Hablar con uno de los músicos que estuvo ahí, cuando nada era en el principio, siempre resulta un factor atrayente. Su historia está ligada al riñón del rock & roll primario de nuestro país, porque como muchos saben, la impronta del señor del que hablaremos en este espacio pertenece a una estirpe imborrable cuando se habla del primer rock argentino. Por estos días, Víctor Bereciartúa, Vitico para miles (y para muchos otros simplemente «El Canciller»), acaba de editar un libro que en más de 170 páginas rescata una vida cinematográfica que lo tuvo como protagonista central.

La fascinación por el rock de Elvis Presley, The Beatles, Rolling Stones, Jimi Hendrix y Deep Purple, su lugar en el comienzo del rock de acá en los años sesenta, sus días en La Pesada del Rock and Roll (junto a un combo de estrellas como Spinetta, Pappo, Javier Martínez y otros, todos  liderados por Billy Bond), su relación con las sustancias y su estancia en Inglaterra en los años ’70 (cuando compartió ensayos y momentos junto a The Who, Paul Rodgers y otros miembros de la crema del rock británico) para luego formar junto a Pappo el monstruo pesado de Riff en la década siguiente.

Todo está ahí en El canciller.Memorias, donde el célebre bajista y a esta altura tótem del rock criollo, narra hechos que bien podrían ser parte de un guión salvaje pero por demás entretenido. A sus actuales 74 años, Vitico está locuaz y reflexivo, pero siempre muy dispuesto para hablar de rock &roll, la pasión que lo sacó muchos años atrás de sus estudios universitarios para hacerlo vivir en los escenarios. «Para mí, que este libro ya se encuentre en la calle es toda una gran especie de alivio. Usualmente compartía de vez en cuando anécdotas con los amigos que tengo y que no son muchos, así que la gente que esté interesada en lo que hice durante estos años tiene un lugar para saber un poco más de mí. Es bueno que ellos sepan esas cosas porque yo no miento ni disimulo nada de lo que me pasó. Sí, hice muchas cosas y las cuento, pero también hay que tener en cuenta que eran otras épocas, muchas de ellas no son imaginables en el día de hoy, pero en el momento en el que las hice para mí estaban bien hechas. Hoy por hoy no se las recomiendo a nadie, aunque no sé si a mucha gente le hubiera pasado las mismas cosas que me pasaron a mí», dice Víctor «Vitico» Bereciartúa, algunas pocas semanas después de que su libro se encuentre disponible en librerías de todo el país.

El génesis de este libro encuentra en una propuesta externa el despertar de El Canciller por hurgar en diferentes aspectos de su recorrido artístico y de vivencias. Así comenzó todo: «Mi vida ha sido intensa y lo sigue siendo, aunque ahora no tanto por los cambios de época. Pero se ve que mi pasado interesa, entonces un día vino mi hijo Nicolás, que ahora está tocando con The Black Crowes, y me contó que recibió una oferta para escribir un libro por parte de Editorial Planeta. Mi sorpresa sí, fue real. Nunca se me había ocurrido escribir un libro, sobre todo en vida porque no me gustaría que lo escribiera alguien con comentarios que otros le puedan haber hecho. Conté con la ayuda del periodista Fernando García, que cuando le contaba las cosas que me habían pasado se le salían un poco los ojos de las órbitas porque no podía creer lo que estaba escuchando. Cuando lo leo parecen mentira las cosas que me pasaron, pero lo que hice lo terminé haciendo por lo que me pasaba (risas)».

Foto: Mariano Martino

Más allá de lo entretenido que resultó para el ex Riff rememorar ciertas situaciones vividas, lo cierto es que su decisión para embarcarse en este proyecto literario nunca fue algo apresurado: «Es algo en lo que pensé un tiempo, pero más tarde me pareció una idea fenomenal porque siempre que contaba alguna cosa que me había pasado nos reíamos mucho. Creo que lo mejor de haber escrito todo es que ahora hay un compendio de esas situaciones. Hay siempre inicios de historias hechas con algo más de tres líneas que dicen mucho. Pero cuando llegás al final seguro comenzás a reírte. Creo que lo interesante de lo que se hizo con el libro es que, más allá de haber superado ciertas situaciones, siempre me tomé todo con mucho sentido del humor».

Con una vida más que rica en el mundo del rock & roll, recordar situaciones del pasado pudo ameritar ciertas complicaciones para Vitico: «No me costó nada ponerme a recordar, esa es la verdad», dice al respecto. Y continúa entusiasmado: «No soy un santo ni lo voy a ser, pero me admiro de mi memoria porque me acuerdo de todo lo que hice en mi vida».

Queda claro entonces que en la balanza de Vitico pesan siempre y de gran forma los recuerdos buenos, algo que él enseguida admite son parte de estas memorias: «Había mucho para recordar pero la única hoja de ruta que me hice fue no llevar al papel ciertos recuerdos desagradables. Mi cerebro siempre selecciona las cosas buenas, así que lo que van a leer son cosas bastante llamativas. No quise hacer un libro con demasiados detalles para que no se tornara feo como algunos que leí por ahí».

Entre tantas situaciones traídas del pasado, Vitico admite que los malos recuerdos también emergieron, pero que evitó contarlos con fines netamente específicos. «Las cosas que no conté fueron para no hacer las cosas largas y aburridas. Hay otras cosas que no corresponde revelarlas porque son cosas con mujeres. Lo que te pase con ellas queda entre ella y vos, así que esas cosas no se ventilan. Son cosas sentimentales que al lado de todo lo que cuento no hacen falta y porque en ese sentido siempre hay que guardar discreción. Es de caballeros mantener esa norma».

Enseguida, El Canciller revela algunas de las biografías que leyó y que le parecieron aburridas, algo que desde el primer momento no quiso que sucediese con la suya. «Algunos libros que leí de ídolos míos fueron tediosos. No quise hacer una biografía como la de Keith Richards porque me aburrió mucho, tiene demasiados detalles que no aportan nada. Así que traté de hacer mi libro sin entrar en tantas cositas. La idea siempre fue pasar de un lugar a otro para tener un libro entretenido».

Las memorias de Vitico, dentro del compendio de grandes anécdotas que reveló el bajista, también da cuenta de un momento sucedido en 1977 cuando El Canciller fue torturado en Buenos Aires, al haber participado de una transa de cocaína. «Con el tiempo siento que eso que me sucedió fue como una especie de favor que me hicieron. Así y de manera poco convencional pasé por una sensación fuerte para alguien a quien le gustan las sensaciones fuertes de la vida. Así aprendí que hay límites en todo y que no hay que pasarlos».

Muchas personalidades notorias del rock de acá y del mundo desfilan por las páginas del libro donde se mencionan notables situaciones ocurridas en diferentes décadas. Con respecto a esos personajes secundarios que ocupan varios capítulos de sus memorias, el bajista sostiene: «Del libro me llegaron solamente buenos comentarios. Muchos de los que están ahí me dijeron que se habían divertido, así que en ese aspecto está lo que me interesaba, que era contarle a la gente mi vida de forma graciosa. El rock & roll te hace vivir situaciones espeluznantes, pero me las tomé siempre con humor. Así debía ser el asunto. Todos debemos superar lo que nos presenta la vida».

No en pocas veces durante toda la entrevista, El Canciller menciona para referirse a su trabajo literario el término «compendio», lo cual daría a entender que mucho fue lo que se dejó afuera de la edición final de su libro. ¿Entonces es posible una segunda entrega para ampliar sus memorias? Enseguida, el bajista no duda un segundo y responde con naturalidad: «Sí, es algo que puede suceder porque hay espacio para un segundo tomo. Creo que tendría que tener más detalles pero debería ser, pensándolo bien, un poco más duro al relatar algunas situaciones que no quise poner en este primer libro. Lo que le digo a todo el mundo es que principalmente quería evitar el tedio, lo feo, lo aburrido, y creo que por todo lo que me dicen de positivo los colegas, los amigos y la gente, siento que finalmente lo logramos», puntualiza Vitico. «


¿Cuándo?

Vitico vuelve a los escenarios con su banda Viticus en un show especial. 21 de julio en Vorterix, Federico Lacroze 3455. Participará su hijo, Nico Bereciartúa.




El canciller. Memorias

Por Vitico. Editorial: Planeta. Cantidad de páginas: 184. Disponible en librerías y formato digital.

Foto: Germán Adrasti




Presente y futuro

En algunos espacios de la web se mencionó que Viticus, la banda con la que el ex Riff sube a los escenarios desde principios de este milenio, se encontraba separada. Sin embargo, cuando se hace mención a ese factor, enseguida El Canciller lo desmiente: «No sólo no estamos separados sino que nunca fue así. Es más, el 21 de julio volvemos a tocar juntos en Vorterix, así que ya se enterarán por Internet y por las calles. Volver a tocar juntos es algo que hacemos por placer y mucho mejor será porque Nicolás se hace un espacio en la agenda de los Black Crowes para tocar con Viticus, que también es su banda. Por otro lado, al otro día del show de Vorterix es su cumpleaños, así que el concierto será como la fiesta a la que nos gustaría invitar a todos. A lo mejor la confusión de que nos separamos y esas cosas tiene que ver porque estuve tocando con Gabriel Carambula. Estuvimos el año pasado viéndonos porque juntos grabamos algunas cosas y hasta hicimos unos 15 shows muy buenos. A mí lo que me interesa es tocar y me gusta hacerlo con mucha gente, no solamente con Viticus», señala.


La obra, el legado y el final de Riff

Sin dudas, cuando se habla con Vitico sobrevuela el espíritu de Riff (la banda que formó junto a Pappo a comienzos de los ’80 y que tuvo su último y exitoso regreso en 2018), sin embargo, para El Canciller todo lo que se vincule con una sobrevida actual del grupo significa una etapa totalmente superada. Así lo expresa: «No, de ninguna manera existe alguna posibilidad de una vuelta de Riff ni de ningún renacimiento del grupo», dice de manera tajante. «Al final de 2018 fue el último periodo de la banda cerrando con tres Vorterix, lo cual fue mucho decir. Al otro año, el grupo hizo su último show en Cosquín Rock porque ya no merecía llamarse Riff, en especial porque hubo una persona que no sacó del padre todo lo bueno que podría haber sacado. Claro, seguramente porque lo conoció tarde tal vez, pero eso ya es otra historia. Después de eso el balance me dio bien porque la banda sonó excelente, y hasta vino Mundy Epifanio, célebre manager de Riff en la primera etapa y me dijo que sonábamos mejor que cuando estábamos con él. Para mí es muy importante que la gente siempre se vaya mejor de lo que vino y creo que lo logramos y con creces», concluye.