La presión del deporte se intensifica y el fútbol ya se plantea una exclusión de Rusia del Mundial 2022 por la invasión de Ucrania. Después de tres días de silencio, la FIFA acabó por unirse a la movilización mundial contra Rusia y el domingo por la noche adoptó un primer paquete de medidas que, sin embargo, fueron rechazadas por otras selecciones europeas.

En un primer paquete de sanciones, la FIFA impuso a la selección de Rusia jugar sus partidos como local fuera de su territorio y prohibió el himno y la bandera rusa en todas sus competiciones. Pero estas medidas, similares a las tomadas por la UEFA en sus competiciones de clubes, se quedan cortas para algunos actores del fútbol, partidarios de la exclusión de Rusia del Mundial Qatar 2022, evento cuya edición precedente, en 2018, fue organizada por los rusos.

Polonia, por ejemplo, insiste en no jugar. Tras calificar el plan de la FIFA como «completamente inaceptable», el patrón del fútbol polaco, Cesary Kulesza, tuiteó. «No estamos interesados en participar en este tipo de paripés. Nuestra postura se mantiene intacta: la selección polaca NO JUGARÁ contra Rusia, sin importar cómo se llame ese equipo», subrayó.

La postura de Polonia no es menor porque será (o así estaba programado) el rival de Rusia en la primera llave del repechaje, el 24 de marzo. El ganador de esa serie jugará contra el vencedor de Suecia y República Checa, potenciales rivales de Rusia que también reiteraron su negativa a enfrentarse a ese país.

La FIFA, que aseguró estar en contacto con las federaciones de estos tres países, se reserva el derecho «a sanciones adicionales, incluida una eventual exclusión de las competiciones, que se aplicará en un futuro próximo si la situación no mejora rápidamente».

Horas antes, el presidente de la Federación Francesa, Noël Le Graët, se mostró favorable a este medida. «El mundo del deporte, y en particular el fútbol, no puede quedarse neutral. No me opondré a una exclusión de Rusia», declaró el patrón de los ‘Bleus’, vigentes campeones del mundo.

Casi simultáneamente al anuncio de la FIFA, otra de las potencias del fútbol mundial, la Federación Inglesa, anunció que prohibirá a sus selecciones de cualquier nivel enfrentarse a su par rusa «en solidaridad con Ucrania y para condenar las atrocidades cometidas por los dirigentes rusos».

Ante estas presiones, ¿la FIFA acabará cediendo y privará a Rusia de la posibilidad de clasificarse para el mayor evento del fútbol mundial, programado del 21 de noviembre al 18 de diciembre en Qatar? ¿O en cambio sancionará en cambio a Polonia, Suecia y República Checa por negarse a jugar?

«Todas las selecciones nacionales deberían seguir nuestro ejemplo. Así veremos si la FIFA tiene las pelotas de dar una plaza al Mundial a Rusia por incomparecencias. No lo creo», dijo el arquero de Polonia, Wojciech Szczesny.

Los llamamientos al boicot deportivo a Rusia, y en ocasiones también a Bielorrusia, se multiplican en las últimas horas, mientras continúa la batalla por el control de Kiev. La crisis ya tuvo un impacto directo en numerosos deportes, con cancelaciones de pruebas deportivas que debían celebrarse en Rusia en los próximos meses, como el Gran Premio de Fórmula 1.

Pero también la cuestión de los patrocinios también está sobre la mesa. Tras retirar la sede de la final de Champions a San Petersburgo, la UEFA podría decidir esta semana romper su contrato con el gigante gasístico Gazprom, cuyo propietario mayoritario es el Estado ruso.