Diez meses después, José Ojeda se ríe. “Lo de Castillo ahora me parece cómico –dice–. Cuando tuvo que explicar por qué me pegó, dijo que creyó que Sosa y yo estábamos jugando. Sosa me estaba ahorcando, casi no tenía aire, me estaba muriendo, y cuando vino Castillo pensé que era para sacármelo de encima, pero en vez de eso me pegó con la pistola en la cabeza. Caí al piso y cuando me quise levantar, Sosa me pegó un rodillazo que me quebró la pierna. Después llegaron más policías y los dos se tiraron al piso para simular que yo los había golpeado y que estaban lastimados. El colmo fue que en el hospital los atendieron primero a ellos”.

Para el miércoles pasado estaba previsto el comienzo del juicio contra el sargento Gustavo Leonel Castillo y el inspector Héctor Eusebio Sosa, del Centro de Operaciones Tigre (COT), acusados de lesiones graves calificadas por su condición de miembros de una fuerza de seguridad en perjuicio de Ojeda, un repartidor de harina que les había pedido que movieran el patrullero que obstruía la salida de su camioneta.  Sin embargo, a menos de 24 horas del inicio, el debate fue suspendido luego de la repentina renuncia del abogado de Sosa. 

Para la abogada de Ojeda y referente de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), María del Carmen Verdú, la suspensión se debió a que “tanto a Sergio Massa, creador de del COT durante su gestión en la intendencia, como a la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, no les convenía un juicio de alta repercusión pública contra sus policías”.

El 13 de octubre del año pasado, Ojeda y sus dos compañeros de trabajo fueron detenidos y acusados de atentado y resistencia a la autoridad en un playón de descarga ubicado en el cruce de las rutas provinciales 9 y 27, en la localidad de Benavídez. Pero un video filmado por un vecino reveló que Ojeda fue brutalmente golpeado. Las imágenes también permitieron identificar a Sosa como el mismo agente que años atrás ejecutó a tres jóvenes en distintos casos de Gatillo fácil. “Yo no lo conocía –dice Ojeda– pero en la comisaría me dijeron que Sosa estaba escondido ahí, que hasta tenía denuncias de violación de su hijastra. Creo que por todo lo que hizo tiene que quedar preso”.

Tras la suspensión, Verdú exigió al Tribunal una nueva fecha “sin más guiños a Massa y Vidal”. «