Ezequiel Medrán atajará en la temporada 2016/17 en Ben Hur de Rafaela, que juega en el Torneo Argentino B, la cuarta división. Hijo de Roberto, también arquero, Medrán tocó el cielo con las manos entre 2004 y 2006, cuando fue uno de los arqueros de Boca. Como un secreto que se guarda en la ciudad, Medrán además es el arquero que inauguró una seguidilla de 13 años con hombres de las inferiores en el arco de Atlético de Rafaela. Uno de ellos fue Guillermo Sara, que en 2013 pasó al Betis de España, la escala previa a convertirse en el actual arquero titular de Boca. Su suplente será Axel Werner, otro rafaelino que salió de Atlético.

¿Qué ocurre, qué hay ahí, en el centro oeste de la provincia de Santa Fe, para que de un club salgan arqueros de clase?

«Más allá de que Rafaela capta una zona donde está la cuenca lechera, donde hay chicos a los que nunca les faltó comida, con buena educación, y de que un montón de gente la elige por ser tranquila antes que Rosario y la ciudad de Santa Fe, en el club, por la marca que dejaron estos arqueros, se les tiene una confianza extra», dice Werner, que integró el plantel de la Selección Argentina Sub 23 en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Fue Marcelo Barovero, antes de Sara, el que siguió la tradición. Barovero, transferido al Necaxa de México después de ser clave en los títulos internacionales de River, ejemplifica el acercamiento: nació en Porteña, un pueblo de 6000 habitantes del este cordobés, a una hora de Rafaela. Barovero atajó entre 2003 y 2007 en Atlético. Ese último año llegó desde Libertad de Sunchales, 40 kilómetros al norte de Rafaela, Gabriel Airaudo. Le costó tres años afianzarse. Tenía 25 y un futuro promisorio. El 23 de mayo de 2010, en la Promoción por el ascenso a Primera ante Gimnasia La Plata, cortó un pase y Lucas Castro lo chocó con la rodilla: sangre, siete fracturas y la explosión del globo ocular izquierdo, una lesión que lo sacó del profesionalismo. Sara, entonces, heredó la camiseta de Airaudo.

Hugo Cossa es, ante todo, arquero, por más que trabaje en defensa civil y dicte cursos de reanimación cardiopulmonar en Rafaela. El domingo 8 de mayo de 2016 se convirtió en el futbolista más viejo en jugar un partido bajo la órbita de la AFA. Por la Liga Rafaelina, a los 60 años, Cossa jugó 55 minutos para Sportivo Norte. Cuando salió para recibir los aplausos, Sportivo Norte le ganaba 1-0 a Belgrano de San Antonio. Perdieron 2-1. Todavía se entrena, porque es el tercer arquero del plantel. «Rafaela entendió que el único que puede formar un arquero es otro arquero –cuenta, mientras anochece en la ciudad–. Empezó el profesionalismo acá en Atlético, en el ’89, cuando subió a la segunda categoría, y vinieron muy buenos arqueros, como Carlitos Goyén, Gustavo Tognarelli, la Araña Maciel, Ángel Comizzo, y a los 34, 35 años, una muy buena edad. Hemos aprendido mucho. Han venido con tiempo para hablar y explicar. Porque en Rafaela todavía se duerme la siesta». 

Cossa tiene un hijo que se llama Maximiliano. Fue compañero de Sara en la categoría 87 de Atlético. Desde luego: es arquero. Hoy, a los 28 años, mientras Sara es el 1 de Boca, Maximiliano defiende los tres palos del FC Oerlikon, de la quinta división de Suiza. «Guille no llegó a su techo. Ahora iene la prueba de fuego –apunta Cossa–. Axel es todo potencial, con destino de Selección. A su edad se hace difícil agarrar el arco de Boca, pero tiene muchísimas condiciones. El otro día lo cargaba a Guille: ‘Guarda que tenés una brasa caliente en el banco, que te está quemando los guantes'». 

Hubo dos arqueros, dice Cossa, que se destacaron durante la década de 1980 en la Liga Rafaelina, que precedieron al ascenso de Atlético a la B: Juan Carlos Piccard, con pasos por Newell’s, Colón, Unión y Vélez, y Roberto Medrán, el padre de Ezequiel, que jugó en Mandiyú de Corrientes y Unión. Detalla Cossa: «La Liga Rafaelina es una de las más fuertes del país, y ha optado por esa normativa de tener entrenadores de arqueros». Por Atlético, en diferentes etapas, se destacaron los preparados de arqueros Gustavo Nepote, Alejandro Protti, Gabriel Dottori y Alejandro Ré. «Entonces –explica Werner, 20 años, comprado por el Atlético de Madrid y cedido a Boca– el día que a un arquero joven le tienen que dar el arco de Atlético , a un técnico le quita responsabilidad. Sabe que viene de un proceso anterior con muchos arqueros del club, que es algo de la casa. No le pesa». 

La Liga Rafaelina fue fundada en 1922. Contiene a 37 clubes. En Rafaela, centro neurálgico de la industria lechera ubicado en el departamento Castellanos, viven 110 mil personas. Algunos la calificaron de «ciudad modelo»: no lo decían por los arqueros, sino por la alta tasa de exportación y el bajo nivel de desempleo. Cossa habla de los arqueros: «La característica que les veo a todos estos últimos que surgieron es la seguridad. No notan el cambio. Para un arquero es más difícil atajar en la Liga Rafaelina que en Primera, porque se vive de una manera muy especial. También porque suben en general a un equipo medio golpeado, donde te patean diez, sacás cinco, y te aplauden todos». 

Ubaldo Fillol, actual coordinador de arqueros del fútbol amateur de River, trabajó en las selecciones argentinas con José Pekerman. Llevó a Barovero y Sara a entrenarse al predio de Ezeiza. «No sé por qué se da –cierra Fillol, campeón del mundo en el Mundial de Argentina ’78–. Y encima ahora aparece Werner, que pinta como un gran proyecto. Se alimentan bien, es tierra próspera, pero no creo que haya nada en especial. Sí que sorprende. Habrá que prestarle más atención, y recorrer la zona…».