costar conseguirla, porque era cara.

«¿De cuánto estamos hablando?», preguntó Claudia.

«Veinte millones de pesos».

La droga en cuestión era Polatuzumab. Comenzó entonces el periplo para obtenerla. Provincia seguía proveyendo el resto de las medicaciones, pero no esa. Para casos así está la DADSE: cuando no se logra en instancias previas, por costos, porque no está en el vademécum provincial o por otros motivos, queda ese último recurso de que Nación se ocupe de quienes llegan hasta allí con un diagnóstico grave y sin obra social. Como Alexis.

Pasó diciembre, enero y febrero. El remedio millonario no aparecía. «Desde el primero de marzo iba a la guardia día por medio. El 5 de marzo lo llevé y quedó internado. Se le había hecho metástasis en el cerebro y la panza. Le pregunté a la doctora si había alguna posibilidad si llegaba la medicación a esa altura. Me dijo que no. Luchó esos últimos siete días, de martes a martes», narra su mamá. Es imposible no llorar.

Como dijo Florencia Braga Menéndez, referente de la Alianza Argentina de Pacientes (ALAPA), en Diputados: «por supuesto que se puede morir alguien de cáncer aún recibiendo el tratamiento. Lo que hace de esto un crimen es que el tratamiento existe y esa persona no lo recibe».

Una mano en el corazón

Claudia tiene 43 años. Vendía ropa en La Salada, pero tuvo que dejar de hacerlo para cuidar a su hijo. Su marido trabaja como chofer. Alexis «hacía de todo. De albañilería, en el Mercado Central, como trapito, en una verdulería. Pero desde mitad del año pasado ya no hizo nada. La patología no se lo permitía. Fue perdiendo el brillo de sus ojos, las ganas».

Su muerte fue la séptima de la que tuvieron registro las organizaciones sociales desde que comenzó el reclamo por el no funcionamiento de la DADSE. Antes trascendieron los casos de Aldo Pinto (Salta), Camila Giménez (Córdoba), Alfredo González (Buenos Aires), María Teresa Troiano (Buenos Aires), Mariana Floridia (Buenos Aires) y Patricio Romanos (Buenos Aires).

«Está afectando a muchas personas, muchos adolescentes. Pero no importa la edad. Importa que el Gobierno se ponga la mano en el corazón, porque así como se fue mi hijo se van a ir muchas personas», se indigna Claudia. «Ojalá deje de pasar, porque es muy doloroso. Tiene que cambiar. Antes no era así. A mí se me fue un hijo y no me lo devuelve nadie. Tenía un futuro, no se quería morir. Me lo dijo».

La semana pasada, el vocero presidencial Manuel Adorni fue consultado sobre el caso de Alexis. «No tengo ningún mensaje para la familia», respondió. Claudia lo escuchó. «Aunque sea hubiese dado las condolencias. Aunque sea un mensaje. Fue muy frío. Pero así se maneja esta gente». «

El gobierno apela para no brindar los tratamientos

Por la interrupción en la entrega de medicamentos de la DADSE ya hubo un amparo presentado por ONGs, una denuncia contra el ministro de Salud, Mario Russo, y otra contra Javier Milei y su superministra de Capital Humano, Sandra Pettovello.
En tanto, se conocen más y más casos de pacientes en la desesperada espera. Como Araceli Julio, de 38 años. Tiene cáncer de mama con metástasis. Necesita dos ampollas de trastuzumab emtansina cada 21 días. Cuesta cinco millones de pesos cada una. Hasta que asumió Milei, las recibía de la DADSE. Después, no. Presentó un recurso de amparo y el Gobierno apeló.
Gabriel Medina (foto) tiene 29 años. Es feriante y nunca tuvo obra social. En diciembre fue diagnosticado con un linfoma. Se trata con brentuximab, con un costo que supera los $ 10 millones por ampolla. Comenzó a tramitarlo en enero. Nunca lo recibió. Pudo empezar la quimioterapia por donaciones de pacientes y de familiares de personas fallecidas: «no te podés poner contento porque estás ganando vida porque hay otro que se murió. Es terrible. Y es desesperante la situación de no tener respuesta».