El gobierno sufrió un inesperado revés en su estrategia de renovar su deuda pública en pesos. En la licitación de títulos del martes, el mercado le retaceó el financiamiento esperado y la Secretaría de Finanzas sólo consiguió el 65% de los $ 224 mil millones que debe abonar esta semana. Se aguarda una nueva asistencia del Banco Central para cubrir la diferencia ($ 78 mil millones), mientras se da por seguro que el Palacio de Hacienda diseñará un menú más atractivo para los inversores con vistas a las próximas licitaciones, previstas para el 18 y 27 de este mes.

De los siete títulos ofrecidos, los más elegidos fueron los ajustados por el coeficiente CER, ligado a la inflación, con los que se obtuvieron algo más de $ 74 mil millones, y los dollar-linked, atados a la cotización del dólar, que reportaron $ 44 mil millones. En cambio, los que entregan la tasa Badlar, con vencimiento en abril de 2022 y febrero de 2023, tuvieron escasa aceptación.

Al comunicar los resultados, el Ministerio de Economía priorizó considerar que “el Tesoro acumula un financiamiento extra de $ 311.431 millones en el año”. Sin embargo, no lo planteó en términos de rollover (el porcentaje de refinanciación comparado con los montos de obligaciones que debía cubrir), proporción que en junio había alcanzado 164%.

La emisión de títulos públicos es una de las vías principales por las que el Tesoro recauda dinero para cubrir su déficit primario. La otra es la ayuda del Banco Central, ya sea en forma de adelantos transitorios o transferencias de utilidades: se estima que por ambos conceptos hubo giros por $ 510 mil millones en lo que va del año, por lo que la entidad volvió a ser la principal fuente de financiación del gobierno, al igual que en 2020.

“El financiamiento privado está siendo esquivo con estos niveles de incertidumbre y tasas”, opinó el economista Gabriel Caamaño, de la Consultora Ledesma. “Quedó evidenciada la falta de instrumentos cortos”, dijeron en la plataforma de inversiones Consultatio, dando cuenta de la preocupación de la Secretaría de Finanzas por ofrecer títulos a largo plazo para descomprimir los vencimientos inmediatos.

La situación es seguida con atención por el mercado, teniendo en cuenta dos datos. El primero es que la rueda de vencimientos continúa. La Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) calculó que para el período septiembre-diciembre los títulos públicos en moneda nacional superan el billón de pesos. El segundo es la tensión que suele haber en los períodos previos a las elecciones; de hecho, muchos analistas creen que los inversores que prefirieron no renovar sus colocaciones podrían volcarse al dólar, lo que incrementaría la presión sobre los tipos de cambio alternativos.