Son días de protagonismo para los estadios de los dos clubes más populares del país. Si River reestrenó este domingo un Monumental impactante (convertido en el escenario deportivo más grande de Sudámerica, aunque con cuestiones no menores a solucionar en la distribución y evacuación del público), Boca enfrenta un problema a corto plazo y un dilema a largo. En estas horas, Celsa Ramírez, la fiscala especializada en eventos deportivos y cercana al aparato macrista en CABA, deberá definir si levanta la inhabilitación que decidió sobre la tercera bandeja sur de la Bombonera: el equipo de Hugo Ibarra juega el domingo a las 19.15 contra Platense.

Pero urgencias aparte, el tema de la Bombonera es más de fondo. A las preguntas ya sabidas -¿Boca debe seguir jugando en un estadio que forma parte de su cultura pero que le queda chico?, ¿es posible agregarle una cuarta tribuna?, o ¿debe mudarse y construir una nueva casa?-, una de las voces más autorizadas para hablar del tema ofrece respuestas poco conocidas. Arquitecto y con larga historia en el club, Pablo Abbagángelo revela el estudio más serio que se hizo sobre las 129 unidades funcionales que ocupan las dos medias manzanas que Boca debería comprar para sumarle la cuarta tribuna y aumentar la capacidad del estadio a 80.000 espectadores. Un dato sorprende: “Siete propiedades, dentro del 15% que no quiere vender, pertenecen a una misma persona, y las siete están deshabitadas”.

Titular de la agrupación justamente llamada “La Bombonera” -que hoy forma parte del oficialismo-, exdirigente durante la gestión de Antonio Alegre -de 1985 a 1995- y nieto de Camilo Cichero, el presidente de Boca que llevó adelante la obra del estadio a fines de la década del 30, Abbatángelo fue entrevistado el viernes pasado en Era por Abajo, el programa de Radio Ciudad conducido por Ezequiel Fernández Moores, Alejandro Wall y Andrés Burgo. A continuación, un extracto de la nota, en la que el arquitecto también habló de «falta de decisión política» para comprar los terrenos por la actual gestión y de “estupor” por la decisión de Ramírez:

-¿Por qué Boca no puede comprar las dos medias manzanas para construir una cuarta tribuna? ¿Es falta de decisión del club? ¿No quieren los vecinos? ¿La Legislatura no permitirá la rezonificación?

-En 2017, el entonces presidente de Boca, Daniel Angelici, fue al Colegio Nacional Inmobiliario a pedir asesoramiento. El presidente era Héctor D’Odorico, que me convocó porque soy arquitecto y corredor profesional inmobiliario. Como me vio muy interesado, me puso a cargo de esa comisión y fui el nexo entre el Colegio Profesional y Boca. Yo tenía intereses de los dos lados. Se hizo un estudio pormenorizado de las 129 unidades funcionales de esas dos medias manzanas, realizado por ocho profesionales corredores inmobiliarios. Ese estudio determinó que el monto total para entonces estaba en 19.600.000 de dólares. Hoy, con la merma de los valores de las propiedades, estimamos que está entre 14 y 15 millones de dólares.

-¿Y cuánte gente no se quiere ir de esas 129 unidades funcionales? ¿Qué porcentaje dice “yo no me voy ni loco de acá”?

-Solamente se niega un 15%, son 19 unidades funcionales, de las cuales siete pertenecen curiosamente a la misma persona, que nunca las habitó, y que es una persona ligada a la institución, y que las compró recientemente. Un 65% está en condiciones de vender ya. Y también hay un 20% que tiene alguna cuestión dominial, una sucesión inconclusa. Quiero desmitificar otra cosa que escucho: ninguna propiedad de las dos medias manzanas está tomada ni ilegítimamente ocupada. ¿Qué pasó? Nunca se tomó la decisión política de comprarlas.

-¿La decisión política desde el club?

-Del club, por supuesto.

-¿Y con esta dirigencia, la actual, tampoco?

-Con esta dirigencia tampoco.

-¿Y por qué creés que es?

-Esta dirigencia sufrió una pandemia. Tuvieron dos años y pico de una inacción total pero, que haya habido ofertas concretas (para comprar los terrenos), nunca surgió. Cuando en 1995 la FIFA dictaminó que, a partir del 2000, todos los espectadores debían estar sentados, nosotros –se refiere a su agrupación, La Bombonera-, que todavía estábamos en la conducción de la institución, dijimos ‘es el momento propicio de ir por esto’. Queríamos declarar de interés público el estadio y de esa manera facilitar todas las gestiones para las compras de las dos medias manzanas. Lamentablemente en diciembre del 95 Antonio (Alegre) pierde las elecciones (es derrotado por Mauricio Macri) y las nuevas autoridades construyen esos palcos VIP para pocos ricos y famosos, una barrera arquitectónica costosísima para el lado en que el estadio debía crecer, y todo esto se va postergando indefinidamente.

-Además de los 14 millones de dólares que podrían costar esas 129 unidades funcionales, ¿hay una estimación de cuánto podría llegar a costarle a Boca el resto de las obras? La demolición de esas casas, tirar abajo los palcos VIP y hacer la tribuna? ¿Qué capacidad tendría la nueva Bombonera?

-La capacidad sería de 80.000 espectadores. Tenemos que tener en cuenta que no solo se va a construir la cuarta cara sino que se debe aggiornar la totalidad de la Bombonera, darle las condiciones de accesibilidad y confort que el siglo XXI requiere. Si fuera solo la cuarta bandeja, tenemos que estar hablando de unos 35 millones de dólares. El reacondicionamiento de todo lo existente y ponerlo en condiciones, tenemos que estar hablando de otros 15 millones de dólares más. O sea, es totalmente factible para nuestra institución la compra y la ampliación. Repito: nunca existió la decisión política de hacerlo.

-Recién dijiste que la dirigencia actual no se movilizó por la pandemia y demás. ¿La ves con decisión de movilizarse?

-Yo escucho al actual presidente (por Jorge Amor Ameal). No coincido con la forma, porque decir públicamente que va a ir a la Legislatura para un cambio de zonificación, a sabiendas de que la Legislatura responde a un signo político que está alineado con la oposición de la institución, no me parece la forma más inteligente de hacerlo. Acá tenemos que dar señales claras y empezar a comprar propiedades y empezar a demoler propiedades, y que todo esto se vea y se palpe, que estamos avanzando en un único sentido. Esto se puede realizar, esto se debió realizar hace 25 años que estamos retardando este tema.

-También hablaste de una familia o un propietario, cercano al club, que tiene siete propiedades deshabitadas. ¿Quién es?

-Todo trabajo profesional tiene un pacto de confidencialidad y no estaría bien de mi parte que yo lo esté rompiendo. Pero está perfectamente determinado quién es esa señora, hija de un reconocido hincha de Boca, que tiene siete propiedades en esas dos medias manzanas.

-¿Y cómo está la Bombonera ahora? Boca jugó su último partido como local con la tercera bandeja sur clausurada.

-Nos llena de estupor esta clausura de acuerdo a los términos que la fiscala Celsa Ramírez apunta. Sería una clausura administrativa dado, que de acuerdo a lo que dice, en sucesivos partidos hubo un exceso en la capacidad permitida en ese sector y por eso determina que se debe clausurar. Pero cuando hablan de la clausura mezclan con el tema de la capacidad portante de las estructuras de hormigón armado del estadio y que no pueden garantizar la seguridad de los espectadores, generando todo a una cuestión que nada tiene que ver lo uno con lo otro.

-¿Por qué?

-Porque las estructuras de nuestro estadio fueron diseñados por el ingeniero Delpini, allá en el año 38 o 39, de acuerdo a normas DIN con coeficientes de seguridad muy superiores a los que se utilizan ahora. Entonces se permitía un espectador cada 65 centímetros de escalón de tribuna y las normas en la actualidad, no para Boca sino para todos los estadios en Argentina, permiten un espectador cada metro y 10 centímetros. O sea que se ha disminuido sensiblemente la carga para la que fue diseñada y calculada y que, a su vez, en aquel momento estuvo sobredimensionada. A mí me tocó, como presidente del departamento de Obras, cuando ingresamos a la conducción de la institución en el año 85, asumir con un estadio totalmente clausurado por supuestas falencias estructurales por falta de mantenimiento de décadas. Decían que no una tribuna sino todo el estadio corría el riesgo de derrumbe. Los plegados de la tribunas tenían agujeros de dos y tres metros cuadrados. Vos te parabas en la segunda bandeja y, a través de la tercera, veías el cielo. Lo que hicimos fue un ensayo de cargas con bolsas de arena. Recientemente se hizo un ensayo de cargas con unas piletas Pelopincho que me parece muy inteligente.

-Se supone que la decisión de Ramírez también se basó en imágenes que se hicieron virales de dos partidos, ante Corinthians y ante Atlético Tucumán, en las que se veían fisuras en la tribuna. ¿Eso es peligroso o impresiona más que el riesgo que conlleva?

-Las estructuras de hormigón armado tienen, como característica, la flexibilidad. Con estas cargas dinámicas se mueven y por lo tanto no se fractura. Esa fisura, que obviamente es un tema de mantenimiento preventivo y/o correctivo que debe corregirse, es una nimiedad al lado de lo que nosotros tuvimos que reparar allá por el año 85: llama la atención pero es algo normal en las estructuras de hormigón armado. El estadio no corre ningún riesgo y curiosamente cada vez que se lanza el proyecto de ampliación aparece una andanada de noticias y de informaciones tendenciosas que llevan a la opinión pública hacia el pensamiento que unos pocos pretenden: hacer algún negocio millonario. Hablan de estadios de 400 o 500 millones de dólares cuando los del Mundial de Brasil, sospechados de todo tipo de de corrupción, no superó ninguno de los 150 millones de dólares. En el último cuarto de siglo hubo algunos iluminados que quisieron llevar el estadio a (Deportivo) Español, al Camino del Buen Ayre, a Ezeiza y a distintas locaciones, curiosamente en terrenos de grupos económicos ligados a sus empresas, pareciera que con el destino de hacer un gran negocio inmobiliario alrededor de ellos. Nuestro estadio fue inaugurado el 25 de mayo del 40 y nació con tres caras porque el ingeniero Delpini, dado lo exiguo del terreno, dijo que el estadio ideal era el de cuatro caras pero, porque teníamos un terreno muy chico, lo íbamos a seccionar, y que futuras generaciones de dirigentes se encarguen de construir la cuarta tribuna. Eso está en los escritos originales de Delpini, que obran en mi poder, del año 41. Nosotros lo único que estamos haciendo es cumplir con ese mandato.