Pep Guardiola es el nuevo entrenador del Barcelona. Viene de dirigir al Barça B, la filial, en la cuarta división. Estamos a mediados de 2008. En un entrenamiento en la Ciudad Deportiva, Lionel Messi le susurra: “Este es bueno”. En el debut en la Liga, el Barcelona pierde 1-0 con el Numancia, de visitante. El “bueno” se llama Sergio Busquets y no juega. “Busquets y Pedrito”, había respondido Guardiola cuando le habían preguntado quiénes reemplazarían a Deco y a Ronaldinho, sus “descartados”. En la segunda fecha, el 13 de septiembre de 2008 (1-1 ante el Racing de Santander en el Camp Nou), Busquets, hijo de un exarquero del Barcelona, juega los 90 minutos en su debut en Primera. Busquets no sólo será el cisne en la mitad de la cancha de acaso el mejor equipo de la historia, el Barcelona 2008-2012, sino que nunca más saldrá del Barça. Y, trascartón, es el futbolista que reinventó el puesto de mediocampista central (el 5 argentino, el mediocentro a la española). A los 34, después de 18 años en el club (15 temporadas con el primer equipo y 32 títulos, el último, este domingo, la Liga 2022/23), Sergio Busquets dejará el Barcelona. Y con él se va el último solista de aquella orquesta que encantó al mundo.

El juego de Busquets aunó distintas miradas. Dijo César Menotti: “Es el mejor 5 de los últimos 50 años. Cuando le llega la pelota tiene todo escrito en la cabeza”. Dijo Diego Simeone: “En lo que hace, es el mejor de todos. Es el que permite al Barcelona jugar en el campo rival continuamente. Incluso cuando la televisión no lo enfoca, está haciendo algunas cosas bien”. En la intimidad, cuando se preparaba para ser entrenador, Simeone visitó a Guardiola en un entrenamiento en la Ciudad Deportiva del Barcelona. “Tenés a Messi, a Iniesta, a Xavi -le dijo el Cholo a Pep, anticipando su cosmovisión más estratégica y colectiva-, pero Busquets es el que lo hace todo bien, el más importante del equipo”.

Busquets fue -es- un jugador más valorado por los técnicos que por el hincha medio. “Con Busquets -escribió el periodista Rafa Cabeleira- se nos va el detector de imbéciles más infalible”. Porque Busquets era “lento”, le faltaba “intensidad” y “fuerza”. “Los hombres veloces no hacen el fútbol rápido -asentó Dante Panzeri en Fútbol, dinámica de lo impensado (1967)-. El fútbol rápido surge de las mentes veloces, que frecuentemente se dan en futbolistas lentos de carrera”. Busquets fue el 5 más “rápido” del fútbol siglo XXI. “Me importan más los elogios de los entrenadores, compañeros o de la gente del fútbol -dijo él- que lo que dice un jurado, que lo que busca es el futbolista mediático. Y yo no lo soy”.

Busquets
Detrás de Lionel Messi, siempre Sergio Busquets.
Foto: AFP

Busquets no puede comprenderse sin la línea de tiempo del Barcelona. Existió porque antes existió Guardiola. Y Guardiola, porque antes existió Johan Cruyff, el holandés que resignificó més que un club. En su autobiografía, Johan Cruyff 14 (2016), el artífice del “fútbol total” registra: “La gente habla de los demás jugadores del Barça, que son buenísimos, y nunca de Busquets. Pero será interesante oír a esa gente cuando Busquets no esté más. Pienso que entrarán en shock cuando vean el cambio en el equipo”. Es ese el momento que ha llegado.

Después de su debut en 2008, Cruyff había escrito en una columna en El Periódico de Catalunya, mezcla de identikit y anticipo: “Técnicamente superior a Touré y Keita. Posicionalmente, apariencia de veterano. Con y sin balón. Con balón hizo fácil lo difícil: dar salida a uno/dos toques. Sin balón, otra lección: la de estar en el sitio justo para interceptar y recuperar corriendo lo justo. Y eso siendo joven e inexperto. Los mismos pecados que su técnico”. Hay una frase atribuida a Vicente del Bosque, el DT con el que fue campeón del mundo con España en Sudáfrica 2010, que, nos recordó John Muller, de The Athletic, puede haber salido en verdad de un blogero fanático del juego: “Si ves el partido, no verás a Busquets, pero si ves a Busquets, verás el partido”. Pertenece ya a la cultura fútbol. Del Bosque sí dijo, ante las críticas después del debut con derrota 1-0 ante Suiza en Sudáfrica: “Si yo fuera jugador, me gustaría parecerme a Busquets; lo hace todo bien”.

Busquets fue una anomalía no sólo en un fútbol cambiante, sino en un mundo que expele maximizar y acelerar, yayaya, clicks y views. “Al principio no entendíamos por qué había que amarlo. Recibía el balón y lo soltaba, como esos móviles que solo llaman y mandan mensajes. Hasta que por fin lo comprendimos. Busquets es fútbol para adultos”, escribe Marcel Beltran en la revista Panenka. Albert Blaya Sensat dialoga en Relevo con esa idea: “Cuando eres pequeño no quieres entender nada; quieres jugar. Es por eso que Busquets golpea más fuerte cuando eres adulto, porque ves en su forma de jugar algo que te ata a él de forma salvaje. Un fútbol desnudo, tan pulcro que hasta duele”.

Y así, recibiendo la pelota y tocando, Busquets suma 720 partidos oficiales en el Barcelona. Es el tercer futbolista con más partidos, detrás de Lionel Messi (778) y Xavi Hernández (767). “Hay un antes y un después del pivote defensivo con y sin Busi -dijo Xavi, ahora su entrenador, campeón de la Liga-. Siempre lo veremos como un ejemplo, un molde. ‘Este se parece a Busi, este no…’”. Cuando compartían el mediocampista con Andrés Iniesta, Xavi también se sorprendía: “¡Cómo lee tácticamente el partido y cómo recupera el balón! ¡Cómo ve el pase entre líneas y cómo sabe por dónde atacar!”.

Nacido en Badia del Vallès, a 20 kilómetros de Barcelona -el estadio municipal lleva su nombre tras el Mundial 2010-, Busquets definía el estilo con su sola presencia, parado en la mitad de la cancha, observando. Fue el termómetro de aquel Barcelona que ganó las Champions 2009 y 2011. Ahora, el primer título de Liga del Barça después de la partida de Messi fue el último de Busquets. Es el capitán, pero también el salario más alto del plantel de un club que necesita recortar en ese ítem del presupuesto. ¿Su destino estará ligado al de Messi en la monarquía de Arabia Saudita, que ya tiene a Cristiano Ronaldo? En un puñado de años, ¿el heredero de Guardiola en la cancha se convertirá en DT? Cuentan que, en los tiempos en que nunca perdían, los entrenadores asistentes de Guardiola solían pedirle comentarios a Busquets para incluir en los informes de los rivales. Que hay un entrenador dentro de Busquets. Quizá conviene frenar la pelota, y hacer parecer que pasa una eternidad hasta, al final, tocarla. A lo Sergio Busquets.

—De todo lo que se ha dicho de usted, ¿con qué se queda? —le preguntó Luís Martín en El País, octubre de 2010, post título en el Mundial de Sudáfrica.

—El elogio que más valoro es el del compañero, no lo dude. Que te valoren el trabajo sucio es muy gratificante y los compañeros y el entrenador suelen ser los que más valoran mi juego, pero es lógico porque no luce, no se ve. Cuando lo hago bien, se nota, pero no luce. El entrenador sabe que tiene un jugador obediente al que le gusta ayudar; que, si hace falta correr para cubrir la posición de un compañero, lo hace encantado. Yo disfruto, de verdad, vigilando qué lateral sube para darle cobertura, si el interior llega a la presión o no… Me paso el partido pensando y calculando cuántos hay a la izquierda, cuántos a la derecha… En el fondo, el juego del mediocentro ha de ser muy lógico. ¿Qué requiere la situación? Eso hago. No hay muchas más preguntas.