Una década antes de la publicación de La vida instrucciones de uso, de George Perec, la traductora argentina Silvia Villafañe empezó a escribir Barrio modelo, una novela que buscaba dar cuenta de las historias de los vecinos del Barrio Hogar Obrero (el complejo habitacional de Villa del Parque inspirado en las viviendas sociales de la Rusia soviética y construido por la cooperativa homónima durante la dictadura de Juan Carlos Onganía. Así comienza la historia de Barrio modelo una novela inconclusa que se convirtió en documental.

“Me imagino un edificio parisino al que se ha quitado la fachada… de modo que, desde la planta baja a la buhardilla, todos los aposentos que se hallan en la parte anterior del edificio sean inmediata y simultáneamente visibles”, decía George Perec sobre su propia novela. Esta frase resuena con el proyecto literario de Silvia, pero el contexto político de Argentina y la necesidad posterior de exilio, dejaron un libro inconcluso, disperso en grabaciones de voz, cuadernos y papeles manuscritos.

Hace algunos años, Mara Pescio, su sobrina, encontró el material de la novela en un departamento del complejo habitacional de Villa del Parque y decidió filmar un documental titulado Barrio modelo, como el libro de Silvia. “Mi intención fue retomar el legado que dejó ella y proseguirlo. Los formalistas rusos definían la trasmisión literaria entre generaciones no de padres a hijos sino de tíos a sobrinos. Creo que algo de este concepto dio origen a la película”, dice a Tiempo Pescio, que viene de dirigir Ese fin de Semana, su primer largometraje, estrenado en la Sección Nuevos Directores del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

Foto: Cine – Centro Cultural Kirchner

Barrio Hogar Obrero y los monoblocks soviéticos

El documental comienza con una foto de Silvia Villafañe en 1968, el año en que su vida cambió para siempre. Silvia, que había viajado a Rusia, quedó fascinada con las khrushchyovka, unas edificaciones de monoblocks soviéticos para la clase trabajadora. Con eso en mente y la voluntad de dedicarse a la escritura, se fue de un día para otro de la casa que compartía con su esposo y sus hijos. “Es una mujer que a mediados de los años sesenta decide vivir su vida y hacer de la escritura el centro. Mi tía abandona su existencia con la intención de transformarse, de dejar los lastres de su clase social para dedicarse a la escritura y, ante todo, para lograr una distancia crítica”, dice Pescio.

Foto: Cine – Centro Cultural Kirchner

Silvia se instala en un departamento de Barrio Hogar Obrero. Ahí es donde luego Mara encuentra los papeles manuscritos. “Este ir tras esa novela inconclusa es lo que genera la película. Barrio modelo va tras los rastros de ese pasado actualizando las marcas. Si mi tía escribió una novela inconclusa sobre las personas que vivían en esa urbanización socialista, ahora lo que intenta el documental es continuar su tarea filmando a sus personajes más de cincuenta años después”, cuenta la directora. Veintidós son los vecinos que quedan desde los inicios. “Me inquieta acceder a los departamentos que mi tía conoció medio siglo atrás”, dice la voz en off de Mara en el documental.

Historia de un barrio

Se dice que en el mismo predio donde está emplazado el barrio, San Martín comenzó a organizar las tropas hacia Mendoza. Después, durante décadas siguió siendo terreno baldío. En los años ‘30 los chicos que vivían alrededor empezaron a usarlo de canchita. El proyecto de Barrio Hogar Obrero se planifica en los sesenta, pero el predio sigue en desuso hasta que entre 1962 y 1968 se va inaugurando la obra, por etapas. “En ese entonces, en plena dictadura de Onganía, Levingston y Lanusse, había una ebullición social que reclamaba libertades, igualdad y se rebelaban en contra el orden establecido. En ese marco nacen emprendimientos urbanísticos como el de Hogar Obrero, que surgía como la posibilidad de obtener vivienda propia. Por supuesto dentro del propio cooperativismo, y sobre todo dentro de la izquierda, se debatió por qué había que ser dueño de una vivienda, por qué no se rompía con la noción capitalista de obtención de riquezas. Pero en ese entonces, al igual que ahora, el alquiler se llevaba también más de la mitad del sueldo promedio así que fue una alternativa importante para quienes querían acceder al techo propio”, explica Pescio.

Foto: Cine – Centro Cultural Kirchner

Además de tener 835 departamentos, el complejo contaba con pileta, espacios comunes y recreativos para chicos y hasta consultorios médicos. Cuando Silvia comienza a escribir, más del 80% de los vecinos tenían menos de 30 años. “En el barrio cooperativista de Villa del Parque, la única forma de diferenciarse es dentro de cada departamento, es ahí donde se encuentra la particularidad de cada vecino, y ahí es donde se detiene también esta novela”, escribía Silvia en las primeras páginas de uno de los cuadernos.

Mucho más que una novela

Esta enigmática escritora dejó no sólo una novela inconclusa sino un programa literario y político, que va dando cuenta de sus propias condiciones de producción, lo que se evidencia en algunos de los fragmentos que la voz de Pescio lee en off a lo largo del documental. Y el mismo gesto sigue la directora, poniendo en escena las decisiones que va tomando en el largometraje. De esta manera, Barrio Modelo (la película), va haciendo un recorrido por material audiovisual de archivos de distintas fuentes (desde el Archivo General e Histórico de la Universidad Nacional de Córdoba, el Archivo General de la Nación, el Archivio Audiovisivo del Movimento Operaio Italiano y material casero de diversa procedencia), a la par de la voz en off de Mara Pescio, que lee fragmentos de la novela de Silvia y va contando su historia y la del Barrio Obrero. El documental se completa con imágenes del complejo en el presente y entrevistas/lecturas de los habitantes actuales.

“La mayoría de los protagonistas de este documental no supieron nunca que Silvia quería tener un registro pormenorizado de sus vidas para hacer de esos relatos su propia novela. Incluso creo que su texto inconcluso habla más de ella que de aquellos habitantes de la urbanización. Es su mirada sobre el cooperativismo socialista lo que prima en sus narraciones, más allá de quiénes sean los personajes de cada fragmento. En el documental pasa lo mismo. Como en toda narración, hay construcción, hay una decisión de seleccionar una escena y dejar de lado otra. Hay una mirada, un objetivo y no pretendo en ningún momento borrar las marcas de esta narración”, apunta Pesce.

Silvia escribió, de manera fragmentaria y dispersa, la historia de una casa colectiva, pero en ese viaje, tuvo que abandonar el hogar, cambiar de frontera. “Ella nunca habla de Onganía ni de la proscripción del peronismo, pero imagino que esas faltas de libertades políticas hacen que su objetivo literario se vaya diluyendo. ¿Qué sentido tiene? escribe en varias partes de la novela”, dice la voz en off de Mara en el documental. Medio siglo después, su sobrina retoma esa búsqueda, no (solo) para hablar de Barrio Hogar Obrero, sino para descubrir la casa desconocida de una mujer enigmática y audaz.

Foto: Cine – Centro Cultural Kirchner

Por un cine argentino

La plataforma Cine.Ar llega al Centro Cultural Kirchner y a las casas de todo el mundo

En el marco del ciclo Cine.Ar, a partir de una colaboración entre el CCK y el INCAA, Barrio Modelo se proyectará todos los viernes de septiembre a las 19 horas en el Centro Cultural Kirchner. Después, la película pasará a estar disponible en la plataforma de Cine.Ar, como todos los largometrajes que participan del ciclo.

En diálogo con Tiempo, Justine Burgos, gestora cultural del INCAA, apuntó: “Cine.Ar, además de ser una plataforma de acceso libre y gratuito (algo importante sobre todo en un contexto en el que la brecha de desigualdad es cada vez más amplia), fomenta la difusión de las producciones nacionales. Es decir, lo que se está haciendo es tratar de no perder identidad cultural. Lo que sucede con ciertos contenidos de otras plataformas es que las películas o las series cada vez son más homogéneas. Poder ver producciones realizadas con narrativas que tienen que ver con las experiencias culturales de Argentina es una forma de seguir construyendo una soberanía audiovisual. Cine.ar es una gran cinemateca que busca llegar a todas las personas. Es más, en su momento fue solo para Argentina, después se expandió a Latinoamérica y ahora se puede ver en todas partes del mundo. La idea es que cada vez más la gente siga consumiendo nuestro cine”.