Son días en que Huracán, además de pelear por la permanencia en Primera División y empezar a respirar el clásico del próximo sábado ante San Lorenzo, también festeja los 50 años de su consagración como campeón del Metropolitano 1973, su único título de liga en el profesionalismo aunque el 13º de su historia, sumadas ligas y copas sin distinción de amateurismo o no. Se sabe que aquel equipo, que sigue en el recuerdo porque practicaba un fútbol alegre, pelilargo, patilludo –a tono con la estética de varios jugadores de la época-, dio su (primera) vuelta olímpica ante Gimnasia en Parque de los Patricios, el 16 de septiembre de 1973. Pero lo que pocos recuerdan es que todavía faltaban dos fechas para que terminara el torneo y el fixture parecía escrito por algún guionista de Huracán: en el partido siguiente, el flamante campeón debía visitar el Viejo Gasómetro de Boedo para festejar su título ante el rival de siempre.

Eran tiempos de picardía e hinchas de San Lorenzo trataron de evitar ese festejo ajeno en su propia casa. Fueron previsores: un mes antes, y sin ninguna razón aparente, desde la hinchada tiraron botellas al campo de juego durante 10 minutos en un partido ante Boca para que el Viejo Gasómetro fuera suspendido y San Lorenzo debiera alquilar otra cancha. Cumplieron con su objetivo a medias: la sanción fue por dos fechas, por lo que San Lorenzo debía volver a su viejo templo justo para recibir a Huracán, encima ya campeón, en un partido programado para el 21 de septiembre de 1973, el jueves pasado hace 50 años.

Pero determinados a que esos festejos no llegaran a Boedo –por aquello de los viejos orgullos barriales-, los hinchas de San Lorenzo fueron más allá y rompieron parte del campo de juego de su propia cancha para evitar que su clásico rival diera la vuelta olímpica en Boedo. Hay testimonios gráficos, como la revista partidaria El Ciclón, que llevó el tema a su tapa bajo el título “La vuelta, aquí no”, acompañado por una foto de siete hinchas con cuatro palas rompiendo el piso del Gasómetro, un día de semana por la tarde.

En diarios de la época también se confirma esa teoría. El entonces presidente de San Lorenzo, Osvaldo Valiño, lo deslizó en la sección “Dialoguitos”, de La Razón. Cuando al dirigente le preguntaron “¿Cómo es eso que usted no quería que Huracán diera la vuelta olímpica en avenida La Plata?”, Valiño respondió: “No. Simplemente no quería que los de Huracán, después de perder contra nosotros, se quedaran dos días en el estadio. ¿Cómo los saca uno?”.

Con el Viejo Gasómetro suspendido, entonces, el clásico se jugó –el jueves pasado hace medio siglo- en la cancha de Vélez. Hace pocos días, en un delicioso diálogo con el programa Era por Abajo, por la Once Diez, uno de los héroes del Huracán 73, Miguel Brindisi, recordó aquella picardía de los hinchas de San Lorenzo. “No nos dejaron dar la vuelta olímpica y jugamos en Vélez. Siempre en los clásicos existía ese espacio para la cargada, no había agresión. Se jugaba la pizza, la gaseosa, encontrarnos en el barrio. Si nos ganaban, entraban con el gorrito de San Lorenzo ellos. Si era al revés, nosotros con el de Huracán. Después cambió la sociedad y vinieron las agresiones. Pero eran las picardías del fútbol”, dijo Brindisi.

“Levantaron la cancha, los panes, el sembrado. Y entonces jugamos en Vélez. Lo que pasa es que ellos, el año pasado, justo habían dado la vuelta olímpica en nuestra cancha, cuando fueron campeones del (Metropolitano) 72, aunque después les terminamos ganando 3 a 0. Aquella vez, salieron al Ducó y dieron una media vuelta olímpica porque respetaron no pasar enrente de la hinchada de Huracán. Justo en el 73 salimos campeones nosotros y le íbamos a dar la vuelta olimpica pero nos quedamos con las ganas, fueron bien pillos en eso”, agregó Miguel a Era por Abajo.

Para el partido en Vélez, que ganó San Lorenzo 1 a 0, la revista El Ciclón publicó algunas de esas canciones de su hinchada. “Los quemeros están calientes, están calientes de verdad, porque saben que la vuelta, en Boedo no la dan”, “Ay Huracán la risa que me da, no vas a dar la vuelta en la cancha de papá”, o con la música de Palito Ortega, “Ay ay ay, qué risa que me da, si quieran dar la vuelta que vayan al Italpark”. Pero incluso hubo un implicíto reconocimiento a que ese título de Huracán no fue el primero (ni único) de su historia. “Vea vea vea, que cuadro más barato, 45 años sin ganar un campeonato”, en referencia a los 45 años que habían pasado de la última liga de Huracán, en 1928, poco antes de que terminara el amateurismo.

Pero lo aún menos recordado -y que por supuesto no apareció en las publicaciones de San Lorenzo- es que los hinchas de Huracán no se quedaron sin llevar su festejo a Boedo. Lo cuenta uno de los testigos: “En 1973, yo tenía 11 años, y ya era hincha de Huracán por mi papá Osvaldo, que había llegado a ver a Herminio Masantonio y Tucho Méndez. Cuando Huracán salió campeón en 1973, se habló de que hinchas de San Lorenzo habían levantando el pasto de su cancha para que no diéramos la vuelta olímpica. El partido se jugó en Vélez pero los hinchas igual fuimos a dar la vuelta a Boedo”, reconstruye Osvaldo Civetta, desde Melbourne, Australia, donde vive desde 1976, cuando “el clima no era bueno en Argentina”, explica.

Recuerdo una gran manifestación de autos de hinchas de Huracán que se juntaron en Avenida La Plata para dar la vuelta a la manzana del Gasómetro. Fuimos con banderas del Globo y las ventanillas abiertas gritando y con las bocinas sin cesar, fue un caos total por horas. No íbamos a dejar de dar la vuelta olímpica ahí. El equipo del ’73 me enseñó a amar el fútbol. Mi papá murió en 2022, pero me dejó lo mejor: el amor por el Globo”, agrega Civetta, en una vuelta de tuerca desconocida para el más porteño y pícaro de los clásicos, que volverá a jugarse este sábado en el Nuevo Gasómetro. «