Mafalda Beatriz Secreto, de 65 años, resultó finalmente absuelta por la justicia, por el crimen de su marido y posterior descuartizamiento del cadáver. En sintonía con lo planteado por la defensa, los jueces entendieron que la mujer había sido víctima de violencia de género por parte de su pareja José Luis Arena, de 57. La fiscalía, por su parte, había solicitado la pena de 18 años de prisión.

La sentencia fue dictada este lunes por el Tribunal Oral N°1 de Pergamino. El debate había comenzado a principios de junio. El crimen de Arena había sido hace tres años atrás en la localidad de bonaerense de Colón.

En el fallo, los jueces mencionaron la situación de violencia que sufría la mujer: “Arena controlaba y disponía de la vida de Secreto”, la cual “se encontraba bloqueada directa e indirectamente”, esgrimieron, haciéndose eco del alegato de la abogada defensora, Raquel Hermida Leyenda, que se hizo cargo del caso en 2020.

Al respecto, Leyenda había expresado que Arena, quien fue ultimado de un balazo en la cabeza, prostituía y drogaba a su pareja. De la misma manera, la defensora argumentó que su cliente no tenía antecedentes penales.

“Doy gracias a la Justicia que me escuchó. Porque le pusieron atención a la perspectiva de género. Es terrible lo que sufrimos las personas abusadas”, dijo aliviada Mafalda tras escuchar la sentencia. La mujer había llegado al juicio con tobillera electrónica, bajo prisión domiciliaria.

Además de Mafalda, en el juicio declaró una ex pareja del hombre. Esta última mujer, mencionó que lo había denunciado tres veces por violencia de género y otras cinco por violar las restricciones perimetrales.

El caso

El homicidio fue descubierto el 1° de junio de 2019 por la mañana y se cree que la mujer lo mató durante la noche anterior. El crimen fue advertido a las autoridades por el propio hermano de Mafalda, ya que ella acudió a él para que la ayudara a deshacerse del cadáver y de las pruebas.

Tras la denuncia en la comisaría del hermano de la sospechosa, los agentes se acercaron a la casa donde vivía la pareja y constataron los dichos del hombre. Inmediatamente después, Mafalda confesó el crimen. El cadáver, al que le faltaban los miembros inferiores y un brazo, estaba en un galpón en el fondo del terreno y había sido tapado con la lona de una pileta.

La autopsia estableció que el hombre había recibido un disparo de una pistola calibre 38 en el rostro y que agonizó durante unas 12 horas. Una vez muerto, la mujer le produjo unos cortes con una amoladora que había comprado el día anterior al crimen en una ferretería.