La vida de Carlos Salvador Bilardo tiene todo los elementos de una ficción casi imposible de pasar por alto. Ofrece un protagonista con múltiples facetas: el obsesivo del trabajo, el cabulero, la persona sencilla, la de formas extravagantes, el profesional de enorme seriedad y sus modos por momentos hilarantes. Su arco dramático no es menor. Sólo tomando algunos aspectos de su vida pública, Bilardo pasó de ser un director técnico denostado como “antifútbol” a campeón del mundo reconocido por su audacia y originalidad táctica. También fue jugador, médico y hasta quiso ser presidente de la Argentina.

Todo eso y mucho más desarrolla Bilardo, el doctor del fútbol, la flamante docuserie de cuatro capítulos que ya está disponible en HBO Max. Se trata de un recorrido que también se propone echar luz sobre el Bilardo “de a pie”, el hombre detrás de ese “genio loco” o “competidor patológico” –cada espectador podrá elegir su propia lectura–. Para lograrlo incluye el testimonio de su familia, amigos, compañeros, colaboradores, dirigidos y hasta algunos de sus más acérrimos rivales y detractores.

Los cuatro episodios muestran a un Bilardo con una fuerza de voluntad y un hambre de gloria medulares. Y lo desarrollan con una capacidad narrativa y  dinamismo que seguramente conquistarán a los nostálgicos y a las nuevas generaciones. Sebastián Meschengieser es uno de los responsables del guión, una tarea para nada sencilla que además de escribir lo obligó a seleccionar, ordenar y descartar miles de datos y anécdotas: “Todos nos sumamos a este proyecto desde la pasión futbolística absoluta y las ganas de contar una gran historia. Bilardo era un personaje que había generado durante años materiales de lo más diversos. Se armó un equipo, nos pusimos a investigar, y un año y medio después lo terminamos”. Un punto clave de la producción fue acercarse al entorno del histórico DT. “Hablamos con la hija, el sobrino la esposa, su secretaria, con su mano derecha en la radio, con Miguel Ángel Lemme, uno de sus ayudantes más cercanos… Fue mucha gente que nos empezó a mostrar un montón de espacios donde meternos para completar una historia que va mucho más allá de sus logros deportivos. Me parece que sumamos mucho de su aspecto humano y forma de pensar”, puntualiza Meschengieser.

“En  los últimos años hubo un permanente y saludable rescate de la figura de Bilardo. Los jugadores que fueron campeones bajo su tutela que están en los medios lo mencionan permanentemente, la aparición de la ficción de Maradona hizo su parte y hasta los memes y stickers de WhatsApp con su rostro le dieron otra llegada. Para los que nacieron después del ’90, Bilardo es un personaje mediático. Y bueno, la serie trabaja sobre todo. Esta persona hizo esto que vos no sabías o no te acordabas y lo logró de esta manera, trabajando e imaginando las cosas a su manera”, afirma Alejandro Turner, uno de los productores de la serie. “Una de las cosas que se propone este documental de cuatro capítulos es entender cómo funcionaba su cabeza y que la locura que parecía tener no era más que una obsesión y un detallismo tal vez de avanzada”, agrega Turner.

La historia de Bilardo es apasionante: comenzó vendiendo frutas en la calle, se entregó con pasión al fútbol y cada uno de sus detalles, decidió estudiar Medicina y se recibió. Debutó en el ’58 en San Lorenzo mientras terminaba la carrera. A la mañana entrenaba, a la tarde iba a la facultad y a la noche estudiaba. Pasó a Estudiantes de la Plata y bajo la tutela de Osvaldo Zubeldía ganó tres Copa Libertadores seguidas, la Copa Interamericana 1969 y un año después conquistó también con Estudiantes la Copa Intercontinental de Clubes, nada más ni nada menos que frente al Manchester United. Cuando el cuerpo empezó a darle avisos del paso del tiempo imaginó retirarse para ejercer en plenitud la medicina. Pero la pasión por el fútbol fue más fuerte. Comenzó ayudando a Zubeldía en Huracán y rápidamente se transformó en director técnico. Triunfó en Estudiantes, América de Cali y tocó el cielo con las manos con la Selección Argentina.

Una decisión a tomar y una parte importante de la línea narrativa de la docuserie era cómo contar la relación de Bilardo con Maradona. “No la podíamos dejar de lado, es fundamental a lo largo de los años y se entrelazan de manera inevitable. No corrimos riesgos de que la figura de Maradona eclipsara a la de Bilardo porque todo lo que se cuenta tiene que ver con su vínculo y tipo de relación. Desde darle la capitanía de la Selección, a los celos de la hija de Carlos porque Diego parecía más importante… El espíritu era encontrar cómo ir contando esa relación. El hilo conductor de la relación entre Carlos y Maradona era que compartían el objetivo de ganar. Era algo muy importante para los dos. Ninguno se iba  llevar puesto al otro”, reflexiona Meschengieser.

Turner, por su parte, aclara que “en cuanto a qué dejar afuera o adentro, trabajamos sobre una estructura previa, que siempre es hipotética en un documental, pero con la decisión de arrancar la historia en el ’82, cuando lo nombran al frente de la Selección para a partir de ahí hacer un recorrido cronológico con algunos viajes específicos al pasado, como la época de Colombia, la de Zubeldía o la de sus estudios universitarios. Pero después básicamente nos centramos en su cruzada central, que fue la Selección”.

La serie muestra cada uno de sus logros –el Campeonato Mundial del ’86 es el cenit incuestionable–, pero también algunos costados menos conocidos. Es el propio Bilardo quien en un momento confiesa, parafraseando a su admirado Julio Iglesias, “me olvide de vivir”. Lo dice en referencia a las décadas que le dedicó al fútbol y cómo postergó en forma crónica cuestiones personales y familiares.

El rol de los medios en las épocas más duras de su carrera (cuando la Selección jugaba muy mal y ganaba muy de vez en cuando) está muy bien recreado. “Uno lo veía tan entero o tan a prueba de balas  pero el relato de su familia  marca que pasó momentos muy complicados. Revisando los materiales del archivo se nota muy claramente. Es evidente todo lo que le costó esa pelea y soportar esa presión. Recibió ataques muy intensos y a veces crueles”, reflexiona Turner. “Todo el tiempo nos entraba material de archivo que era un tesoro, le buscábamos lugar en el guión, pero muchas veces se hacía imposible –revela–. De todas las entrevistas que aparecen minutos teníamos horas y horas. Sólo con el material exclusivo que generamos alcanzaba para muchos más capítulos, ni hablar con el de archivo. La verdad que a veces era un sufrimiento dejar algo afuera.”

Foto: AFP

Para Meschengieser este es un documental que tiene que ver con lo deportivo y popular porque la trayectoria de Bilardo “lo merece, pero tiene un montón de elementos que tienen que ver con los vínculos, con lo humano, con sus cuestiones más polémicas y posiciones diferentes. Incluye opiniones de él sobre él mismo, sobre su propia vida, que son interesantes y contradictorios. Es difícil encontrar un personaje con tantos matices como Bilardo. Resumirlo en cuatro capítulos fue una tarea titánica. Pero aquí estamos.” «


Bilardo, el doctor del fútbol

Serie documental de cuatro episodios. Disponible por HBO Max.



Compañeros de ruta y admiradores

Dirigida por Ariel Rotter, escrita por Sebastián Meschengieser y Gustavo Dejtiar y bajo la producción ejecutiva de Federico D’Elía, Cune Molinero y Alejandro Turner, Bilardo, el doctor del fútbol es una docuserie que reúne un trabajo exhaustivo de búsqueda de material y testimonios para construir un perfil digno del personaje en foco.

Cuenta con material de archivo inédito de la videoteca personal de Bilardo, la cual incluye imágenes de casamientos, cumpleaños y videos nunca antes vistos de la intimidad de esta personalidad que marcó al deporte nacional con su particular impronta.

Por supuesto también hablan muchos de los jugadores con los que conquistó la gloria y/o compartió momentos difíciles. Oscar Ruggeri, Enzo Trossero, Ricardo Giusti, Diego Simeone, Sergio Goycochea, Juan Sebastián Verón, Jorge Burruchaga, Julio Olarticoechea, Nery Pumpido, Sergio Batista y Miguel Ángel Russo, son algunos de ellos. Pero también hay lugar para la palabra de Claudia Villafañe, Carlos Pachamé (su ayudante de campo de toda la vida) y César Luis Menotti, la contraparte de una grieta que marcó nuestro fútbol por décadas.